En Argentina se estableció la Semana del parto respetado del 17 al 23 de mayo, siguiendo una iniciativa de la Asociación Francesa por el Parto Respetado. Esta propuesta fue luego apoyada por UNICEF y la Organización Mundial de la Salud. El 17 de septiembre de 2004 se promulgó la Ley Nacional número 25.929 que garantiza los derechos de las personas gestantes y sus bebés antes, durante y después del parto. Esta ley no se refiere a un tipo de parto en especial: sea natural o por cesárea, en casa o en una clínica, deben respetarse los derechos de la persona gestante y de sus bebés. Es decir, que tener o no un parto respetado no es algo que se “elige”, sino un derecho.
Algunos ejemplos de partos no respetados son:
·Acelerar el trabajo de parto para acomodarlo a la agenda del obstetra.
·Realizar una cesárea o una episiotomía innecesarias.
·Utilizar fórceps cuando no es necesario hacerlo.
·No administrar anestesia durante el trabajo de parto sin que exista un riesgo asociado, aunque la persona la pida por no poder tolerar los dolores.
·No brindar la información pormenorizada a la persona gestante.
En un parto respetado, la persona gestante tiene derecho a:
·Estar acompañada y decidir quién la acompañará. Cabe aclarar que durante la pandemia de Covid-19, por los protocolos de seguridad, los acompañantes no pudieron asistir a las consultas médicas ni a las ecografías. Esto se hizo para prevenir contagios. Fue una situación excepcional en pos un bien común; cuidar la salud de toda la comunidad, incluyendo a la persona gestante.
·Recibir información clara y completa durante todas las etapas del embarazo, el parto, el posparto y la lactancia, así como los riesgos asociados con el consumo de sustancias nocivas.
·No ser discriminada y que se respeten las pautas culturales (etnia, religión, nacionalidad) de la persona gestante.
·Hace algunas décadas el embarazo era tratado como si fuera una enfermedad, tanto por los médicos como por la parturienta. La necesidad de la mujer embarazada de estar en contacto con un equipo médico o de internarse en una clínica o en un hospital, contribuía a que se instalara esta confusión. A partir de 1985 luego de una reunión realizada en la ciudad de Fortaleza (Brasil), la OMS declaró que “el nacimiento no es una enfermedad”.
·Es importante tomar conciencia del protagonismo de la persona gestante y del bebé. La idea es ayudar al recién nacido, a sus padres y a su familia a que toda la experiencia del parto sea lo más placentera posible.
En cuanto a los derechos que la ley establece para el recién nacido, podemos mencionar:
·El trato respetuoso y digno.
·Que no se realicen prácticas médicas sin el consentimiento de sus representantes legales.
·Su identificación.
·Permanecer junto a sus progenitores mientras dure la internación, salvo prescripción médica.
En el caso de nacimientos en situación de riesgo, los progenitores tienen derecho a:
·Estar con su bebé la mayor cantidad de tiempo posible en la unidad neonatal.
·Que se facilite el proceso de lactancia.
·Recibir información clara, comprensible y actualizada sobre la evolución del estado de salud del bebé. En caso de que exista alguna enfermedad, su pronóstico y tratamiento.
Desde el momento en que se promulgó la ley, toda persona gestante y su familia gozan de estos derechos. Las obras sociales y entidades de medicina prepaga, así como todas las instituciones de salud y su personal tienen la obligación de velar por su cumplimiento. Vemos así que no se trata de una atención más cara, de un parto “hippie” realizado en el hogar con alguna técnica fuera de lo común. El parto respetado no se elige. Gracias a estos movimientos sociales de concientización, el parto respetado se convirtió en un derecho.
Además surgió la figura de la doula, un oficio que ha crecido en los últimos años. Se trata de una persona, generalmente mujer, que tiene la función de acompañar durante el embarazo, el parto y el puerperio a la persona gestante. La doula no reemplaza a los ginecólogos ni se interpone entre la embarazada y el equipo médico porque no es personal sanitario. Al no tener estudios sobre medicina, no está habilitada para atender partos, diagnosticar, medicar ni hacer tratamientos. Su tarea es acompañar desde el plano emocional, brindar contención e información a la persona gestante.
Afortunadamente hoy existe mayor conciencia del derecho a decidir lo que cada persona considera mejor para su propia situación, más allá de que sea un parto natural o por cesárea. Antes no existía esta posibilidad. Además, hoy en día las mamás están más dispuestas a pedir y recibir ayuda en lo que respecta al parto y el puerperio. La semana del parto respetado impulsa a visibilizar estas situaciones. La idea es ayudar a que las personas se conecten con sus propias necesidades como para hacer valer sus deseos y así lograr que la asistencia a cada parto sea lo más personalizada posible.
Diana Hunsche (63), licenciada en Psicología, psicóloga clínica y psicogenealogista. Miembro de FundaPsi, directora de la revista PsicoHerencias y autora del libro ¿A terapia, yo? Atiende pacientes en castellano, alemán, inglés y portugués. En 1983 y 1984 trabajó en el Sanatorio Güemes con el equipo del doctor René Favaloro.
at Redacción Marie Claire
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