Lifestyle (Nestor Grassi)

Lifestyle Foto: Nestor Grassi

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Lifestyle | 28-11-2024 08:02

Puro sabor y detalles únicos: así es la casa de la chef saludable Titi Siegrist

Después de trabajar en la Embajada de la India, en hoteles de lujo y en una bodega, Titi Siegrist se animó a emprender y creó un catering saludable. Cada una de sus etapas se refleja en este departamento.

Apenas entrar, impacta la vista. Justo frente a la Biblioteca Nacional, el paisaje es imponente. Pero no es lo único que capta la atención: sobre la mesa ratona, un pequeño banquete da la bienvenida. Son platos plenos de sabor y nutrientes, el sello de Titi Siegrist y su catering de “alimentos nobles”, el último paso de una carrera que la llevó por los más diversos ámbitos, desde el turismo y el lujo hasta el mundo del vino. Y en este departamento lleno de tesoros traídos de viajes, libros, cuadros y objetos regalados por amigos, cada una de esas etapas tiene su lugar y reflejo.

En el comedor, mesa y sillas de Marini Estudio, y espejo realizado por Alegrías Muebles.

Un proceso en colaboración


“Llegué a esta casa después de separarme, así que me mudé con lo puesto. Mi mamá me dio un sillón y con mis amigas empezamos un juego que llamé kintsugi, que es una técnica japonesa que repara las piezas rotas con barniz de resina mezclado con oro en polvo, el arte de la resiliencia y de no tapar las heridas, de poner en valor cómo nos reconstruimos”, relata.

Con este espíritu compuso la vajilla, con platos de distintos juegos que fueron llegando de diferentes manos, y que hoy son una de las insignias de sus eventos.
Cuadros realizados por su amiga, la consultora de estilo Corine Fonrouge (“los pintó con curry”, apunta), algunos muebles de la marca de su novio, Marini Estudio, un espejo realizado por una compañera de la facultad: una curaduría de amor y contención fue formando este, el nido que comparte hace tres años con su hija Francisca.

Contrariamente a lo que podría pensarse, su rincón preferido no es la cocina, sino un espacio junto a una biblioteca. Allí despliega su mat de yoga y empieza el día con algunas posturas. También medita, prende inciensos y baja a tierra todo el esfuerzo físico que implica cocinar.

La casa es una combinación de recuerdos de viajes, libros y muebles objetos regalados por amigos. Una curaduría de afecto.


De la India a Tulum


Este costado espiritual es uno de los grandes legados que le dejaron sus años de trabajo con la Embajada de la India. Aquel fue su primer empleo luego de recibirse de licenciada en Comunicación. “Un día una amiga me llamó y me dijo que había visto un aviso en el diario que era exactamente para mí. Buscaban un oficial de relaciones públicas para la Embajada de la India para Argentina, Uruguay y Paraguay”, cuenta. Su rol consistía en asesorar a quienes viajaban a India, y aunque las primeras semanas le parecieron muy difíciles, cuando logró congeniar con el embajador, todo cambió. “Lo adopté como mentor y fueron cinco años increíbles. Viajé muchísimo, tanto que me contrataban agencias para que lleve a grupos, y recorríamos India, Nepal y Dubai”.

La vajilla de distintos juegos, heredada de amigos, es uno de los sellos de su catering.


El trabajo de sus sueños llegó a su fin cuando terminó el mandato del embajador. Le siguieron años en algunas de las industrias corporativas más exigentes y lujosas: fue gerente de Marketing y Comunicaciones del Palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires, jefa de prensa y comunicaciones de Chandon y directora de experiencias de Nómade, un hotel de Tulum, México. De a poco iba acercándose tanto al servicio como al mundo gastronómico.


Hasta que un amigo le pidió que cocinara para su cumpleaños. No era un pedido descolocado, Titi era conocida en su grupo por ser la más gourmet y hacendosa en la cocina. De hecho, había hecho la carrera completa en el IAG mientras trabajaba en la embajada, pero lo consideraba un hobby. Solo que cuando ese evento llevó a otro y luego a otro, y de pronto se encontró haciendo tres por semana, entendió que tenía algo entre manos. Y tras casi 20 años en relación de dependencia, se lanzó a emprender.

El rincón preferido de Titi es al lado de esta biblioteca llena de objetos preciados. Aquí suele hacer yoga.


El espíritu de su catering es una cocina sana, fresca y conectada con los alimentos más nobles. A partir de una necesidad propia, cocina sin gluten, lácteos ni azúcares, y logra sabores que sorprenden. Su intención es que la gente viva mejor a través del alimento. Como lo hizo con su sobrina con autismo, o como ayuda a su hija a llevar mejor su dislexia. Por eso, además de eventos realiza cajas con platos ya listos para comer en casa, da clases de cocina y hace producción para programas de TV.


“Siempre estoy pensando en dar el salto y abrir el propio espacio. Pero, al mismo tiempo, me gusta mucho ir a las casas y revolver la cocina, sacar esa vajilla que nunca usan o esos condimentos que trajeron de un viaje y no saben combinar. Hay algo de esa curaduría y diseño individual que no quiero perder”. Mirando su recorrido, sin embargo, entiende que cada pieza y cada paso cayeron donde debían. Será cuestión de confiar en lo que sigue.