Dejó atrás el fast fashion para dedicarse a la ambientación y fundar su propia marca de deco con toques artísticos

Después de jornadas de trabajo largas y extenuantes, de viajes de meses al otro lado del mundo y de proyectar hasta agotarse, lo que más disfrutaba Cecilia García Galofre era llegar a casa y darse un buen baño de inmersión. Sumergida en el agua caliente, con velas encendidas y rodeada por delicadas fragancias, iba dejando atrás el día y dando pie a uno de sus rituales preferidos.

Por eso, cuando comenzó a diseñar su propia casa, supo que los baños serían su espacio de expansión creativa. Pero al no encontrar bañeras con la impronta estética que buscaba, se lanzó a crear las propias. En el proceso no solamente logró ambientes únicos, relajantes y con mucha personalidad, sino que además dio vida a su propio emprendimiento y su próximo paso laboral: Konqrit, un proyecto que genera bañeras y bachas de concreto reforzadas con fibra de vidrio en colores mucho más allá del blanco, y que incluso se intervienen con el talento de artistas.

Los toques justos

La casa en la que habita con su marido y que fue el puntapié inicial de este proyecto lleva apenas 10 meses de inaugurada. Por eso, y porque Cecilia decidió hacer cada uno de los muebles por su cuenta y eso conlleva tiempo de artesanía, aún hay rincones por terminar. Pero sin duda es un hogar vivido. Se aprecia en el living, comedor y cocina abiertos, donde la isla de mármol de piedra natural compite por miradas con la salamandra suspendida desde el techo, ambos espacios donde suelen pasar bastante tiempo. “Me gusta mucho cocinar y compartir, por eso elegí este diseño del ambiente, para que el flujo de invitados sea ameno. También me gusta el fuego, por eso tenemos salamandra con leña y hornallas de gas”, describe la dueña de casa. Además, suele desplegar su caos creativo sobre la mesa del comedor, con vista directa a la laguna, y de donde puede moverse al sillón en L, territorio que comparte con sus perros.

“No me identifico con lo sintético. Me gustan los materiales naturales y nobles, no hechos por el hombre. Creo que tienen una identidad única”.

En la segunda planta, los baños son protagonistas absolutos. El de huéspedes reluce con una bañera en rosa viejo que contrasta con una pared de azulejos en verde agua y grifería negra, mientras el principal presenta una bañera en blanco y negro sobre una pared de un verde intenso. En ambos casos, la escena se completa con accesorios de pedestales, bandejas y banquitos en madera, también de la línea de Konqrit y creados por el ebanista Gustavo Deffelipo.

De líneas simples y pocos elementos, lo que prima en toda la casa es un minimalismo sobrio y sofisticado a la vez. Una paleta acotada con acentos estratégicos de color, donde los materiales nobles (piedra y madera, sobre todo) enaltecen el espacio. “Creo que estos materiales hacen a una singularidad del lugar y permiten conectar con lo natural, generando ambientes de paz”, destaca Cecilia.

De China a Milán

Como para muchos, 2020 fue el año bisagra en la vida de Cecilia. Fue entonces cuando decidió bajarse de la montaña rusa que habían sido sus días hasta el momento. Empleada por varios años como consultora en una importadora, solía viajar a Estados Unidos y Europa en busca de inspiración para crear colecciones textiles que luego se vendían a diversas marcas. Al tiempo fue empleada por uno de sus proveedores y se dedicó a hacer largos viajes a China. “En la moda siempre hay que correr atrás de algo efímero. El haber trabajado 10 años así hizo que como profesional del diseño elija un cambio de vida”, relata. Recuperó entonces su orientación de textiles para el hogar con el que se había especializado al estudiar Diseño, y lo combinó con un MBA en el IAE Business School.

“Tras exponer en el Salone del Mobile empecé a mostrarme más como diseñadora: no solo ofrezco bañeras y bachas, sino que armo espacios de baño junto a arquitectos e interioristas”

De ese foco nació su casa, en la que no recurrió a ningún arquitecto y fue completamente obra propia (“cada rincón lo pensé, medité y proyecté; me equivoqué en varias cosas, pero también aprendí”). Y también Konqrit, un emprendimiento que nació por interés propio y, tras un enorme tiempo de desarrollo y una gran inversión personal, dejó en evidencia que estaba frente a un potencial negocio. “Tuve que hacer matricería especial con un carpintero naval, lidiar con cuestiones de resistencia con ingenieros, buscar materia prima difícil de encontrar en ese momento. Cuando tuve las bañeras que quería y necesitaba para mi casa, básicamente había montado una fábrica”, relata.

El paso natural fue empezar a venderlas, y el más ambicioso fue el que coronó el emprendimiento en abril de este año: presentarse al Salone del Mobile de Milán, donde quedó seleccionada y una galería eligió un modelo para exhibirlo en su local. Es que Cecilia también convoca artistas para intervenir las bañeras, logrando piezas que son obras de arte en sí mismas. Y como si fuera poco, acaba de quedar seleccionada para Maison & Object, la feria de diseño parisina, donde expondrá en septiembre.

“El cliente es sensible. Se trata de incluir una pieza artística proyectada, con la que uno tiene contacto directo en un momento tan íntimo como el baño. Se genera un ritual especial con el arte”, sintetiza la diseñadora. En plan de incorporar nuevos artistas, busca generar en su clientela lo mismo que en su casa: crear un estado de bienestar que sirva de refugio del mundo.