En estos tiempos en los que volvimos a la virtualidad y no sabemos hasta cuándo, debemos apuntar a sobrevivir en el aprendizaje de atravesar esta situación tan compleja. Se trata de una situación que tiene muchas reflexiones posibles, y de muchos ámbitos, pero pocas acciones que podemos ejecutar. Estamos nuevamente en la virtualidad y no se puede hacer mucho en ese sentido, pero con esta nueva realidad debemos estar atentos para ver cómo acompañar a los niños que ahora están de nuevo en su casa, cómo ayudarlos no solamente en lo académico, en sus clases online, sino también cómo acompañarlos en su emocionalidad y en la socialización, y cómo hacer para que los efectos negativos de esta ausencia no escalen tanto.
Para esto, principalmente sugiero tener un registro. Es decir, una mirada muy de cerca de cada uno de los chicos. Conocerlos, saber qué necesitan, preguntarles qué les hace falta. Generar así un espacio donde puedan hablar de cómo están, qué les pasa con esta situación de que antes íbamos contentos al colegio y ahora volvimos a nuestras casas, cómo se sintieron el año pasado, cómo se sienten ahora. Escucharse entre ellos, hablar sobre lo que está sucediendo trae alivio y una idea de grupo y pertenencia. En mis años de experiencia, cuando uno invita a los chicos a conversar, ellos siempre conversan. Importante es poder acercarse con creatividad y flexibilidad.
Las maestras de nivel Inicial son las que tienen el contacto diario con sus alumnos y son las que más los conocen. Han aprendido en la virtualidad a ver el estado de ánimo de los niños a través de una pantalla y saber cuándo hacer una intervención individual y/o extendida a la familia. Algunas instituciones cuentan además con equipos de psicopedagogas, psicólogos y tutores que hacen seguimiento de cada uno de los chicos, el grupo y un trabajo en el desarrollo de actividades para abordar las problemáticas emocionales que van surgiendo. Los espacios de Arte, Música, Teatro, Educación física son esenciales porque allí, se despliegan sentimientos, actitudes y comentarios que traen la posibilidad de ser elaborados con el cuerpo y el material artístico.
Por último, lo que podemos hacer a modo elaborativo con todo lo que nos pasa es utilizar la herramienta de lo lúdico. Usar, por ejemplo, la literatura, videos, ejercicios de meditación como mindfullness, para ayudarlos a llevar un registro sensorial, corporal y escrito sobre cómo uno se está sintiendo en esta situación. Y allí está la tarea de los docentes, profesionales y directivos para intentar guiarlos y salir de esos sentimientos y sensaciones que puedan interferir negativamente en su vida cotidiana y hasta generar síntomas. Es una tarea que requiere trabajar en equipo, incluso con las familias de los niños.
Por supuesto que no es lo mismo encarar este desafío a través de la pantalla que presencialmente, pero tenemos como fortaleza que algo hemos aprendido del año anterior sobre esta nueva forma de aprender. Y una de ellas es que debemos tener tres registros: uno es a modo institucional y académico; otro a modo grupal; y el último, a modo individual. Entonces, desde la virtualidad, buscar, por ejemplo, espacios disponibles para hablar de estos temas.
Esta nueva etapa que estamos transitando nos encuentra más fuertes, con alumnos y maestros que se conocen más, que han llegado a compartir de forma presencial, y así también, entre compañeros. Si bien la incertidumbre es menor, se suma el cansancio y desgano de estar nuevamente en la situación de aislamiento. Es todo un desafío para los profesionales de la educación que estamos trabajando, porque el cara a cara es irreproducible. Es un hecho que las emociones que registramos ante la presencialidad son alegría y felicidad, a diferencia de las emociones que registramos ante la vuelta a la virtualidad, como presencia de conductas regresivas, aumento de caprichos y berrinche en el nivel de jardín de infantes; en primaria hemos visto un poco de tristeza, algunas alteraciones de la conducta y cuestiones sociales que tienen que ver con el lugar de cada uno en el grupo. En secundaria, en cambio, se presenta el desgano y la desmotivación. Por eso, mientras esperamos la vuelta a clases, debemos trabajar con lo que le pasa a cada uno, al grupo y así prepararlos para una vuelta con mayores y más altos niveles de bienestar.
Por Florencia Pérez Platas, Psicóloga (MN 25905),
at Lic. Florencia Pérez Platas
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