Colonia del Sacramento: la ciudad uruguaya que siempre sorprende

Son las 8 y media de la mañana y el reflejo de las grúas y los barcos pesqueros sobre el Río de la Plata se asemejan a un cuadro de Quinquela Martín. Esta es la primera postal que regala el viaje a Colonia. El trayecto dura poco más de una hora, pero alcanza para desconectar el ritmo citadino y entrar en el que impera en este destino: uno manso, donde el tiempo parece rendir más.

Apenas llegar, esta ciudad de poco más de 32.000 habitantes despliega su encanto. Calles adoquinadas bordeadas de faroles antiguos y construcciones bajas que invitan a caminar. Pero no todo es pasado en esta ciudad que fue testigo de conquistas y contrabandos (y que es Patrimonio de la Humanidad): hoy, además de su valioso casco histórico, ofrece una escena gastronómica vibrante, espacios culturales renovados y proyectos inmobiliarios que marcan un nuevo pulso. Colonia sorprende, no solo por lo que fue, sino por lo que está empezando a ser.

El lado B

Tal vez lo más inesperado (y ambicioso) que ofrece esté en las afueras: a solo 800 metros del puerto se está gestando +Colonia, un proyecto de ciudad inteligente que promete transformar por completo la dinámica local. La propuesta combina innovación, sustentabilidad y diseño urbano, con residencias, espacios públicos, hotelería, centro de convenciones, comercios y hasta un hub tecnológico. Todo, inmerso en la naturaleza y pensado para ser vivido especialmente a pie o en bicicleta.

Pero mientras este sueño avanza, con sus primeros edificios ya en construcción, hay otras propuestas para tener en cuenta. Por ejemplo, no muchos saben de la rica vida vitivinícola colonial. Entre caminos de tierra y paisajes rurales (una imagen que tampoco se ve tanto), se alza Los Cerros de San Juan, la bodega más antigua del país, fundada en 1854. Con una arquitectura centenaria de piedra, viñedos que se extienden entre suaves lomadas y una cava subterránea donde aún reposan botellas del siglo pasado, el lugar combina historia y vanguardia. Además de visitas guiadas y degustaciones, se destaca el restaurante de cocina de producto, Almacén de Piedra.

Otra experiencia para hacer en la Colonia más rural es visitar Granja La Cumbre, ubicada en Nueva Helvecia. Allí, cinco generaciones de tradición quesera conviven con prácticas sustentables y una fuerte apuesta al agroturismo. Elaboran quesos como Colonia, Raclette y Chester siguiendo recetas familiares, reutilizan el agua, generan biogás y ofrecen visitas guiadas que incluyen brunch y degustaciones.

La noche colonial

De regreso en el casco urbano, Casa Viera se impone como una excelente opción para terminar el día. A pocas cuadras del Barrio Histórico, este restaurante y bar combina platos como los ñoquis fritos, el risotto o el provolone fundido con una carta de vinos regionales y coctelería de autor. Entre las bebidas destacadas está Sur Gin 34, un gin local premiado que aporta identidad a la propuesta. Y si de íconos se trata, imposible no mencionar la Plaza de Toros del Real de San Carlos, inaugurada en 1910 y completamente restaurada en 2021, la única del mundo en la que nunca murieron animales.

Su estructura metálica, importada de Europa, y su estilo neomudéjar la convierten en una joya arquitectónica con nuevo aire. Hoy es un espacio cultural multifuncional con capacidad para 4500 personas, que alberga desde recitales hasta ferias y eventos corporativos. Un pasado con historia, un presente vibrante y un futuro que promete: así se vive hoy Colonia, al otro lado del río.