Del estudio de arte al universo cinematográfico: para Betiana Bradas, el salto fue una evolución natural. Después de años explorando la materia, la forma y la introspección a través de la pintura y la escultura, la artista rosarina decidió abrir una nueva puerta creativa y avanzar hacia el lenguaje audiovisual.
“Desde chica me fascinaba la idea de contar historias a través de imágenes y emociones. Con el tiempo, ese deseo quedó latente, hasta que sentí que era el momento de unir todo lo que soy: mi mirada visual, mi sensibilidad y mi necesidad de contar algo profundo y humano”, explica.

Su primera incursión en el cine, un cortometraje actualmente en desarrollo y que será filmado en enero de 2026 junto al actor y director Ulises Puiggros, parte de una experiencia íntima pero que trasciende lo autobiográfico. “Habla de la vida cotidiana, de los vínculos, del tiempo que dedicamos a quienes amamos. Es una historia sencilla pero cargada de sentido”, sostiene. La obra, aclara, tiene una intención más sensorial que narrativa: “Quiero que el espectador sienta más de lo que entienda. Me atraen la poética visual, el silencio y la luz como narradores”.
Bradas lleva al cine su formación visual con absoluta naturalidad. En 2020, trabajó durante un año junto a Martín Diez en dirección de arte, una experiencia que la marcó profundamente y que hoy reconoce como un punto de inflexión en su manera de mirar. “Trabajo cada plano como si fuera una obra. Me interesa que la imagen tenga fuerza poética, que la estética acompañe la emoción”, explica. En su universo, las capas, las texturas y la belleza visual son inseparables de la introspección.

La artista es multifacética: exhibió su obra en muestras individuales y colectivas en distintas partes del mundo. Hace un año se integró también a RUDA, un colectivo formado junto a Soledad González del Cerro y Asunción Álvarez Calvo, con quienes creó Estas Fuerzas, presentada en el Concejo Deliberante de Rosario. “El trabajo colectivo me nutre. En el diálogo surgen nuevas sensibilidades que no aparecen cuando una trabaja sola”, afirma.
¿Qué aprendiste del trabajo colectivo y cómo influye la sinergia entre creativas en tu proceso artístico?
Creo que trabajar acompañada siempre enriquece el proceso. Cada persona tiene su propia forma de transitar lo creativo y puede aportar una mirada nueva, algo que, para mí, es fundamental. RUDA es un ejemplo perfecto de esa sinergia entre creativas, un espacio donde las ideas se potencian y encuentran otra dimensión.

¿Cómo ves hoy el rol de la mujer en el arte?
“La mujer ocupa un espacio cada vez más fuerte, más consciente y más libre. Ya no se trata solo de visibilidad, sino de sostener una voz propia. Es un momento en el que la mujer no pide permiso: crea, lidera y transforma.”
“Hay que confiar en la voz interna de una misma. No hay que encajar, sino expandirse. El arte no se mide por éxito, sino por autenticidad.”
Una frase que resume no solo su camino, sino también su forma de mirar el mundo: desde lo invisible, hacia lo esencial.
at redacción Marie Claire
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