Mónica Santino decidió dedicarse al fútbol por la pasión que su padre y su abuelo tenían por el equipo de Vélez. Los domingos en la cancha y la hinchada de su club la inspiraban a encontrar su vocación. Sin embargo ninguna mujer se vislumbraba como su referente. Y por eso decidió transformarse en ella misma como tal y logró que muchas mujeres del Barrio 31 sigan sus pasos, o mejor dicho identifiquen en alguien sus sueños. Así nació La Nuestra un equipo de futbol feminista de la villa que, a través del deporte, busca encontrar un lugar de refugio y derecho al ocio. "Si no le pasas la pelota a una compañera no podés avanzar, cuando salís de la cancha es exactamente lo mismo, nada se resuelve individualmente, nadie se salva solo", reflexiona Santino en el Día de la Futbolista.
¿Cómo fue para vos iniciarte en el camino del fútbol? Quienes fueron tus referentes? ¿Hubo alguna mujer?
De niña iniciarme en el futbol fue algo completamente natural porque era seguir el deseo y porque nací en una familia que le gustaba mucho mucho el fútbol. En mi niñez la salida de los domingos era ir a la cancha a ver a Vélez, crecí en un ámbito de fútbol. Entonces vincularme con eso era seguir a los afectos, a mi papá, a mi abuelo, y todo eso que les gustaba tanto.
No tenía mujeres referentes, absolutamente ninguna. El espejo eran siempre varones, los que jugaban en la calle y yo quería entra a jugar con ellos. Los jugadores de futbol de esa época, esa parte de la familia y las referencias de las revistas deportivas como El gráfico. Además de la cancha llena.
¿Qué importancia tiene para vos qué se celebre el Día de la Futbolista?
Es clave en perspectiva histórica, para construir cultura de mujeres alrededor del futbol, y fundamentalmente combatir la idea de que somos una moda, porque no somos algo pasajero. Hace más de 100 años que jugamos al futbol y el mundial de 1971 es poner en relieve una hazaña deportiva protagonizada por mujeres.
Siempre los grandes hitos deportivos están narrados por varones, protagonizados por varones y que en el mismo lugar que Maradona hizo los dos goles a Inglaterra, y que significa el punto más alto de la historia del fútbol argentino, que el año 71 un grupo de mujeres sin ningún recurso haya goleado a Inglaterra es mucho.
Entonces en función de la reparación histórica para las mujeres que jugamos, para el presente y a futuro para las próximas generaciones, es vital. Recortarse sobre mujeres y tener referencias en un deporte que siempre nos fue negado identitariamente.
¿Qué tejidos sociales incorpora el fútbol femenino en los barrios?
El futbol es el corazón en los barrios, la posibilidad de tener un camino de libertad, de tener un derecho al juego, al ocio. Donde se construyen amistades, se genera pertenencia. Es lo que hace latir a los barrios, en todos los sentidos, una manifestación de la cultura maravillosa. Es entender que las transformaciones son colectivas. Lo mismo que ocurre en una cancha de futbol ocurre en la calle.
¿Cómo crees que estás relaciones se redefinirán luego de la pandemia?
Por ahora es todo incertidumbre y eso es lo que hace muy angustiante este momento. No sabemos cómo vamos a volver al barrio ni de qué manera ni cómo vamos a poder entrenar. Hoy no sabemos nada, solamente estamos atajando el penal que significa la crisis sanitaria, la perdida de algunas personas para nosotras muy valiosas. El dolor que representa eso, y cómo nos cuidamos colectivamente para no perder a nadie más.
Estamos jugando un partido prácticamente con una venda en los ojos, y sabemos que las cuestiones para cuidarnos tienen que ver con no jugar. Y eso es lo más doloroso. No vernos y no encontrarnos. Es un momento de una paradoja que es mundial, que no ocurre solo en Argentina y no sabemos cómo va a ser la vuelta. Lo que si sabemos es que estamos juntas, que el vínculo no se rompió sino que se fortaleció y que todo eso lo aprendimos en la cancha.
Entonces pretendemos volver mucho mejores de lo que fuimos. Y mejorar los entrenamientos, mejorar lo que hacemos dentro de las normas de cuidado que tengamos que tener. Porque lo que era ya no va a ser. Entonces reinventarnos es el gran desafío y como colectivo tenemos toda la energía puesta en eso.
Me parece que la pandemia puso en evidencia la brecha enorme de privilegios que existe entre los futbolistas varones y las futbolistas mujeres. No es lo mismo. Y me parece que en esa puja, con el parate de la pelota se logró una reflexión mucho mayor.
Esperamos que se redefina desde los lugares de lucha y compromiso de cada. Porque no alcanza solo con jugar a la pelota, siempre que hay que poner un poco más para que las realidades cambien.
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