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SOCIEDAD | 15-04-2019 18:57

Guardianas del arte: cómo restaurar edificios antiguos europeos

A raíz de lo sucedido en la catedral de Notre Dame, es importante destacar la importancia de las restauradoras italianas, que en las sombras hacen un trabajo de suma importancia.

Decenas de jóvenes italianas se dedican al rescate y reparación de pinturas, frescos, esculturas, molduras o fachadas de iglesias. Entrá en su mundo y compartí lo que se siente ser una guardiana del arte.

Texto: Katie Breen, con I. De Maddalena. 

Sus cabezas inclinadas, sus caras reminiscentes del arte del renacimiento, algunas estudiantes del instituto de restauración en roma están inmersas en la pintura “Virgen con el Niño y cuatro ángeles”, una pieza del siglo XV del taller de Botticelli. Con las manos protegidas por guantes de goma azul, quitan el revestimiento y consolidan el soporte de madera de la obra antes de que vuelva al Palazzo Pitti en Florencia. En otro taller, Valeria estudia el estado de una antigua cabeza de piedra, recientemente recuperada de manos de ladrones, gracias a la Brigada de la Policía de Arte Italiana. Lejos de Roma, en Treviso, una ciudad medieval cerca de Venecia, Giovanna, Sofía y Cecilia están concentradas en limpiar los “Ilustres Dominicanos”, famosos frescos que representan a 40 monjes dominicanos del siglo XiV.

Restauradoras de Italia

En Ancona, un puerto marítimo en la Costa Adriática, un antiguo hospital de leprosos se ha convertido en un próspero centro cultural y en el hogar temporal de muchos artefactos que se rompieron durante el terremoto del 24 de agosto de 2016 ocurrido en el centro de Italia. Las estudiantes están en el proceso de clasificar los objetos y reparar los daños. Dos de ellas están juntando las piezas de un tabernáculo dorado del siglo XVii, mientras que otras están limpiando los restos de un elemento decorativo de un altar de iglesia. 

En lo que sea que estén involucradas, estas aprendices de restauradoras están profundamente comprometidas. Comparten una pasión por la belleza y la sensación de tener una misión. Para Cecilia Balsi una estudiante de segundo año de 22 años, esta pasión se desarrolló cuando se dio cuenta de lo frágil que era la belleza: “Estamos acostumbrados a la idea de que las obras de arte siempre van a existir porque pertenecen a la humanidad”, dice, “pero las obras están destinadas a deteriorarse. Es muy triste entender esto, pero la capacidad de preservar esta belleza nos hace sentir que tenemos una misión. Nos ocupamos de las obras de la misma manera que los médicos cuidan de las personas”. Desfigurados por rasguños y contaminantes, cortados por ladrones, enterrados bajo los escombros de un terremoto o simplemente dañados por el desgaste: la lista de indignidades que los tesoros artísticos deben soportar es infinita. La belleza bien puede ser la escritura de Dios (según las palabras del poeta Ralph Waldo Emerson), pero sin la ayuda de los humanos, se convertirá en polvo.

Restauradoras de Italia

Mariagiulia Roscigno, de 26 años, también se siente dotada de una misión, y cree firmemente en el valor social del arte: “La conservación de las obras de arte es esencial para la propia identidad. No solo restauramos el arte, también restauramos la posibilidad de que las personas se reconozcan en una obra de arte o en un monumento. Esto contribuye a salvaguardar nuestra conciencia colectiva, es importante para nuestra sociedad”. El primer contacto de una estudiante con una obra maestra a menudo está teñido de respeto. En un momento en que una pintura de Da Vinci se vende por 450 millones de dólares, es muy intimidante para las estudiantes tocar obras de arte preciosas: “al principio”, dice Sofia Oliveti, de 23 años, “tocábamos las piezas con cierto temor, esperando que nada terrible pasara. Luego se convirtió en una rutina diaria”. Sofía cree que las piezas son “como libros”. De hecho, cuando la mayoría de la población no podía leer o escribir, el arte era un medio de comunicación. En una pintura, muchos detalles hablan de cómo vivían las personas. “Tocar obras de arte es tocar la historia”, dice. En los frescos de Treviso, que las estudiantes renovaron, se observa que uno de los monjes lleva lentes de lectura.

