El Método del Susurro es una técnica sencilla, casi imperceptible, que busca reconectar con uno mismo a través de la palabra hablada… en voz muy baja. Lejos de la autoayuda motivacional a todo volumen, esta práctica parte de un principio minimalista: el tono con el que te hablás importa. Y mucho.
Inspirado en la neurociencia del lenguaje, el mindfulness y técnicas de regulación emocional, el Método del Susurro propone una forma nueva –o muy antigua– de relacionarte con tu cuerpo, tus emociones y tus pensamientos a través del sonido suave de tu propia voz.
Qué es el Método del Susurro
No es meditación ni es afirmación. El Método del Susurro consiste en hablarte a vos misma en voz baja, casi como si le hablaras a alguien dormido o asustado. La clave está en el tono: debe ser amable, cálido, envolvente. La idea no es convencerte de algo que no sentís, sino acompañarte con palabras suaves en momentos de ansiedad, desconexión o estrés.
La práctica busca activar el sistema nervioso parasimpático (el que calma y regula) a través del poder del lenguaje y del sonido. Estudios recientes muestran que el tono de la voz tiene un efecto directo sobre el ritmo cardíaco, la respiración y el nivel de cortisol.
Cómo se practica
Podés aplicar el Método del Susurro en diferentes momentos del día:
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Al despertar, para iniciar con suavidad: "Estoy bien. No hay apuro. Vamos de a poco."
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Antes de dormir, para desactivar el exceso mental: "Ya está todo hecho. Ahora descanso."
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En situaciones de ansiedad, como un ancla emocional: "Estoy acá. Esto va a pasar."
No hace falta hacerlo en voz alta si no podés. También se puede susurrar mentalmente, pero si usás la voz real, el efecto es más potente por la vibración física que produce.
Qué beneficios aporta
Entre los efectos más mencionados por quienes lo practican, se destacan:
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Disminución de la ansiedad y el insomnio.
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Mayor claridad mental.
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Sensación de autocuidado real, no forzado.
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Mejora en la comunicación con los demás (al bajar el tono, baja la reactividad).
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Reconexión con el cuerpo a través del sonido.
Aunque parezca una técnica simple, muchas personas la sostienen como un ritual diario para volver al eje. Incluso puede acompañar terapias más estructuradas o convertirse en una herramienta emocional portátil.
at redacción Marie Claire
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