Laili Lau (CEDOC)

Laili Lau Foto: CEDOC

Laili Lau Foto: CEDOC

Laili Lau Foto: CEDOC

Moda | 29-07-2020 16:35

Así es la firma slow-fashion de Nueva York que busca exaltar lo artesanal de la cultura latinoamericana 

Laili Lau es la mente detrás de la marca de moda sostenible que lleva su mismo nombre.

Andrea Arzola

Laili Lau es la firma y también la diseñadora que le puso nombre a esta marca. La mujer nacida en la ciudad de Caracas con un concepto claro de que el estilo no debe ir por encima de nuestro medio ambiente y que el diseño puede lograr un equilibrio entre la belleza y las buenas intenciones. 

La naturaleza es mi inspiración en cuanto a tonos y colores, en ella encuentro formas nuevas y fluidez en las siluetas. Es un lugar donde me refugio, me conecto y replanteo todo lo que hago” – dice la directora creativa.

Este año, sin embargo, la marca sufrió un cambio de rumbo y el lanzamiento de su línea de accesorios “Obishaka”, se convirtió en una apresurada producción de barbijos. No
solo para satisfacer la demanda de su clientela habitual, sino también en pro de colaborar y retribuir con la comunidad neoyorquina, una de las más afectadas.

Lau ha decidido echar la vista atrás para asegurar el futuro de la moda. “Tomarse el tiempo de crear, producir, diseñar con intención y amor cada prenda es fundamental, es energía que se queda plasmada de alguna forma, es crear dignidad en el oficio y exaltar lo artesanal de nuestras culturas y herencia”, señala esta diseñadora afincada en Nueva York. “Hay que volver atrás. Hoy en día tenemos esa presión de crecer y crecer, pero ¿a qué coste?. Lo verdaderamente importante es formar comunidad y conectar de forma armónica con las personas involucradas en el proceso, son algunos de los cambios necesarios y muy beneficiosos para la industria de moda”.

No cabe duda, que Laili Lau inserta en su ADN rasgos que le hacen merecer el término de firma slow-fashion y con conciencia ética. 

¿Qué experiencias te fortalecieron y te prepararon para enfrentar tu futuro como diseñadora/empresaria?

Desde un comienzo tuve la oportunidad de trabajar con diseñadores muy talentosos y marcas muy bien estructuradas. Una de las experiencias que recuerdo con más cariño fue la que tuve con el diseñador Diego Montenegro donde hice mis pasantías. Recuerdo que para la época, era un diseñador muy de vanguardia y diferente a todas las propuestas que había en ese momento, la experiencia fue extraordinaria, aprendí que el proceso creativo debe fluir y hay que disfrutarlo. Otra increíble experiencia que tuve fue la de la firma Durant & Diego bajo la dirección Creativa de María Fernanda Pulgar donde fui su asistente, trabajaba con telas muy delicadas, diseñaba para cada colección y el trato con las clientes quienes por lo general eran novias, mucho aprendizaje con un equipo unido y maravilloso. Creo que lo más importante de esa fase es que desarrollé mi gusto y sensibilidad por los encajes.

Todas mis experiencias de trabajo han contribuido a quien soy como diseñadora, pero en resumen creo que lo mejor y más importante que me he llevado de trabajar para otras marcas es que aprendí a ser constante, tener sentido de compromiso, trabajar en equipo y a sentirme identificada con los valores de cada compañía.

Creaste tu marca en el año 2012 en un contexto bastante difícil en Venezuela, ¿qué te impulsó a apostar por el país y abrir un negocio?

Desde un principio tuve claro que quería diseñar y crear mi propia compañía, plasmar mi creatividad en la indumentaria, tratando de desarrollar, explorar y descubrir mi propia estética y lenguaje a través de cada prenda. En el 2010 todavía estaba con una compañía cuando me invitaron hacer un desfile en la ciudad de Valencia “Venezuela Viste Moda” y esa colección fue un despertar como diseñadora. Fue una colección muy hermosa y personal, noté cierta evolución en cuanto a mi gusto, estilo y diseño.

