Thursday 28 de March de 2024

SOCIEDAD | 08-08-2020 15:10

Patricia Suárez: “Las mujeres no fuimos educadas para sentir placer”

En el Día Internacional del Orgasmo Femenino, hablamos con la escritora, dramaturga y autora de un flamante libro que revisa los mitos (y más mitos) que aún perviven en la sexualidad femenina.

Nacida en Rosario, y “abducida” por el barrio porteño de Barracas, Patricia Suárez es una máquina de escribir. Lo hace para grandes, para chicos, en diversos soportes y géneros, incluido -y en abundancia- el teatro.

El año pasado, de hecho, marcó un singular récord ya que según el relevo de Alternativa Teatral, fue la autora más representada de todo el 2019, con una veintena de obras y por encima de clásicos como William Shakespeare y Federico García Lorca.

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En cuarentena, la autora de Perdida en el momento, Ésta no es mi noche y Lucy (entre otras tantas novelas), siguió a full, ofreciendo cursos de escritura y creatividad en formato online, ultimado su nueva novela Ámbar y también su flamante ensayo Mitos y más mitos del orgasmo femenino en el que analiza con perspectiva histórica y feminista las distintas maneras en que la humanidad abordó (y a su vez invisibilizó) la sexualidad femenina.

Repasa así desde estudios egipcios y griegos hasta los famosos tratados anatómicos sobre el clítoris del medioevo para llegar a la “modernidad” del siglo XX y a la irrupción de la sexología y de investigadores como William Masters y Virginia Johnson (sí, la dupla de Masters of Sex) o la feminista alemana Shere Hite.

Sus conclusiones, como siempre, son muy interesantes y ponen en relieve (a la vez que discute) temas como el deseo, el psicoanálisis, el desconocimiento (un gran obstáculo a vencer, aún hoy) y el placer.  

-Según varias autoras uno de los problemas más ancestrales que existen en torno a la sexualidad femenina es la falta de información/educación. Es como que en su caso se juntaron dos variables tremendas: la falta de educación sexual –que al comienzo concernía a todo género y sexualidad- y que cuando esa educación comenzó a llegar (en el último tramo del siglo XX) lo hizo con un marcado sesgo machista. ¿Coincidís con ese diagnóstico?

-Sí, totalmente. Incluso hoy la información es muy escueta, y salvo excepciones trae una carga muy machista o por decir así, falocéntrica.

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-Un aspecto muy elocuente de tu investigación es que la enorme mayoría de los estudios sobre sexualidad a los que te referís fueron conducidos por hombres…

-En realidad, hasta la mitad del siglo XX no hubo ninguna mujer capitaneando un estudio, un paper... Es con Virginia Johnson, la sexóloga de la dupla Master y Johnson, los de "Respuesta sexual humana" de 1960, y más tarde con Shere Hite, una sexóloga feminista que publicará su "Reporte Hite" en 1976 cuando el camino se abre a la investigación femenina y no a las mujeres como meros objetos de investigación.

-¿Hasta dónde creés que nos condicionó durante ese último tramo del siglo XX la industria pornográfica a la hora de pensar el orgasmo femenino?

-La pornografía es casi chistosa; el 99% de las posiciones asumidas por mujeres en el porno no pueden hacerle alcanzar el orgasmo a ninguna, ni lo tiene por el sistema de pistón que se imagina al pene, cuanto más grande, más largo, más potente, más cargado de semen, el orgasmo de la mujer será mayor. Eso es un cuento. La pornografía existe para excitar a los varones.

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-¿Podrías decir cuáles son los 3 principales mitos que aún existen en torno al orgasmo?

  • Que depende exclusivamente de la perfomance masculina.
  • Que depende exclusivamente del bienestar sentimental de una relación.
  • Que no es tan importante.

-Respecto a esto último, tu libro arranca diciendo: "El orgasmo de una mujer puede cambiar el mundo”. ¿Por qué elegiste esa como su frase cabecera?

-Las mujeres no fuimos educadas para sentir placer. Y en el caso en que esto se permita, el placer siempre tiene que guardar relación con el partenaire. Estamos diseñadas para "dar placer", para que el otro sienta placer y tenemos que confortarnos -y conformarnos, muchas veces- con eso. Por eso, una mujer que no goce con su pareja, desde la perspectiva tradicional, "tiene un problema".

Pero si le enseñás a esa mujer que ella no tiene ningún problema, sino que el problema es sórdidamente cultural, porque le indican que tiene que sentir placer de un modo que no se lo traerá, le estás diciendo: "Sos poderosa; no necesitás que tu esposo/amante/pareja te haga gozar. Vos podés gozar cuando quieras y ahora sabés cómo".

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-¿Creés que se está revirtiendo ese sesgo y esa falta de información? Creés que el orgasmo femenino es un tema de abordaje diferente para las nuevas generaciones? ¿Más igualitario? ¿Y gozoso?

-Totalmente, hay una nueva perspectiva del goce para la mujer y para el varón también. Porque a su modo el hombre también quedaba esclavo de la premisa de que era su miembro a quien se le debía la felicidad sexual de ambos.  

-Por último, hace poco escuché algo que también me pareció interesante, el riesgo de caer en un “orgasmocentrismo” (cuántos, cómo se llega, con quién, etc) a la hora de pensar la sexualidad femenina. ¿Crees que existe algo así o es una discusión para más adelante aún?
-¿Vivimos en una cultura orgasmocéntrica? Sí, tal vez, pero lo más probable es que ese orgasmocentrismo no sea tal para las mujeres. Es cierto que es difícil establecer una pareja o un vínculo con quien no te entendés sexualmente.

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Pero hay muchísimas más mujeres de las que una cree que tienen insatisfacción sexual con sus parejas y lo aceptan como parte de la norma. Y lo norma no es aceptar la insatisfacción, la norma es pasarlo bien. Un orgasmo no es lo más importante de una relación ni en la vida de una persona; siempre y cuando esa persona sepa que puede tener orgasmos, con quien quiere. No hay que dejar que el árbol nos tape el bosque.

Estamos hablando de un espasmo en la zona genital, no es más que eso, no debemos obsesionarnos. Pero mejora nuestra calidad de vida muchísimo. Imagináte si vos pudieras saborear todos los gustos con tu lengua menos el dulce. ¿Es importante, es vital, el sabor dulce? No, nadie se muere por eso. Pero si lo saboreás seguro que serás una persona más plena, sin dudarlo.

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