Hay algo profundamente humano en correr junto a un perro. La forma en que tironea apenas suena la cuenta regresiva, el movimiento acompasado de las patas y los pies, esa energía que se contagia sin palabras. DogRun nació hace más de quince años de ese impulso —el deseo de compartir movimiento, aire libre y juego—, y desde entonces se convirtió en un ritual anual para cientos de personas que eligen moverse al ritmo de su compañero de cuatro patas.
Este año, la cita será el domingo 12 de octubre en Vicente López (Laprida y Vial Costero), con circuitos de 1, 3 y 5 kilómetros que se pueden hacer trotando o caminando. No hay tiempos ni podios: se trata de disfrutar juntos, de redescubrir la ciudad y su verde desde otra perspectiva. También habrá una largada especial y gratuita para personas con discapacidad, reafirmando el espíritu inclusivo del encuentro.

Una comunidad con patas y corazón
En cada edición, DogRun se vuelve una especie de parque extendido, una comunidad efímera pero intensa: personas que comparten una misma sensibilidad por los animales, la naturaleza y el movimiento. Este año, además, el evento coincide con el fin de semana largo, un motivo más para convertirlo en plan familiar o en una pausa distinta, entre saltos, ladridos y pasos.
Después de la carrera, habrá demostraciones de Disc Dog y Agility, charlas sobre adopción responsable y espacios para jugar, descansar o simplemente mirar cómo los perros son felices haciendo lo que mejor saben hacer: estar presentes.

Entre zancadas y afecto
Más allá de la actividad física, DogRun es una metáfora de lo que los perros nos enseñan todos los días: la importancia de la conexión, la alegría simple y el movimiento como forma de bienestar. En tiempos donde el estrés y la velocidad nos alejan del cuerpo, ellos nos recuerdan que salir a correr —o a caminar— puede ser un acto de amor.
Durante el evento, habrá un equipo veterinario acompañando cada tramo, una carpa de control de salud animal y espacios dedicados al descanso y la recreación. Porque cuidar también es una forma de correr.
Correr por ellos, con ellos
Hace quince años, Dolores Madero tuvo la intuición de que ese lazo —entre humanos y animales— podía transformarse en algo más grande. Así nació DogRun, un espacio donde el movimiento se vuelve lenguaje, y el amor por los perros, una forma de comunidad. “El vínculo con los animales de compañía genera bienestar y es transformador”, dice.
Y quizás por eso, cada octubre, cientos de personas eligen correr sin buscar llegar primero. Solo acompañarse, respirar el mismo aire y recordar que, a veces, la felicidad se mide en pasos compartidos.
at redacción Marie Claire
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