Así que decidí dar el siguiente paso y crear mi propia marca, con una visión fresca, una estética consolidada, mucha paciencia y amor por el proceso de emprender. No fue fácil y creo que ahora tampoco debe serlo, pero en todas las crisis siempre hay oportunidades para crecer; hubo buena recepción hacia el proyecto, también fue una época donde muchas marcas y emprendimientos surgieron a la par, la creatividad, constancia y pasión fueron un escape, un modo de resiliencia que aún persiste, de ese momento en Venezuela, surgieron marcas maravillosas que admiro mucho y mas estando, ahora, fuera del país.

Siempre que uno sienta el impulso de emprender algo nuevo, hay que intentarlo y cada momento y proceso es diferente, la experiencia agrega nuevos valores, y así la marca puede evolucionar, tener nuevos retos, nuevas perspectivas y consolidarse con el tiempo.

Algo que ha hecho posible el crecimiento de la marca, es la cantidad de personas maravillosas que me han acompañado inclusive desde que estudiaba en el instituto. Desde fotógrafos, modelos, editores, costureras hasta familiares y amigos, me han ayudado mucho y han servido de pura inspiración para la marca.  De verdad he sido muy afortunada de haber conocido todas estas personas en mi vida.

Tienes una conexión muy fuerte con la naturaleza, ¿a qué se debe?

Desde pequeña siempre he estado muy involucrada con la naturaleza y eso se lo debo a mis padres, siempre me llevaban los fines de semana al Parque del Este (Parque Rómulo Betancourt) y al Ávila. Me fascinaban las formas, los ciclos de la naturaleza, viven, perecen y vuelven a formar parte de la vida de una u otra manera; la naturaleza me calma y me da la oportunidad de reactivar mi curiosidad, es mi inspiración en cuanto a tonos y colores, en ella encuentro formas nuevas y fluidez en las siluetas. Es un lugar donde me refugio, me conecto y me replanteo todo lo que hago.

Si tuvieses que describir la esencia de tu marca, ¿cómo lo harías?

Femineidad, fluidez, comodidad. La esencia de Laili Lau como marca va ligada al valor propio, a la confianza, a la esencia de encontrarnos con nosotros mismos, a tener responsabilidad social y con el medio ambiente, enaltecer técnicas artesanales y crear cierta sensibilidad de apreciar lo que nos rodea y desarrollar el amor y respeto por lo que hacemos.

Trabajas con materiales orgánicos en casi todas tus colecciones, pero que una marca sea 100 por ciento sostenible es extremadamente difícil, ¿puedes explicar por qué?

En mi opinión ser extremadamente sostenible es muy difícil, porque por más pequeño que seas siempre vas a dejar un impacto en el medio ambiente, sea el consumo de agua, producir residuos y dejar desechos, de telas hilos, papel, incluso la huella de carbono de la búsqueda de los materiales y el costo del envió final de la prenda al consumidor. También influye si produces en otros países, el tema de los envíos y distribución a los canales de ventas al alrededor del mundo, si es por barco, avión etc.

Creo que hay maneras de acercarse a procesos sostenibles, y definir los valores importantes dentro de una marca. Como lo puede ser el pago justo a tus empleados, trabajar con fábricas certificadas, colaborar con comunidades pequeñas y darle valor a su artesanía, enfocarse en conseguir las mejores fibras posibles, hacer pequeñas producciones. Es un proceso bien complejo que sigo estudiando que quiero seguir profundizando y tengo que seguir educándome y quizás mi acercamiento sea hacia los materiales en desuso, darles un nuevo uso y así crear prendas diferentes entre sí y pequeñas producciones.

¿Qué es lo más lindo de haber creado una marca para mujeres?

Tener la posibilidad de conectar con personas tan diferentes e inspiradoras que inclusive, a la larga se han convertido amistades muy valiosas, que generan conversaciones increíbles, estas experiencias han moldeado el espíritu de la marca. Tratar de ser la mejor versión de ti y sentirte realmente cómoda con quién eres, en abrazar tu feminidad, sensibilidad, fuerza; dejar a un lado los prejuicios y etiquetas. Estando aquí ha sido una grata sorpresa que varios clientes masculinos han adquirido los collares para uso propio y eso me encanta y me llena de orgullo que ambos valoren el esfuerzo, estilo y amor por lo que hago.

¿Cuál es tu visión hacia el futuro? ¿Qué ambiciones alberga Laili Lau?

