Durante años (¿siglos?), el género gótico, nacido en Inglaterra en el siglo XVIII, estuvo asociado a los hombres.
Por su origen (¿fue nomás Horace Walpole y su Castillo de Otranto el iniciador de esa tradición?) y por su espíritu y temática que, supuestamente, alejaba a las mujeres.
Lo cierto es que nunca fue así, y que pensar a la célebre Mary Shelley, autora de Frankestein, como una mera excepción a la regla, es algo tan alejado de la realidad como cualquiera de estos escalofriantes relatos…
Tampoco lo son las argentinas Samanta Schweblin y Mariana Enríquez, que han renovado el género con toques tan modernos como fascinantemente locales.
Este mes, una interesante colección de relatos llegó a las librerías. Se trata de Mujeres letales, una compilación de cuentos “exquisitos y olvidados” de autoras pioneras. Hay nombres muy reconocidos, como Harriet Beecher Stowe, Louisa May Alcott y Edith Wharton, y otros tantos que vale la pena incorporar, como Elizabeth Gaskell, Ada Trevanion, Lady Dilke y Mary Austin, entre otros.
Los veintiséis relatos que componen el volumen fueron escritos entre 1830 y 1906 y, como el mismo prólogo dice, son una muestra evidente de una “práctica fecunda, a la que no se le ha prestado su merecida atención”.
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