“Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico”, sacudió a más de uno e hizo que explotara la red social de Twitter, llena de nombres implicados por los testimonios de las víctimas en la serie documental de Netflix. Aparte de la indignación, el caso Epstein dejó muchísimas preguntas en el aire, la más importante: ¿Por qué Ghislaine Maxwell, su ex pareja, que estuvo implicada en todos los testimonios de las menores, no aparece físicamente ni se la ha juzgado?
Maxwell tiene un historial de huir de situaciones complicadas que podrían implicarla como sospechosa. El caso de Jeffrey Epstein no es la excepción, sí la preocupación de las víctimas, ya que Epstein ya no puede pagar en vida el daño causado.
¿Quién es Ghislaine Maxwell? Tiene 58 años, nació en Francia, hija de Elisabeth Maxwell, que fue una investigadora francesa y fundadora de la Conferencia Internacional sobre el Holocausto, y de Robert Maxwell, creador de un imperio multimillonario de medios.
Es evidente que Ghislaine tuvo una vida llena de lujos y comodidad. Según los testimonios de las víctimas en la serie documental, Maxwell se mostraba como una persona encantadora y eso se veía reflejado en su activa agenda social en Londres, allá por la década de 1980, mientras también trabajaba para algunos de los negocios de su padre: Oxford United Football Club y Mirror Group.
El padre de Ghislaine, Robert, falleció en noviembre de 1991 en circunstancias sospechosas en las Islas Canarias, donde había estado en el yate de su hija: “Lady Ghislaine”. Maxwell, luego de la muerte, decidió mudarse a Nueva York, donde gracias a su red de contactos y a su personalidad sociable pudo adaptarse rápidamente al círculo social de la Gran Manzana: los Clinton, Donald Trump y el Príncipe Andrés, duque de York, fueron algunas de sus relaciones más destacados en su llegada a tierra estadounidense.
Su nueva vida en la gran ciudad la llevó a conocer también a Jeffrey Epstein en una fiesta. Rápidamente entablaron una relación en la que Ghislaine parecía estar a cada segundo y en cada decisión sobre la vida de Epstein.
Los testimonios en la serie documental son una lluvia torrencial de denuncias, el primero data desde 1996 y luego se vuelve todo en una hoja de ruta que se remonta a mucho antes de esa fecha. Todos los relatos de las víctimas y sobrevivientes de abusos implican a Ghislaine como la reclutadora, acompañante y dueña de amenazas para hostigar a quién quería denunciar a la pareja.
También te puede interesar: Del horror al (corrosivo) humor, la increíble historia de Hannah Gadsby
Incluso, en 1993 publicaba los anuncios buscando instructores de yoga para Epstein, un año antes de la presunta primera víctima.
En 2008 Jeffrey fue declarado culpable por el caso de prostitución de una menor de edad, allí Maxwell decidió alejarse del peligro, como cuando murió su padre en 1991. Dejó de ser vista públicamente con él después de su liberación.
Cabe destacar que en una entrevista con Vanity Fair en 2003, Jeffrey la describió como “su compañera y mejor amiga”, y así lo testimonian todas las fotos y crónicas de la época.
En 2014 Ghislaine Maxwell dio una charla en TED (en la franquicia TEDxCharlottesville) donde la presentan como la mujer que dio nueve charlas en la ONU, presidenta y fundadora del proyecto TerraMar (una ONG fundada en 2012 para la protección del océano), presidenta de Ellmax, una empresa de consultoría global, además de ser piloto de helicóptero con licencia y de saber cuatro idiomas.
Sí, la misma que reclutaba menores de edad y participaba de relaciones sexuales con menores estaba parada en una charla TED.
En el canal oficial de TEDxCharlottesville no aparece su conferencia, pero en la web sí puede encontrarse otra de sus charlas, en el de Westchester Digital Summit. Allí se mostró, claro, como un modelo a seguir y apoyar.
Virginia Giuffre, una de las víctimas que casi presta su vientre para que Epstein y Maxwell sean padres, demandó a Ghislaine en 2015 por difamación, ya que rechazó sus acusaciones tildándola de mentirosa.
El caso se resolvió en 2017 y fue cerrado el año pasado tras la muerte de Jeffrey. Maxwell tuvo que admitir en un testimonio que una pequeña parte de su trabajo era contratar masajistas profesionales “adultas” para Epstein. Giuffre no fue la única en demandarla, sino también Sarah Ransome, Maria Farmer, Jennifer Araoz y Annie Farmer.
A partir de 2016 Ghislaine Maxwell dejó de ser vista en los eventos a los que solía ir en Nueva York. Como si de apoco sintiera se iba a poner más comprometida su situación, vendió su casa (a unas cuadras de la de Epstein) en el Upper East Side. En 2017 ni sus abogados tenían conocimiento de la dirección actual de su clienta, según el New York Times.
La verdad es que hoy nadie sabe el paradero real de Maxwell. Ni siquiera todo el equipo que trabajó y sigue trabajando para recaudar información del caso Jeffrey Epstein.
Hubo informes de que pasó el verano pasado en Massachusetts, en la casa de Scott Borgerson, CEO de CargoMetrics (un equipo interdisciplinario de ingenieros de software, científicos de datos, matemáticos y expertos marítimos) pero no hubo avistamientos confirmados de ella, y un reporte de que fue vista en un lugar de comida rápida en Los Ángeles en agosto 2019 tampoco fue verificado, ya que la información se rumorea que fue una distracción por parte de su abogado.
Mientras tanto, el periódico británico The Sun (que especuló con que la mujer estaba escondida en un castillo en Francia, perteneciente a su familia) ofreció una recompensa de 10 mil libras esterlinas para obtener información de su paradero.
A casi un año del sospechoso suicidio de Epstein, Maxwell sigue en libertad, y lo peor es que no solo se trata de una testigo clave en el caso sino también, según todas las víctimas, en la principal cómplice y perpetradora de ese oscuro abusador.
¿Tendrá el mismo destino que su ex o desaparecerá para siempre?
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios