Monday 17 de March de 2025

SOCIEDAD | 08-03-2025 08:02

Día Internacional de la Mujer: ¿por qué el ajuste tiene sesgo de género?

Las políticas de Javier Milei no solo recortaron programas sociales, algunos vinculados específicamente a mujeres y disidencias, sino que también instalaron una retórica que minimiza la desigualdad de género. Esto profundiza las inequidades y deja sin protección a los sectores más vulnerables.

Ajuste, violencia discursiva y feminismo en la mira. Así transcurre el primer año de gestión del gobierno actual, con Javier Milei en la presidencia. El “outsider“ mediático que ganó tres instancias electorales y nos trajo hasta aquí merece un análisis pormenorizado bajo lupa experta.


En campaña, el posicionamiento de Milei sobre el feminismo y las políticas de género fue tajante. “Atrajo al electorado diciendo ‘Ministerio de las Mujeres afuera’, afirmando que no existían las brechas de género”, dice Mercedes D’alessandro (fundadora de Economía Femini(s)ta, una plataforma clave en la difusión de datos con perspectiva de género). Y cumplió. “Con la eliminación del Ministerio de las Mujeres recortó los principales programas que se realizaban desde ahí, la asistencia telefónica de la línea 144 para víctimas de violencia de género y el programa AcompañAR, que es uno de los principales programas, no solo de Argentina, sino también de Latinoamérica de respuesta a la violencia de género“.

Además, desmanteló el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ENIA), una política pública que reducía los embarazos adolescentes. La decisión es considerada un retroceso por especialistas internacionales que señalan que en Argentina cada año más de 40 mil niñas y adolescentes 10 y 19 años se convierten en madres, la mayoría producto de abuso sexual (Amnistía Internacional, 2024).

Un ajuste con sesgo de género
“La desigualdad de género no es un invento, ni una ideología, o una manifestación auto victimizante: es simplemente una constatación empírica”, sostiene Sol Prieto, socióloga
y politóloga.

Lejos de detenerse allí, el presidente continuó con su embestida discursiva en foros internacionales. “Su primer discurso ya como presidente de la Argentina, fue el anterior en Davos, dijo que el feminismo solo había construido una burocracia de género que obstaculizaba el desarrollo de los países... y que el movimiento feminista y el movimiento ambientalista comparten una agenda de control poblacional, que es una agenda sangrienta, la agenda sangrienta del aborto legal, lo dijo así textual también”, rememora D´alessandro.

En su siguiente intervención en Davos, redobló la apuesta: “Repitió casi las mismas cosas, le sumó lo que hizo que se genere el escándalo y que dé lugar a una gran movilización, que es la frase de que los homosexuales o que la ideología de género llevada al extremo son pedófilos”. Esto sin mencionar el impacto de su discurso en la política educativa nacional, donde el oficialismo impulsó una revisión de la Educación Sexual Integral (ESI), eliminando contenidos y cuestionando el enfoque en diversidad y género. Aunque la obligatoriedad de la ESI según la ley no ha sido formalmente derogada, la eliminación de contenidos y la revisión de materiales generan incertidumbre sobre su implementación efectiva en las escuelas.


Así, el ajuste económico golpeó de lleno a las mujeres: “que son mayoría en el sector de salud, en la educación, entonces en esos espacios ellas van a sentir el impacto también por el recorte de las transferencias a las provincias”. En sintonía con la economista, la politóloga Florencia Freijo subraya que el ajuste no solamente recortó programas nacionales, sino que impactó en las provincias y en la Ciudad de Buenos Aires. “Una de las consecuencias fue que el Gobierno de la Ciudad disuelva la Secretaría de la Mujer que funcionaba tan bien en Buenos Aires y era un modelo“.

Un ajuste con sesgo de género
Ellas, elles y ellxs en la lupa.

Además, con la eliminación de la moratoria previsional, la situación se agrava aún más: “Solo una de cada 10 mujeres cerca de los 60 años junta más de 20 y pico de años de aporte, es decir, está cerca realmente de poder jubilarse”. De esta forma, los efectos no se limitan a la cuestión económica. La violencia discursiva tiene consecuencias tangibles. “Los discursos violentos generan actos violentos.

Hay datos que muestran que en la primera presidencia de Trump, el FBI detectó que aumentaron los crímenes de odio y la violencia callejera contra personas travestis, trans, gays, negros, inmigrantes, o sea, xenofobia, racismo, sexismo... Fue el segundo aumento más grande de crímenes de odio en 25 años. Y lo mismo pasó con Jair Bolsonaro. Creció más de 70% en número de personas transgénero asesinadas y se estimaron 22 incidentes al día, casi uno cada hora, vinculados a ataques de adolescentes LGBTQ o discriminación racial”. En Argentina, los casos de violencia se multiplican: “Le prenden fuego a tres lesbianas en un hotel de Barracas, o a la casa de una pareja de lesbianas con su hija, atacan en la calle, etc”.

Un ajuste con sesgo de género
Los discursos violentos generan actos violentos. Hay datos que muestran que en la primera presidencia de Trump, el FBI detectó que aumentaron los crímenes de odio y la violencia callejera... Fue el segundo aumento más grande de crímenes de odio en 25 años.


“La desigualdad de género no es un invento, ni una ideología, o una manifestación auto victimizante: es simplemente una constatación empírica”, sostiene a su vez Sol Prieto, socióloga y politóloga argentina que también fue de la partida en la incorporación de la perspectiva de género en las políticas económicas del país en el período anterior al gobierno actual, y formó parte del Ministerio de Economía de Argentina, en la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género.

