Camila Peralta: la actriz que brilla en Suavecita, Envidiosa y se prepara para un nuevo papel en En el barro
De la timidez extrema en su adolescencia a ser una de las actrices más prometedoras de la escena local. Camila Peralta es Suavecita en una obra del off que saltó a calle Corrientes, la hermana oculta de Griselda Siciliani en Envidiosa se prepara para estar en el spin off de El Marginal.
No va en tren, no va en avión, va en una motito que se compró gracias a patear escenarios. Y uno puede imaginarse fusionada con esa moto que la lleva de un lado al otro, pequeña pero ágil a la hora maniobrar, liviana y a la vez dura si hablamos de caerse y levantarse, capaz de meterse en el tránsito y pasar a cualquier vehículo sin ser ostentosa. Camila Peralta está en todas partes, sigue siendo multinominada por la película Puan, fue la hermana oculta de Griselda Siciliani en Envidiosa y forma parte fundamental de En el barro, esperado spin off femenino de El Marginal donde comparte cartel con figuras como Valentina Zenere, Lorena Vega, China Suárez o Rita Cortese. Allí interpreta a una mechera, no se me ocurre mejor papel para semejante roba escenas.
Camila Peralta, santa pagana del teatro independiente, es también y sobre todo, la protagonista hipnótica de Suavecita, el extraordinario unipersonal que se abrió camino desde el off hasta el teatro Metropolitan. Allí encarna a una trabajadora sexual que encontrará el más humano de los superpoderes en una caricia. Dicen que cada tanto surge una actriz milagrosa y por eso Camila está en todas partes.
-Partimos de algo curioso, la obra de llama Suavecita pero es fuertecita…
-Fuertecita (risas), aunque no me doy cuenta del todo si es tan fuerte. Nos pasa que la mayoría del público no sabe muy bien qué verá porque recomiendan la obra pero no cuentan exactamente de qué va o qué hago en el escenario. El factor sorpresa que ya está desde la dramaturgia se potenció con eso de no revelar demasiado y es parte de la experiencia Suavecita.
-La obra exige poner el cuerpo en todos los sentidos. ¿Cómo se trabaja eso en un unipersonal donde no existe la contención de otros compañeros?
-Primero poniendo toda la confianza en el equipo. Después, si bien estoy sola sobre el escenario, tengo un montón de elementos sonoros, visuales, objetos con los que actúo, si ciertos movimientos que hago fueran en silencio te preguntarías “¿qué hace esta ridícula?” (risas) pero con la sala a oscuras, la silueta a contraluz y lo que escuchamos, todos nos comemos el viaje. Y hay tantos personajes que no puedo sentirme sola, incluso el muñeco que está tirado en la camilla sirve mucho para hablarle a alguien, siento que estuvo bien tener al fiambre ahí (risas).
-¿Cómo es desdoblarse en tantos personajes?
-Como actriz es lo que más me gusta desde que arranqué, esa es la diversión, ahora que estuve trabajando con Juana Molina en la serie En el barro no parábamos de boludear con eso. El recuerdo que tengo de las actuaciones que me conmovían y que vi mucho en Youtube son las de Juana, Cha Cha Cha, Todo x 2 pesos, sketches donde los mismos actores hacían mil personajes, yo siento que eso me formó más que las clases de teatro. Para Suavecita buscamos referencias muy reconocibles de la cultura popular, desde gente del Bailando hasta la Coca Sarli, después las volvimos particulares al pasarlas por mi cuerpo. Están presentes la Coca, Norma Pons... hasta Mariana Nannis. ¡Y Tita Merello! Soy re fan de ella , me vi todo lo que hay, las entrevistas, sus películas. Lo mismo con Nini Marshall, me hubiese encantado vivir en esa época donde se actuaba de otra manera, con una expresividad diferente, que se note la actuación y aporte verdad aunque sepamos que es un juego.
-En Suavecita está muy presente el poder de la fantasía. ¿En la vida necesitamos lo mismo?
-Si, la fantasía es todo. La existencia es pura fantasía en un punto, estamos todo el tiempo en contacto con lo que inventamos para poder existir, pasa cuando te enamorás de alguien, cuando tenés una amiga nueva o cuando planeás lo que te gustaría hacer. Para mí poner en primer plano la fantasía, evidenciarla en la actuación, es lo que me sostiene y me construye.
-Esta obra revaloriza también el poder del sexo y del placer como motor . ¿Te costó encontrar desde qué lugar encararlo?
-Hace mucho tiempo que pienso que el sexo y la actuación son exactamente lo mismo, así lo vivo, porque es dar y recibir algo simultaneamente. Cuanto yo más me entregue, más vas a sentir lo que estoy dando. En lo personal aunque no parezca, soy una persona muy tímida y durante mi adolescencia era muy hermética, directamente me daba vergüenza salir a la calle, sentía que era un bicho, literal. Imaginate que el contacto con mi cuerpo y con la sexualidad no me fue fácil nunca. En la obra anterior que hicimos con Martín Bontempo mi personaje se llamaba La Cosa, era una criatura horrenda, peluda y con los dientes separados (risas), por eso me dijo que tocar la tecla de la sexualidad en Suavecita le parecía un buen desafío.
-El teatro tiene sus propios rituales, ahora estás trabajando mucho para plataformas. ¿Te adaptaste a ese mundo que es tan distinto?
-Este año estoy siendo feliz porque En el barro es un proyecto muy particular, vamos a estar 6 meses filmando, es un montón. Viste que a los que venimos del teatro nos gusta armar familia, ir juntos de un lado y para otro, así que estoy contenta porque esto se le parece bastante, es una de las mejores experiencias que viví, tengo compañeras espectaculares. Es una serie donde hay mucho ida y vuelta con los directores y los productores, quieren que les propongamos cosas. El guión está abierto a tus aportes y eso como actriz te ceba porque vas a tu casa, estudiás el texto, pero además pensás qué podés sumar.
-Con el veto al financiamiento universitario es imposible no pensar en Puan, una película tristemente profética y muy amada de la que sos parte. ¿Nos despedimos hablando del cine argentino y la educación pública?
-No me extraña que Puan sea tan querida en todos lados, porque cuando leí el guión sabía que en manos de María Alché y Benjamín Naishtat iba a ser una bomba, solos ellos podían poner a convivir la profundidad, el sentimiento y la ridiculez de esa manera. Después ese futuro que parecía distópico se hizo realidad y nos encontramos en la marcha universitaria llevando la bandera de la educación pública. Es muy fuerte porque con muy poco tiempo de diferencia terminamos viviendo aquello que habíamos actuado. Por cosas así entiendo el miedo que le tienen a la cultura y al pensamiento, temen esa capacidad para poder leer a la sociedad. Obviamente van a atacar eso, no quieren que avisen, que despierten, que luchen.
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