Soundview NY (Marie Claire)
Escapadas de playa fuera de temporada en Nueva York: la nueva búsqueda de calma y bienestar
En Long Island, los neoyorquinos encontraron en el mar frío y en hoteles boutique como el Sound View Greenport una forma de redefinir el lujo: dormir con las ventanas abiertas, escuchar las olas, comer de la huerta local y entregarse al ritmo lento de la naturaleza. Una tendencia que también inspira en Argentina.
El lujo ya no es acumular, sino desacelerar. En Nueva York, donde la vida corre a un ritmo frenético, cada vez más personas buscan escapadas cortas para resetear cuerpo y mente. La sorpresa es que no lo hacen en pleno verano, cuando las playas se llenan de turistas, sino en plena temporada baja.
En Greenport, al norte de Los Hamptons, el hotel Sound View se convirtió en símbolo de este nuevo ritual de bienestar. Desde las habitaciones —todas con vistas directas al océano— se duerme con las ventanas abiertas para dejar que el sonido de las olas arrulle el sueño. Afuera, el mar helado se convierte en una suerte de terapia natural: un baño de agua fría que revitaliza y oxigena, la versión más auténtica de lo que hoy está en tendencia en los spas del mundo.
La escapada no termina en la contemplación. Durante el día, se puede caminar por la playa vacía como si fuera propia, practicar yoga al aire libre, escribir en un cuaderno frente al mar, leer o simplemente sentarse a mirar cómo cambia la luz sobre el agua en el atardecer. Al caer la tarde, el hotel se transforma en un centro cultural: un piano de cola que invita a sentir la vibración de la música en el cuerpo, a través de un programa artístico que convoca a músicos y artistas locales. El bienestar aquí también es creativo: la música, el arte y las conversaciones con desconocidos alimentan tanto el espíritu como el descanso.
La gastronomía suma otra capa a la experiencia. Su restaurante trabaja bajo el concepto farm-to-table, con productos frescos de granjas cercanas y pescados locales. Comer se convierte en un acto de conexión: cada plato es simple, nutritivo y sofisticado, pensado para reconfortar sin excesos. Es el tipo de comida que hace que el cuerpo agradezca y la mente se aquiete.
Todo está diseñado para que el viajero logre un descanso profundo desde la suavidad de las sábanas, la luz natural que entra a raudales por las ventanas y la sensación de estar, aunque a minutos de Nueva York, en un mundo completamente distinto.
Este fenómeno, aunque tenga sabor neoyorquino, resuena también en Argentina. Quienes viven en Buenos Aires saben lo que significa escapar de la ciudad en busca de silencio. Y aunque la costa atlántica, la Patagonia o incluso un campo en Entre Ríos puedan ser escenarios diferentes, la lógica es la misma: viajar fuera de temporada para encontrar calma en lo simple.
Dormir con el sonido del mar, caminar en playas vacías, sumergirse en agua fría, cenar productos locales y dejar que la música o el arte acompañen la noche. El lujo hoy es parar, escuchar y dejar que el entorno nos devuelva a lo esencial.