La ola de calor de mediados de junio estaba en su punto álgido, con temperaturas que rondaban los 40°C en París, un recordatorio ineludible de la realidad del cambio climático, cuando se inauguró el pasado 16 de junio el evento Fashion our
Future, creado por Marie Claire y el grupo francés Kering (conglomerado dueño de marcas de lujo como Gucci, Yves Saint Laurent y Balenciaga, entre otras firmas). En el escenario de La Caserne -el mayor acelerador de la transición ecológica dedicado a la moda y situado en el norte de París- una sucesión de especialistas, activistas y celebridades de todo el mundo se reunieron para diseñar un futuro mejor para la moda.
En la apertura del acto, una conversación entre Marie-Claire Daveu, Directora de Sostenibilidad y Asuntos Institucionales de Kering, y Katell Pouliquen, Directora Editorial de Marie Claire Francia, insistió en la triste realidad del cambio climático. “Ya estamos sintiendo sus consecuencias, y tendremos que adaptarnos”, recordó Marie-Claire Daveu. Y las mujeres suelen estar en su primera línea. “Lo que hacemos en Occidente tiene consecuencias para las mujeres y las niñas de África: la falta de agua, la consiguiente ruptura de las familias y la amenaza a la educación también”, explicó Aïssa Maïga, actriz, activista y directora del documental Marcher sur l’eau (Caminar sobre el agua). También en Asia, las trabajadoras, que constituyen el 85 por ciento de la mano de obra de las fábricas textiles, sufren nuestros hábitos de consumo, sobre todo del sector de la moda rápida. Y si las mujeres son las primeras afectadas, también aportan soluciones. “Se convierten en líderes sindicales en las fábricas de confección y ayudan a cambiar las leyes”, señala Nayla Ajaltouni, del colectivo Ethique sur l’Etiquette.
Después de haber hecho un balance de la situación, es el momento de buscar soluciones. Porque, como dijo Katell Pouliquen en sus primeras palabras, “debemos cambiar nuestro estilo de vida, incluida la forma de vestir”. ¿Cómo? Parte de la solución puede pasar por las marcas activistas. Entre las que actúan para el cambio: La marca francesa de zapatillas Veja, representada por su cofundador y director general, Sébastien Kopp. “Queremos crear un producto respetuoso con los derechos humanos y con el planeta. Para ello, fuimos al terreno, a Brasil, para reunirnos con los productores de algodón y caucho”, explicó, insistiendo en la necesidad de transparencia y trazabilidad, las dos condiciones necesarias para una moda verdaderamente sostenible. Más tarde, Bénédicte Laloux, directora artística de la marca ecológica china ICICLE, y Amah Ayivi, fundadora de Marché Noir, una marca que revisa la ropa africana, intercambiaron ideas para solucionar los problemas que la moda plantea al medio ambiente. Entre ellas: tintes naturales, materiales innovadores o upcycling.
“El mayor problema de la moda es la sobreproducción, por lo que tenemos que alargar la vida de la ropa y utilizar lo que ya existe en lugar de producir cosas nuevas”.
Este último concepto fue el centro del evento, con el taller experiencial Sed Nove Studio y charlas en torno a la economía circular. Porque, como recalcó la vicepresidenta de Marketing y Marca de Vestiaire Collective, Vanessa Masliah: “El mayor problema de la moda es la sobreproducción, por lo que tenemos que alargar la vida de la ropa y utilizar lo que ya existe en lugar de producir cosas nuevas”. Y para crear artículos más duraderos, la industria también puede contar con proyectos innovadores. Kering tiene muchos, uno de los cuales fue presentado ese día por su portavoz, Yoann Régent, responsable de la iniciativa Sustainable Sourcing & Nature del South Gobi Cashmere Project, un programa de cashmere duradero implantado en Mongolia, que se centra en técnicas de pastoreo que garantizan el bienestar animal, la biodiversidad y la mejora de los salarios y las condiciones de vida de los pastores. O Gucci Off The Grid, que promueve la regeneración de materiales y textiles, reduciendo los residuos y minimizando el uso de nuevos recursos. “Nuestras acciones se articulan en torno a la circularidad, la agricultura regenerativa y la biodiversidad”, esbozó Antonella Centra, EVP General Counsel, Corporate Affairs & Sustainability de Gucci, mientras un showroom presentaba equipajes realizados en su tejido de nylon regenerado Econyl.
Los ciudadanos y ciudadanas también tienen un papel relevante, y las personas influyentes “verdes” estaban allí para ayudar. Fanny Enjolras-Galitzine, creadora de la cuenta de Instagram @the_greenimalist, y Lisa Gachet, fundadora de la marca de moda Make My Lemonade, dieron consejos de sentido común y prácticos: “Siempre que sea posible, apostá por la segunda mano, intentá coser tu propia ropa o tener la certeza de que te pondrás algo al menos treinta veces antes de comprarlo”. “La durabilidad es un largo viaje”, afirmó Simone Cipriani, fundador de la Iniciativa de Moda Ética, que acompaña a los diseñadores de África y Asia Central. Y los esfuerzos de hoy sólo darán sus frutos dentro de unos años. Por eso es tan importante empezar a actuar ahora, con el reto #BeTheChange, una campaña en Instagram lanzada por Marie Claire y Kering para inspirar a los ciudadanos a encarnar este cambio urgente y vital: la modelo Erin Wasson, la estrella china del pop Chris Lee, la musa de Balenciaga Suzi de Givenchy o Doina Ciobanu, modelo y portavoz de la fundación No More Plastic, compartieron las acciones con las que ponen de su parte, con las que se esfuerzan por ser el cambio. “Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar”, concluyó Marie-Claire Daveu.
at Redacción Marie Claire
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