Los anteojos se habían inventado solo un par de años antes y este retrato, el primero con alguien que llevaba anteojos, ciertamente transmitía una información útil.
Vivir en medio de la belleza puede transformarte, puede hacerte una mejor persona. Sofía Schiattone, una joven de 21 años de roma, habla sobre este cambio: “Mientras me capacitaba como restauradora, aprendí a concentrarme en los detalles de un artefacto, a comprender profundamente sus características particulares, su belleza, antes de comenzar una restauración. Este contacto con la belleza ha influido en mi vida personal: ahora trato de comprender, apreciar y cuidar mejor lo que me rodea”. También puede darte otro punto de vista sobre la vida. Mariagiulia dice que, ya sea que esté en el trabajo o no, sigue siendo restauradora: “Miro una calle y ya no considero su belleza, observo los detalles creativos de un edificio y de repente veo una mancha negra o algas verdes en la pared. ¿Cómo pueden crecer aquí tales algas? me pregunto. ¿De dónde viene el agua?”.

Restauradoras de Italia

Todas las estudiantes estarán de acuerdo en que la restauración es una actividad que te agota: podés permanecer parada en el frío, en andamios eliminando los contaminantes de la fachada de una iglesia, o pasar horas con pegajosos excrementos de pájaros en una estatua. Pasarás tiempo con productos químicos malolientes o con cepillos, desempolvando y limpiando. La restauración es un trabajo de amor, total dedicación y paciencia, algo así como el tejido en telar o el bordado. Algunos lo han comparado con el trabajo de una madre y lo han considerado como una razón para el alto porcentaje de mujeres en el campo. Francesca Capanna, directora del Instituto de Restauración de la Escuela de Educación Superior y Estudios, nos da cifras de sus escuelas en roma y matera: no hay más del 10% de hombres entre los estudiantes.

Valeria Merlini, una experimentada restauradora que trabaja de forma independiente en su propio taller (sin conexión con el instituto de restauración), tiene su propia hipótesis sobre la profesión en su conjunto: “La restauración es una profesión fascinante, pero tiene poco que ver con la creatividad y con ser ‘el protagonista’. Tenés que estar al servicio de la obra de arte, y la intervención del restaurador nunca puede imponerse sobre el arte. En mi opinión, esta postura mental es más fácil para las mujeres que para los hombres”. 
Los restauradores italianos tienen una gran reputación. Según Valeria Merlini, “tienen una gran experiencia en comparación con el resto del mundo, y restauradores de todas partes vienen a Italia a formarse”. Un gran prestigio y una muy solicitada capacitación, pero falta de fondos para la conservación y restauración de las obras de arte: “Nuestras técnicas de restauración y nuestro conocimiento progresan todo el tiempo”, comenta Francesca Capanna, “pero el presupuesto actual disponible para la conservación del patrimonio italiano no es suficiente. Nuestro capital es inmenso y está extendido en todo el territorio, cada pequeño pueblo conserva un pequeño tesoro, o es, por sí mismo, un tesoro para ser salvado. Además estamos sujetos a desastres naturales…”. A pesar de la nueva ley que promueve el patrocinio privado, los fondos son muy escasos. 

Restauradoras de Italia

Como resultado, el salario para los restauradores es bajo, los puestos son limitados y muchos tendrán que encontrar empleo en el extranjero. 
Si bien la mayoría de los estudiantes preferiría trabajar de forma independiente, es un camino difícil que puede llevar años. Una reputación se podrá construir con la restauración de la obra de un artista famoso. Valeria Merlini restauró tres pinturas de Caravaggio. Su último trabajo, en la “adoración de los pastores”, tuvo lugar dentro de la cámara de Diputados italiana, en un espacio que tenía ventanas que daban a la calle. “La gente podía presenciar cada fase del trabajo”, dice ella. “Una restauración pública como ésta, -concebida por mi asociada y yo-, es muy eficaz para acercar a las personas a nuestro acervo artístico”. Su preocupación, actualmente compartida por el ministerio de patrimonio, cultura y turismo es llevar a los jóvenes italianos a mirar obras de arte e interesarse en su increíble patrimonio. Algo que es, obviamente, más fácil de decir que de hacer...
 

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