El pasado año nos dejó uno de los diseñadores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, Karl Lagerfeld. Según develó su hombre de confianza, Sébastien Jondeau, el Káiser de la moda falleció a causa de una enfermedad de próstata que ninguno de sus familiares conocía, dejando entrever que la relación de Lagerfeld con sus parientes no era muy estrecha.
Aunque el diseñador nunca manifestó su cariño a sus familiares, sí que lo hizo con su gata, ‘Choupette’. Todo apuntaba a que el animal sería el único heredero de una fortuna que asciende los 200 millones de euros. Pero estas suposiciones han cambiado drásticamente gracias a unas revelaciones del diario ‘Le Parisien’, que parece haber despejado las dudas sobre quiénes son los verdaderos herederos de Karl un año después de su muerte.
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Este tabloide hizo público un artículo en el que afirma que la suma de dinero ha abierto más de una disputa entre la familia, creándose dos bandos claros: uno de ellos, encabezado por el guardaespaldas, Sébastien Jondeau; y otro, abanderado por Baptiste Giabiconi, modelo y amante del diseñador.
Partiendo de la base de que estas dos personalidades serían claras herederas la supuesta última voluntad del hijo de Otto Lagerfeld contaría con los nombres de hasta cinco personas más: Françoise Caçote, la cuidadora de ‘Choupette’; el ahijado del diseñador, Hudson Kroenig; Brad Kroenig, el padre del ahijado; Caroline Lebar, la directora de comunicación; y por último, Jake Davis, otro modelo también amigo de Karl.
Pero, ¿cómo es posible que Lagerfeld tuviera tan buena relación con su guardaespaldas? Sébastien Jondeau conoció al modisto cuando tan solo tenía 15 años y trabajaba en una empresa de mudanzas mientras estudiaba. Allá por el 1997, el guardaespaldas fue contratado por el diseñador, consiguiendo ganarse su confianza en un tiempo récord y ascendiendo a asistente personal de Karl hasta el día de su muerte.
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Por su parte, el modelo Baptiste Giabiconi consiguió estrechar un vínculo tan firme con Karl Lagerfeld, que el modisto consideró seriamente la opción de adoptarle: “Karl no tuvo hijos. Realmente no tenía una familia a su lado y seguramente también era para llenar cierto vacío, cierta falta, cierta soledad. Él solo quería que yo fuera su hijo de una forma u otra”, explicó recientemente.
Lo que está claro es que su gata, ‘Choupette’, es una de las mayores beneficiarias de la herencia del káiser. El animal contará con guardaespaldas, niñeras, veterinaria y cocinero personal, que se encargará de llevar a cabo su menú VIP compuesto por latas de paté de pollo y caviar.
at Redacción Marie Claire
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