“El término tech neck se utiliza para referirse a los signos prematuros del envejecimiento en el cuello, como los diferentes tipos de arrugas que aparecen, además de coloración rojiza y alteraciones en la pigmentación”, explica la dermatóloga Mariana Troha, de New Corp Medicina Estética.
Motivo de preocupación no solo de millennials, “en la actualidad, esta afección es una de las principales causas de consulta dentro de la dermatología estética”, subraya la especialista.
¿Cómo se produce?
El uso constante del celular obliga a realizar movimientos involuntarios que tensionan los músculos del cuello, especialmente el cutáneo, que se encuentra adherido a la piel como si fuera un papel.

“Esta tensión”, añade la Dra. María Rolandi Ortíz, médica cirujana y directora de Ro Medical Art, “puede quebrar la dermis generando arrugas transversales en forma de anillos o inclusive facilitar la aparición de las famosas ´líneas de marioneta´ ya que el músculo cutáneo tira todo el óvalo facial hacia abajo”.
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Mirar constantemente la pantalla del celular ocasiona, entonces, la formación de dos tipos de arrugas en el cuello: las dinámicas, visibles solo al realizar el movimiento, y las estáticas, que permanecen incluso estando en reposo, si el estímulo nocivo continua con el paso del tiempo.
Zona peligrosa
El envejecimiento de la piel del cuello se debe a varios factores. Es sensible, delicada, delgada, y muy vulnerable a problemas como arrugas y flaccidez, por eso hay que cuidarla siempre, desde jóvenes.
“También puede presentar cambios de pigmentación o poiquilodermia, una decoloración rojiza o marrón a los lados del cuello relacionada con daño solar a largo plazo”, subraya la Dra. Fabiana Zelaya, médica cirujana y Directora de Zelaya, Estética y Salud.
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Las víctimas
Aunque no lo percibamos, el uso en exceso de los dispositivos móviles genera efectos nocivos a nivel estético. “Las más afectadas son las mujeres de 18 a 30 años, quienes miran la pantalla del celular, en promedio, unas 150 veces al día.
En la actualidad, esta afección es uno de los principales motivos de consulta dentro de la dermatología estética”, explica la Dra. Troha.
A esto se suma otro factor importante, el impacto que produce la luz azul artificial o HEV (luz visble de alta energía por su sigla en inglés).
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“Más allá de los millennials, que pasan más de ocho horas mirando la pantalla del celular, se sabe científicamente que la luz azul artificial produce foto daño igual que el sol y, como consecuencia, la aparición de manchas, arrugas y flaccidez”, completa por su parte Zelaya.

La situación es aún más peligrosa al caer el sol: “cuando la piel se expone a la luz azul durante la tarde o la noche se produce una desincronización de los mecanismos de reparación y regeneración de sus células por estrés oxidativo, lo que lleva a daños y aceleración del envejecimiento, con aparición de manchas, alteración de la barrera cutánea, pérdida de humedad y de elasticidad”, completa la Dra. Cristina Pascutto, médica dermatóloga y asesora científica de Pierre Fabre Dermocosmetique.
Para evitar o retrasar el envejecimiento cutáneo de la zona, el primer factor es tratar de corregir la postura. Evitar la excesiva flexión del cuello y mantenerlo erguido, elevando el celular a la altura de los ojos.
Elongar unas cuantas veces al día evita las contracturas y relaja los músculos del cuello. Además, es fundamental la hidratación diaria y la fotoprotección.
at Carina Etchegaray
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