"Es con gran pesar que su majestad la reina anuncia la muerte de su amado marido, su Alteza Real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo", apuntó el palacio de Buckingham en un comunicado oficial.
El 9 de abril de 2021, el marido de la reina Isabel II, Felipe de Edimburgo, fallecía en el palacio de Windsor a la edad de 99 años. "Es con gran pesar que su majestad la reina anuncia la muerte de su amado marido, su Alteza Real el príncipe Felipe, duque de Edimburgo", apuntó el palacio de Buckingham en un comunicado oficial.
El duque de Edimburgo abandonó el pasado 16 de marzo el hospital después de ser intervenido de una dolencia cardiaca preexistente, en la clínica King Edward VII de la capital británica. "Su Alteza Real murió pacíficamente esta mañana en el castillo de Windsor. Se harán nuevos anuncios a su debido momento", concluía la nota de prensa.
No cabe duda de que el consorte era muy querido en Reino Unido, ya que formaba un equipo indestructible con Isabel II y con la monarquía. El pueblo británico se concentró en las inmediaciones del palacio de Buckingham para rendir tributo al propio Felipe con las medidas sanitarias y de distanciamiento social pertinentes. Debido a la pandemia, el funeral se celebró con un número muy reducido de invitados en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, después de ocho días de luto oficial decretados por la propia Reina y por el Gobierno de Johnson.
Un evento solemne de gran relevancia que tuvo lugar cuando la nación está sanando sus heridas por la pandemia y con la ruptura del príncipe Harry con su familia y su labor institucional.
Con la cabeza inclinada y de riguroso luto, la Reina se sentó sola en su asiento oficial para dar el último adiós a su esposo en un evento protocolario y siguiendo todos los estándares reales.
Felipe de Edimburgo planeó con antelación su funeral, asegurándose de que la ceremonia recogiese sus méritos militares e intereses personales, así como la música y el Land Rover Defender que diseñó él mismo hace 16 años para llevar su ataúd.
Sin embargo, aunque la ceremonia estuvo limitada a 30 personas en la capilla, más de 700 militares estuvieron brindando su apoyo en el exterior en honor a la condecorada carrera militar del Príncipe. Los miembros de la Royal Navy, Royal Marines, el Ejército Británico y la Royal Air Force estuvieron presentes.
Para la ocasión, la duquesa de Cambridge -en la que es su primera aparición pública desde el fallecimiento de Felipe de Edimburgo- llevó un par de aros engarzados con diamantes y perlas que regalaron a la reina Isabel II con motivo de su enlace con el duque de Edimburgo, en 1947.
Además, la esposa del príncipe Guillermo tomó prestado el collar de cuatro hileras de diamantes con el que el gobierno japonés obsequió a la Reina y que ha lucido en múltiples ocasiones, incluidas una visita de Estado a Bangladesh en 1983 y la fiesta del 70 cumpleaños de Margaret Thatcher en 1995.
Su Majestad la Reina eligió unas joyas muy simbólicas para el funeral. Se decantó por el broche Richmond que heredó de su abuela, Maria de Teck, y el collar de perlas de tres vueltas que el rey Jorge VI le regaló con motivo de boda.
La duquesa de Cornualles decidió rendir tributo a su querido suegro con un broche conmemorativo del regimiento en el que el duque de Edimburgo sirvió con honor durante más de siete décadas.
Se trata de un diseño con forma de cuerno engarzado con diamantes, que Camilla recibió el año pasado coincidiendo con la transferencia que Felipe hizo de su título militar de coronel jefe de regimiento de infantería Los Rifles al príncipe de Gales.
Fuente: Marie Claire España
at Redacción Marie Claire
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