Monday 17 de March de 2025

SEXUALIDAD Y VíNCULOS | 11-02-2025 14:49

"Memorias de un cuerpo que arde": la película que desafía el tabú del sexo en la tercera edad

La película de Antonella Sudasassi Furniss, nominada al Óscar, explora el deseo, la represión y la búsqueda de identidad en la tercera edad.

La película "Memorias de un cuerpo que arde", dirigida por Antonella Sudasassi Furniss, aborda un tema pocas veces explorado en el cine: la sexualidad en la vejez. En un mundo obsesionado con la juventud y la perfección, este filme costarricense pone el foco en mujeres que, tras una vida de imposiciones y represión, buscan entender y redescubrir su propio deseo.

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El impacto de la película ha sido notable. Ganadora del Premio del Público en la Sección Panorama de la Berlinale 2024 y del Premio otorgado por Radio Exterior en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, también ha sido nominada al Premio Forqué y al Goya a la Mejor Película Iberoamericana, que se celebrará el 8 de febrero en Granada. Además, Costa Rica la eligió como su representante para los Premios Óscar, consolidando su relevancia en la escena cinematográfica internacional.

Memorias de un cuerpo que arde

Rompiendo el tabú: deseo, represión y redescubrimiento en la vejez

La historia sigue a Ana, Patricia y Mayela, tres mujeres que crecieron en una sociedad donde la sexualidad era un tema prohibido. Con el tiempo, han comprendido su feminidad a través de normas impuestas y silencios heredados. Sus experiencias convergen en la protagonista, una mujer de 65 años, interpretada por Sol Carballo, quien revisita su vida a través de recuerdos, secretos y deseos reprimidos.

"Esta película es la conversación que nunca tuve con mis abuelas. Entender la historia de estas mujeres es comprender mi propio presente y mi lugar en el mundo", explicó Sudasassi. La cineasta quiso explorar cómo cambia la percepción de la sexualidad con la edad, y si las mujeres mayores siguen experimentando deseo, libido y placer, especialmente cuando han crecido en un contexto donde su cuerpo y su intimidad fueron controlados por otros.

Memorias de un cuerpo que arde

Un retrato crudo y honesto del cuerpo femenino

Para dar vida a la protagonista, Sol Carballo, bailarina sin experiencia actoral, asumió el reto de desnudarse ante la cámara poco después de haber pasado por una mastectomía. La directora consideró esencial mostrar el cuerpo envejecido con total honestidad, con sus canas, arrugas y marcas de vida, para romper con el mito de la perfección eterna.

La historia de la protagonista es profundamente conmovedora. Desde una infancia marcada por abusos, pasando por un matrimonio con un hombre que la violaba sistemáticamente, hasta la dolorosa lección de su padre, quien le decía que era su "cruz" y que debía soportarlo. Todo esto hace que la película no solo trate de sexualidad, sino también de violencia, opresión y el derecho a la autodeterminación.

Una sociedad obsesionada con la juventud

Más allá de la historia personal de la protagonista, el filme lanza una crítica directa a los estándares de belleza actuales. Sudasassi apunta a la obsesión por el cuerpo perfecto, donde la vejez sigue viéndose como algo a ocultar. "Aún estamos en un proceso de aceptación del envejecimiento. Seguimos obsesionados con la juventud, con mujeres que aparecen sin una sola arruga en alfombras rojas", reflexionó la directora.

Memorias de un cuerpo que arde

Este debate ha cobrado relevancia en el cine, con películas como "Las novias del sur", de Elena López Riera, que también se centra en la sexualidad de mujeres mayores y competirá en los Goya. Sudasassi considera que es un momento de mayor apertura en el cine para discutir estos temas, aunque aún queda mucho camino por recorrer.

El desafío de competir en los Goya y los Óscar

A pesar de ser una producción modesta, "Memorias de un cuerpo que arde" se enfrenta en los Goya a películas de gran presupuesto, como "El jockey" de Luis Ortega (Argentina) y "Ainda estou aqui" de Walter Salles (Brasil). Sin embargo, Sudasassi considera que la nominación es en sí misma un logro: "Estar en los Goya ya es un orgullo. Es una oportunidad de llevar este mensaje a más personas".

Con una exitosa trayectoria en festivales, su inclusión en la carrera por los Premios Óscar reafirma la fuerza de un cine que desafía convenciones y pone sobre la mesa historias invisibilizadas, demostrando que el deseo y la sexualidad no tienen fecha de caducidad.

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