Es verano, hace calor y todxs corremos a hidratar nuestra cara y el cuerpo para sobrellevar estos días, hasta la planta de los pies. Pero, ¿y la vulva?. ¿Has pensado ya en eso?
Si estás en el climaterio - acordate que la menopausia es solo un día de nuestras vidas - tanto la vulva como la vagina se resecan ante la caída de los estrógenos. Los estrógenos son los responsables de ayudar a mantener la humedad y el espesor de toda la zona. Así, la sequedad vaginal se vuelve uno de los principales “enemigos” durante el climaterio.
Pero, ¿sabías que no se trata solo de sequedad? Es un conjunto de situaciones que se dan y que comienzan progresivamente a interferir con nuestro placer sexual.
Entonces, ¿Qué es lo que nos pasa? Nuestro cuerpo lubrica naturalmente a la vagina y cuando nos excitamos se incrementa el flujo sanguíneo hacia el área vaginal, estimulando la secreción de fluidos y aumentando la lubricación.
Con la llegada de los cambios hormonales de la menopausia este proceso - el de la lubricación natural - puede verse interrumpido, tanto durante las relaciones sexuales como en la vida diaria.
¿Y por qué pasa esto? como dijimos, por la disminución en los niveles de estrógeno que nos preparan para el fin de la menstruación. Esta baja de estrógeno lleva a un adelgazamiento de la vulva y de los tejidos vaginales, generando sequedad y menor elasticidad. Y, esta reducción de las secreciones vaginales, se refleja en la falta de lubricación.
Esta “amiga íntima” de la menopausia, la resequedad vaginal, afecta a alrededor del 75% de nosotras pero solo el 25% consulta con un médicx. Por lo que pareciera haber cierta vergüenza en preguntar o hablar sobre el tema, aún cuando su impacto pueden ser no solo molestias durante las relaciones sexuales sino también en el bienestar diario.
La resequedad permanente puede generar picazón, irritación, disconfort, molestias durante las relaciones sexuales o sangrado mínimo durante el acto sexual, además de malestar al usar pantalones y presión en la zona vaginal. ¡Todo un combo!
Pero - como con todo en esta etapa - existen alternativas para poder sobrellevarla. Y los hidratantes vulvovaginales y los lubricantes se vuelven nuestros mejores amigos.
Porque así como nos hidratamos la cara o el cuerpo, también deberíamos de hacerlo con nuestra vulva. ¿O acaso vulva- vagina no son parte de ese cuerpo?
Hidratantes vulvo-vaginales
Son aquellas cremas hidratantes específicamente diseñadas para facilitar la retención de agua en los tejidos. Se pueden usar en cualquier momento, no solo antes o durante la actividad sexual. Y lo recomendable es aplicarlas varias veces por semana. Una sugerencia es incorporar la hidratación de la vulva junto con el skin care. O sea, ¡crema arriba y abajo dos veces al día! Para sequedades menos intensas, con hidratar la vulva antes de irse a dormir alcanza.
Distinto de las cremas son los lubricantes que se usan puntualmente para las relaciones y cuya función es crear una película de deslizamiento y no hidratar la zona.
Sabemos que para muchxs la adopción de estos productos no es tarea fácil, inclusive nos han manifestado cierto “pudor” o miedo a utilizarlos. Pero muchos de esos temores vienen de la mano con la desinformación y el tabú que gira en torno a la sexualidad durante el climaterio.
Por eso, acá van algunos tips para que te sientas un poquito más segura:
Para los hidratantes:
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¡Evitá comprar por internet cualquier marca! Mejor consultá antes con tu médic@/ginecólog@
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Generalmente podés aplicarlos por dentro y por fuera (pero confirma que el envase lo especifique)
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Para poder aplicarlo se puede poner una pequeña cantidad de hidratante en el dedo para luego colocarlo en el orificio vaginal y sobre los labios externos e internos de la vulva.
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La mayoría puede usarse también como lubricante pero vas a tener que chequear por ejemplo, que no tengan aceite ya que puede romper el preservativo.
Para los lubricantes:
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Se aplican directamente en el orificio vaginal o sobre lo que se quiera insertar, ya sea un aplicador, dilatador, dedo, vibrador o pene, previo al ingreso a la vagina.
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Tanto los lubricantes a base de agua como de silicona son seguros para usar con preservativos. Lo que hay que evitar son los lubricantes a base de aceite (inclusive aceite para masajes, loción para manos y vaselina) que pueden hacer que los condones se rompan. Ya lo sabemos: que no nos embaracemos más no significa que no tengamos que cuidarnos de las enfermedades sexualmente transmisibles.
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Podés usarlos para la autoestimulación que es benéfica en esta etapa porque ayuda a mantener los tejidos vaginales sanos. ¡Diversión y salud que vienen de la mano!
¿Qué otras opciones hay que tener en cuenta para cuidar nuestra salud vulvar?
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HIGIENE: se recomienda utilizar productos que respeten el pH vaginal y evitar jabones antisépticos, porque barren las defensas naturales. Idealmente usar jabones y/o espumas delicados de pH más neutro (el ph en el climaterio tiene que ser de entre 6 y 7).
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VESTIMENTA: utilizar ropa interior de algodón, evitar el uso de protectores diarios, ropa muy rígida y también evitar dormir con bombacha apretada.
Ya cerrando por acá, ¡no nos olvidemos de esas partes del cuerpo que - aún cuando no se ven - están ahí y son parte de nosotras!
*Fundada por Miriam De Paoli y Milagros Kirpach No Pausa es una organización que incentiva hablar de #menopausia en redes sociales (@nopausaig) y medios de comunicación.
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