Con respecto al futuro de mi marca me he replanteado muchas cosas en cuanto al estilo y al proceso de producción, quisiera hacer pequeñas colecciones como máximo 7 looks, involucrarme más en el slow fashion y desarrollar cada silueta al máximo en cuanto a patronaje, funcionalidad de la pieza, usar telas resistentes y tener detalles únicos artesanales que agreguen valor a la pieza y seguir profundizando y estudiando en cuanto a la sustentabilidad; me encuentro contenta de estar aprendiendo y redescubriendo, profundizando en mi estética y proceso creativo. 

¿De qué manera te ha afectado esta crisis? tanto profesional como personalmente.

Han sido altos y bajos, en un principio he estado deprimida y angustiada, muy triste y llena de incertidumbre; la ansiedad fue parte de ese cuadro de emociones. Mis trabajos fuera de la marca cesaron, pero el punto de quiebre fue escuchar historias de pérdida de gente cercana a mí y conocidos. De verdad me impacto mucho, nunca dudé de que el virus sea real ni nada parecido, pero si me di cuenta de que hay soltar, hay situaciones que no podemos controlar y que lo mejor es fluir y agradecer todos los días por un nuevo día, por nuestra salud, por el bienestar de nuestra familia, amigos, colegas. Me replanteé muchas cosas tanto en lo personal como en lo profesional y en ambas coincidí de no querer llevar el mismo ritmo de vida de antes, de no preocuparme por cosas que no tienen sentido. Busco enfocarme en ver el lado positivo de cada situación, para llevar una vida más plena, feliz y presente. Por lo menos eso trato.

¿Y de qué manera usaste este tiempo de cuarentena a tu favor a nivel profesional?

En este tiempo comencé a colaborar con una organización NYCFMI ( New York City Face Mask Initiative), donde he creado barbijos para los trabajadores de la salud de la ciudad de Nueva York. Haber cosido más de 300 barbijos me ayudó muchísimo a calmar la ansiedad y a ocupar la mente en algo positivo, conocí y conecté con gente maravillosa, surgieron nuevas amistades y pequeños proyectos increíbles, me sentí útil y esto me dio mucha fuerza y eso me impulsó a desarrollar barbijos para mi propia marca en materiales reciclados y de sobreproducción.

¿Cómo visualizas el futuro de la moda después de esta crisis? Según tu opinión, ¿qué herramientas serán necesarias para poder sobresalir dentro de la industria?

Creo que antes de la pandemia se han estado formulando muchos cambios de paradigma en cuanto a producción y consumo de la moda. Muchas marcas se han salido del calendario oficial de la moda, y han estado replanteando a la disminución de cantidades y la economía de escala se ha visto muy afectada. Estos cambios creo que deberían ser lentos y evolutivos, pretender que esto pare radicalmente y que toda la industria se convierta en una industria 100 por ciento sustentable, no es algo que veo viable, son años y años de tener estas infraestructuras tan marcadas en la sociedad como lo es el “fast fashion” y lamentablemente muchísimas personas dependen de estos empleos.

El cambio lo genera el consumidor y estas empresas tendrían que replantear sus valores y hacer transiciones que favorezcan a todos sus empleados.

Otras herramientas muy valiosas que deberíamos tener en cuenta, ya sean para pequeños diseñadores o marcas grandes; son la honestidad y la franqueza: el origen y la transparencia de los procesos de producción hacen más cuidadoso al consumidor, la gente quiere cosas que agreguen valor a su vida, en este caso con la ropa quieren que sean productos de calidad, que tengan una historia donde ellos se puedan sentir reflejados, que la ropa inspire alguna sensación y que se identifiquen con los valores de la marca, también influye el desarrollo de un estilo más atemporal, versátil y en tonos neutros para perdurar el uso de cada prenda en cualquier temporada.

Tomarse el tiempo de crear, producir, diseñar con intención y amor en cada prenda es fundamental, es energía que se queda plasmada de alguna forma, es crear dignidad en el oficio y exaltar lo artesanal de nuestras culturas y herencia, es formar comunidad y conectar de forma armónica con las personas involucradas en el proceso, crear condiciones dignas y justas son algunos de los cambios necesarios y muy beneficiosos para la industria de moda.

Créditos

Modelo: Daphne Zelle
Fotografo: Anibal mestre
Estilista: Beatriz Hollensteiner
Producción y cocepto: Manaure Peñalver
Asistente: Hever Rondón