La astrofísica que homenajea Google. (Cedoc)

Sociedad | 27-05-2020 09:55

Quién fue Adelina Gutiérrez Alonso, la científica que hoy homenajea Google

Se celebra el 95 aniversario del nacimiento de esta astrofísica pionera chilena. El Doodle la muestra, por supuesto, mirando el cielo y mucho más allá.

Fernando Gomez Dossena

Un ciello estrellado, una mujer mirando ese cielo nocturno, pero no es cualquier mujer, sino una de las científicas chilenas más importantes de la historia de la ciencia en Sudamérica y el mundo. Ella es Carmen Adelina Gutiérrez Alonso, quien se destacó tanto en la docencia como en la  investigación astronómica. Es por este motivo que Google le dedica este especial Doodle realizado por el artista Pablo Luebert. 

Carmen Adelina Gutiérrez Alonso nació el 27 de mayo de 1925 en Santiago de Chile. Desde muy joven fue una apasionada por lo que sucedía en el cielo, adoraba las estrellas y se pasaba horas contemplando el cielo por las noches. Terminada su escuela Secundaria entró en la carrera de Pedagogía en Física y Matemáticas de la Universidad de Chile. En los pasillos de la casa de altos estudios conoció a quien sería luego su marido: el científico Hugo Moreno León, con quien tuvo tres hijos.

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Sus comienzos profesionales fueron como docente hasta que empezó a trabajar en el Observatorio Astronómico Nacional. A finales de la década del 50 viajó a Estados Unidos para realizar un doctorado en Astrofísica. Regresó y fundó junto a su pareja y Claudio Anguita la Licenciatura en Astronomía en la universidad. Carmen fue la primera mujer que formó parte de la Academia Chilena de Ciencias del Instituto de Chile.

Uno de sus legados más relevantes fue, además de ser pionera en este ámbito, su investigación en fotometría fotoeléctrica de estrellas australes. Sobre ese tema escribió un libro de investigación llamado Determinaciones astronómicas realizadas con teodolito y Astrofísica general, que hoy es de lectura obligada para los investigadores del cielo. Sin dudas, Carmen fue una mujer que siempre supo que el cielo no era su límite.