El bruxismo es una actividad anormal y sin propósito funcional de los músculos de la masticación, que se produce de forma inconsciente y suele ocurrir por la noche. La persona afectada rechina los dientes (bruxismo excéntrico) o los aprieta (bruxismo céntrico) sin darse cuenta.
Las situaciones de estrés y ansiedad son, generalmente, las causantes de este nefasto hábito. Los expertos también citan como posible raíz del problema a la existencia de contactos anómalos entre dientes de arcadas opuestas.
Las consecuencias del bruxismo van desde fracturas de dientes y desgaste de su superficie hasta dificultad para hablar y masticar. Aunque el esmalte dental es el tejido más duro del cuerpo humano, el uso habitual y normal al que sometemos a los dientes (comer, hablar, tragar) produce cierto desgaste que se ve multiplicado exponencialmente si los rechinamos.
Al ser el bruxismo un acto inconsciente, que muchas veces sale a relucir por terceras personas que escuchan el rechinar de los dientes, es un síntoma algo más difícil de tratar, pero cada día se suman nuevas alternativas para frenar las molestias derivadas del mismo.
Si el origen del problema radica en el estrés, lo ideal es establecer dos líneas de acción: La primera y más contundente consiste en usar una protector de descarga sobre una de las arcadas dentarias durante el sueño. Así evitaremos el desgaste prematuro de los dientes y sus consecuencias. La segunda línea de actuación contempla técnicas de relajación a fin de reducir las situaciones de ansiedad.
¿Qué es el bruxismo?
El bruxismo "es una enfermedad compleja que tiene su origen en una zona del cerebro que se llama sustancia nigro- estriatal y núcleos putaminales, que provoca una hiperactividad de los músculos masticadores". No es, como se pensaba antes, una enfermedad de los dientes; sino que son los dientes y la articulación témporo-mandibular (la que une la mandíbula al cráneo) las víctimas de este exceso de actividad muscular. Así lo considera la Asociación Americana de Medicina del Sueño española y lo asegura el Dr. Riba. Origen diverso y multifactorial.
El bruxismo puede ser de origen primario o secundario; cuando no tienen una causa definida se relaciona generalmente con la tensión y el estrés. En caso de poder rastrear un origen concreto y asociado a otras enfermedades, principalmente neurológicas, hablamos de bruxismos secundario. De la misma manera, el bruxismo puede ser diurno o nocturno. En el último caso la hiperactividad mandibular se produce mientras dormimos, por lo que es más complicado diagnosticar la enfermedad. Se tipifica como una enfermedad multifactorial, en el que se combinan factores generales - estrés o trastornos del sueño- con factores locales como la mala oclusión de la dentadura. Así lo explican desde la Unidad española de Cirugía Oral y Maxilofacial de Face Clinic.
Se puede padecer a partir de los 4 años de edad Parece ser que casi el 80% de la población general es bruxista en algún momento de su vida. El 25% de los niños lo son y el 20-25% de los adultos son bruxistas diurnos.
¿Cómo saber si sufrís de bruxismo?
Los criterios principales para el diagnóstico de bruxismo son el dolor facial o cervical, cefalea, apretamiento, rechinamiento y desgaste de los dientes. Además, “el dolor en la articulación temporo-mandibular o el aumento de tamaño de los músculos maseteros que provoca la aparición de la “cara cuadrada” como consecuencia de la hiperactividad muscular mantenida”, explica Riba. Estas manifestaciones clínicas se confirman con la realización de una polisomnografía (PSG), aunque para tener un diagnostico suele ser suficiente la historia clínica y la exploración.
La PSG se reserva para casos extremos o en el contexto de otras patologías como la epilepsia o la apnea del sueño.
‘Botox’, el aliado más efectivo contra el bruxismo
Las micro-inyecciones de toxina botulínica tipo A o ‘bótox’ provocan un bloqueo de los terminales de un neurotransmisor que se llama acetil-colina: “En el caso del bruxismo, aunque la “orden” sigue saliendo del cerebro, el encargado de ejecutarla, la musculatura masticatoria, está bloqueada. Esto frena la hiperactividad muscular y hace que desaparezca el dolor derivado de ella” asegura Riba.
Esta nota fue publicada originalmente en Marie Claire España.
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