Bajo las garras de una parisina. (Marie Claire)

Columna | Ayer 07:02

Bajo las garras de una parisina: Los reyes del vacío

Otra entrega de la columna de esta artista francesa, Alex Pandev.

Alex Pandev

En nuestro mundo moderno hay una nueva casta donde las apariencias dominan e imponen sus leyes, donde abundan la información, los tutoriales, los consejos, los gurús, los guías, los mentores, los predicadores y las musas. 

Estos son los nuevos reyes del mundo, los reyes del vacío, los influenciadores.

Estos reyes del vacío, que monetizan su insípida vida cotidiana con filtros y puestas en escena, nos venden la ilusión de una vida perfecta, hueca, superficial y sin tiempo. En los transportes públicos, en las tiendas, en la calle, al volante de un coche, en los restaurantes o en el teatro, casi todo el mundo está en la misma postura: el cuello doblado, los ojos fijos, las retinas pegadas a la pequeña pantalla del móvil, incapaces de encontrar una mirada que esté por encima de la línea virtual que separa a los vivos de los muertos vivientes, todos engullidos por estos perfiles que influyen en nuestras vidas y nuestros gustos.  

Detrás de la sonrisa deslumbrante y la pose estudiada se esconde otra realidad que es cualquier cosa menos virtual:

 La mayoría de sus consejos sobre belleza, moda, bienestar y espiritualidad no son más que un escaparate para marcas desesperadas que buscan atención y clientes a cambio de grandes cheques. Todo son tonterías.

«Mastica despacio el papel higiénico y tu energía se multiplicará por diez».

«Ladra y traga lentejas crudas al levantarte y perderás peso». 

Los obesos son felices con su gordura, los feos son menos feos, los estúpidos son más inteligentes, los acomplejados son líderes, los flacos son culturistas y los guapos son aún más guapos... un mundo maravilloso donde la gente patética se reúne y se felicita mientras se pasea un hit de verano, cuando no hay nada más que vender que su cuerpo o su supuesta alegría de vivir…

 Y son seguidos por millones. 

En resumen

Estos reyes de la vacuidad, lejos de ser modelos a seguir, son en realidad actores de una película interminable donde la única sustancia del guión es lo que queremos darles y donde su deseo de subyugarnos es casi pornográfico.

Encarnan una sociedad obsesionada por la apariencia, donde la autenticidad se sacrifica en el altar del beneficio y el narcisismo, donde reina la vaselina, sólo para hacérnoslo más fácil y suave.

Tal vez sea hora de preguntarnos si no deberíamos retomar el control de nuestras vidas y dejar de prestar atención a estas bellotas del consumismo.

Su poder sólo reside en la importancia que les damos y ya es hora de que corramos el telón de esta farsa y busquemos nuevos modelos que encarnen valores reales, verdaderos e inspiradores...

Por supuesto, consciente de estas piadosas esperanzas, parezco un empollón, un retrógrado, un fascista (una gran palabra de moda para los que carecen de vocabulario)... en fin, toda la basura que se le puede endilgar a alguien que intenta vivir fuera de lo establecido y refleja una cierta idea de libertad de tono e independencia de ideas...

Pero después de todo... ¿y si ese fuera el secreto de un futuro mejor? ¡Una nota rápida de alguien que se somete a muy poco!

 

¡Hasta pronto!

@locuradealex