Pietá, la primera marca de ropa hecha en las cárceles de Perú

Hace más de 7 años, Thomas Jacob viajó a Lima por primera vez, y por la invitación de una amiga francesa que enseñaba el idioma en un penitenciario, descubrió cómo se vivía el día a día tras las rejas. 

“Es muy duro. Uno no se imagina la oscuridad que se atraviesa en las cárceles hasta que visita una por primera vez”, contaba el empresario en un español perfecto, pero aún con acento francés.

El nombre de Pietá, que en italiano significa “Piedad”, hace alusión a la magnífica escultura de Miguel Ángel, que representa el sentimiento profundo de la humanidad, del dolor, del arrepentimiento y el deseo por renacer. 

Y bajo este concepto, Jacob busco incentivar a los reclusos a utilizar aquellas máquinas de coser y materiales que tenían en desuso, y convertir esa habitación en una verdadera empresa.

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A diferencia de otras compañías que trabajan con presos, Pietá no es solo “Hand made by Inmates”, como una de sus remeras lo expresa, sino que además se involucra en la Identidad de la marca a hombres y mujeres en la creación de sus diseños,  campañas (los modelos son los prisioneros), o mensajes que quieren transmitir en cada prenda. 

Cuatro barras verticales atravesadas por una diagonal son el logo de la marca y simbolizan el conteo de días que hacen los presos en sus celdas. 

Cada detalle de confección, diseño y marketing está orquestada por su fundador, pero puesta en marcha por ahora unos cincuenta reclusos de Lurigancho, una de las cárceles más pobladas en Perú. 

“Desde el día que los conocí y me contaron que había máquinas de coser y un espacio disponible, inmediatamente pensé en una marca en la que ellos pudieran expresarse y desarrollar su creatividad. 

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Así fue como armé la propuesta y se la presenté al INPE (Instituto Nacional Penitenciario), quienes luego de un riguroso análisis la aprobaron ”, recuerda Thomas. 

Toda la colección de “Polos” como llaman en Perú a las remeras, pantalones, buzos, y ahora también accesorios, está hecha con materiales orgánicos y reciclados, y permite que los 40 presos de Santa Mónica (mujeres) y San Pedro (hombres) puedan recibir un salario, ya sea para ayudar a sus familias o para tener mejores condiciones en la prisión. 

En los comienzos de la marca, el crecimiento fue muy lento, las prendas se dejaban en consignación en “Concept-store”de Perú y algunos en Miami. Sin embargo, Thomas tenía la “corazonada” y sabía que con esfuerzo y perseverancia lo lograrían, pero que todo era cuestión de esperar.

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Hoy Pietá vende en los centros comerciales Plaza Norte y Jockey Plaza en Perú y con su tienda online se expande en Estados Unidos y Europa.

“Seguimos mejorando paso a paso en nuestras producciones y estamos felices. Pero mi mayor anhelo es que Pietá pueda ser un ejemplo para humanizar las cárceles alrededor del mundo y lograr menor reincidencia de los presos en delitos, y por el contrario, mayor reinserción social”, subrayaba con énfasis Thomas Jacob.

Para echar un vistazo a sus diseños pueden ingresar su sitio