 

En su artículo publicado en Le Monde diplomatique Cono Sur, argumenta que la desigualdad de género está lejos de ser una construcción ideológica, sino que es un hecho respaldado por evidencia. Basándose en estudios económicos y sociales, advierte que el ajuste del gobierno de Javier Milei provocó el aumento en la brecha de ingresos entre varones y mujeres (del 25,4% al 27,4% en un solo trimestre), con un impacto mayor en sectores feminizados como la docencia y la salud, donde el Estado es el principal empleador. Prieto describe tres sesgos estructurales en la economía que refuerzan estas desigualdades: el sesgo recesivo, que hace que las mujeres pierdan sus empleos más rápido y sin redes de seguridad social; el sesgo de proveedor masculino, que excluye a muchas mujeres de beneficios laborales al basarse en un modelo de familia tradicional con un único sostén; y el sesgo de mercantilización, que minimiza el rol del Estado en salud, educación y cuidado, sobrecargando a las mujeres con trabajo no remunerado, que en Argentina representa el 16,8% del PBI.


De esta modo, señala con especial preocupación aquello que socava las bases de una sociedad más igualitaria y justa: la suspensión del Plan Nacional de Primera Infancia, el cierre del programa Registradas para trabajadoras domésticas y la cancelación del Programa de Prevención del Embarazo Adolescente, que había logrado reducir los embarazos en menores de 18 años en un 50%, entre otras medidas perjudiciales para las mujeres y sus hijos a cargo, los sectores más desprotegidos.

 

Ellas, elles y ellxs en la lupa


“Milei menciona la agenda feminista o el LGTIQ como una especie de gran enemigo inventado, buscando armar una narrativa que tiene que ver con su supuesto accionar y una filosofía económica que le adjudican”, plantea Freijo, advirtiendo que el gobierno utiliza esta estrategia para concentrar apoyos. “En realidad lo que hicieron fue unificar a toda esa gente que no se sentía convocada por estas causas... haciéndole sentir que tienen algo en común, que es este enemigo englobando mucho más, bajo la lógica de porqué tenemos que pagar con nuestros impuestos tu universidad, tu silla de ruedas, todas esas frases que van haciendo mella”. También divulgadora, escritora y asesora en políticas de género escribió libros populares como “Solas, aún acompañadas“, “(Mal) Educadas“ y “Decididas“. En este sentido, la abogada feminista y fundadora de Abofem (Asociación de Abogadas Feministas) Melisa García va un paso más allá: “No solo es perjudicial, el daño va por el camino de ampliar le herida, porque actúa destapando a quienes por cuestiones de privilegio pueden llegar a ver como una amenaza la adquisición de derechos de grupos minoritarios o mujeres, es decir, apelan a lo peor de la gente.

En este primer año de este gobierno libertario, uno de los ejes más grandes ha sido la eliminación de todas las políticas de género que se fueron creando a lo largo de estos años. El impacto es difícil de medir pero para dimensionar y ser concientes de qué hablamos, basta pensar en el caso del desmantelamiento y desfinanciación del plan PatrocinAR, creado en 2022 para brindar patrocinio jurídico gratuito y acompañamiento interdisciplinario a niñas, niños y adolescentes víctimas de abuso sexual. Con las medidas tomadas en 2024, muchas víctimas quedarán sin asistencia legal y psicológica“.

Para D’Alessandro, estas decisiones no son solo un tema de ideología, sino “una estrategia de ajuste que tiene impactos económicos directos en la vida de las mujeres y minorías“. Y por ello se utiliza el trasfondo, doblegando a sectores que ya estaban desprotegidos. Para las voces consultadas, el ataque a derechos adquiridos, el cuestionamiento a la figura de femicidio son ejemplos contundentes de que el gobierno vaya por disolver más conquistas legales. El peligro es concreto: “Si esto sucediera, se podrían pedir la revisión de algunas penas perpetuas que hubo a ciertos condenados... Una es, por ejemplo, la de Jorge Mangeri”, ejemplifica Freijo. Porque en este sentido, la politóloga aclara: “Es mentira que busca privilegiar a las mujeres: es una herramienta jurídica que apunta a señalar una violencia enquistada a nivel estructural para lograr una sociedad más equitativa y justa para todos“. Para la abogada del grupo, Melisa García, la avanzada tiene un fin claro: “Volver atrás con estas lógicas binarias, instalar todo lo que es mensaje de odio como estrategia para instalar el miedo y la dominación“.

Todas coinciden con la necesidad de una respuesta organizada por parte del tercer sector, las organizaciones sociales y a su vez, están de acuerdo en “no perder la calle“. “De manera amplia y transversal, ganar la calle aunque no lo reflejan los grandes medios será clave“, coinciden. “Ningún cambio es de un día para el otro, por eso resistir es fundamental“, sostiene Freijo. Finalmente, D’Alessandro cierra con una certeza entre tantas incertidumbres: “Creo sincera y profundamente que no hay futuro si no es feminista, que no hay una salida de esta crisis ideológica, económica, financiera, de esta crisis que estamos viviendo en la Argentina en tiempo real, si no es de la mano de las cuestiones que viene empujando el colectivo feminista y otras organizaciones con perspectiva de género”.

at Malen Lesser

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