Mandy Lerouge, de madre francesa y padre malgache, siempre tuvo una conexión especial por la naturaleza y la música.
Un viaje a nuestro país cambió su vida para siempre y se convirtió en cantante de folklore argentino. Lerouge promueve nuestra cultura donde quiera que vaya y, desde Francia vía Zoom, habló con Marie Claire de este mágico camino que atraviesa.
-En 2014 conociste Argentina, ¿viniste por turismo?
-Sí. Ese primer viaje fue para conocer los caballos argentinos, porque me encantan desde la infancia. Crecí con ellos en los Alpes franceses y era un sueño para mí conocer la cultura gaucha y los paisajes argentinos.
Fui a Buenos Aires a visitar a unos amigos y con las sorpresas del viaje finalmente me fui a las provincias de Salta y Jujuy. Recuerdo muy bien el viaje a Tilcara, en ómnibus, mientras el chofer escuchaba a full chacarera, zamba y folklore.
-¿Cómo sabías de nuestra cultura viviendo tan lejos?
-Cuando te interesa algo específico, como a mí los caballos, se pueden descubrir muchas cosas sobre los diferentes lugares en los que también las personas conviven con este tipo de animales, mezclados a su vez con la naturaleza.
Desde la infancia que tengo algo con los gauchos y sus paisajes que son parecidos a una zona al norte de Marsella, donde vivo hace 15 años, cerca del Mar Mediterráneo.
Con los años aprendí a bailar tango, ya que por acá hay 20 escuelas para tomar clases, y en 2014 también fui a Argentina por esa razón.
-¿Cuánto tiempo duró ese primer viaje?
-Dos semanas, ¡muy poco tiempo! Pero hasta ese momento no estaba enterada de que existía otro ritmo musical como la chacarera, aparte del tango. Todo fue gracias a ese ómnibus en el norte y me gustó mucho. También ver a los argentinos haciendo palmas, tomando mate… Fue toda una especie de unión.
Un año después, fui a un concierto del Chango Spasiuk en París que me cambió la vida. Fue muy poderoso ir a ese show porque confirmé el sentimiento que había descubierto la primera vez que escuché esa música, sin entender nada de sus letras. Ahí decidí que quería aprender y escuchar más y en 2015 comencé a descubrir artistas como Mercedes Sosa y Jorge Cafrune gracias a amigos argentinos que viven en Francia.
-Antes de aprender a cantar folklore, ¿ya te dedicabas a la música?
-Mis padres dicen que canto desde antes de empezar a hablar… Canto desde muy chica y lo curioso es que no sé escribir ni leer música, todo lo aprendí de oído. Solamente puedo sentir y transmitir la música.
Cantar me ha permitido explorar distintos géneros como el jazz, el rock o incluso la música clásica, con una orquesta de 65 músicos como compañía-... También canté y escribí letras en inglés para un artista que vive en Marsella que hace música electrónica. Esa experiencia duró varios años y logramos sacar dos discos.
En Francia tenemos la cultura de leer y escribir música, con lo cual, durante toda mi vida pensé que no era música porque no podía hacer ninguna de estas dos cosas. Unos músicos me dijeron que realmente no lo era si no podía hacer eso, así que me puse a trabajar como ingeniera de sonido y como periodista durante unos años.
Así que podría decir que gracias al folklore y a los argentinos que transmiten la música de manera oral, sin leer ni escribir, entendí que no se necesita eso para transmitir y compartir. Allí encontré la fuerza para dedicarme plenamente a la música, en especial a los ritmos argentinos.
-En el verano de 2020 estuviste en la Fiesta Nacional del Chamamé de Corrientes junto al Chango Spasiuk. ¿Cómo se conocieron y cómo viviste esa experiencia tan cercana con un público fan de este género?
-Al Chango Spasiuk lo conocí gracias a un amigo francés en común. En 2016, después de ese concierto que él dio en París, organicé un festival en Marsella dedicado al folklore argentino que duró una semana con música, cine, talleres de comida regional, de baile, y Chango fue el padrino de esa primera edición del festival.
Pasamos mucho tiempo juntos, lo ayudé para que visite la ciudad y demás, con lo cual, hablábamos mucho dentro de lo que se podía, ya que aún no hablaba tan fluido el castellano. Pero me mostró mucha música y me invitó a cantar con él por primera vez en Marsella un chamamé: “El Boyero”. Para mí es un recuerdo muy fuerte, hablo de eso y se me pone la piel de gallina.
Después me invitó a cantar durante su gira en distintos lugares de Francia. Tuvimos tres fechas en trío con su guitarrista, Marcos Villalba. Le dije a Spasiuk que iba a volver a Argentina y me iba a quedar dos meses, esta vez iba a ir sola con un grabador para tener sonidos de la naturaleza, la ciudad y de los acentos.
El primer día que llegué me invitó a cantar en la Fiesta Nacional del Chamamé en Corrientes, ¡fue una sorpresa total! Yo no iba para cantar sino para mirar y aprender más de la cultura, pero fue un gran regalo de la vida cantar “El Cosechero” en la cuna del género.
-“La Madrugada” se llama tu primer álbum, lanzado a fines del 2020, y ahora en conmemoración del Día de la Independencia de la Argentina y también del nacimiento de Mercedes Sosa, decidiste sacar a la luz un mediometraje filmado en los Alpes franceses. Contame un poco de estos dos proyectos que van de la mano.
-El disco fue grabado en junio del 2020, lanzado en pleno confinamiento, y está dedicado al folklore argentino. Se pueden escuchar 12 clásicos como “Zamba de Lozano”.
La idea era compartir esta música mezclada con mi historia personal con el público francés, porque acá sólo se conocía el tango. Algo característico de estas canciones es que son todas libres de bailar: hay piano, contrabajo y percusión.
Gracias a Internet y a las distintas plataformas pude compartir el álbum. Al mismo tiempo, como me encanta el cine y me parece importante el universo visual que hay alrededor de la música, conocí a un director italiano, Francesco Garbo, y comencé a trabajar con él para lanzar mi primer videoclip del primer sencillo que fue “Chacarera de un triste”.
La idea de “La Madrugada, la película”, surgió como un puente entre Francia y Argentina con las dos culturas de los gauchos. Por eso en la tapa del disco llevo un caballo blanco, que es típico en Francia, y llevo un sombrero de Corrientes, el cinturón y la tierra colorada es del sur de Francia, como la de Corrientes y la isla de Madagascar, de donde proviene mi padre, así que todas las raíces se mezclan para mí.
Como no se podían hacer conciertos con público en Francia (fueron 7 meses sin shows) y no me gustaba la idea de filmar un concierto a sala vacía, decidí plasmar la idea de un cortometraje en la naturaleza a Francesco. Así surgió y filmamos en los Alpes franceses, que son como nuestra Cordillera de los Andes.
-En tu álbum colobora Daniel Melingo. ¿Cómo surgió trabajar con él?
-¡Sí! Cantamos un tema suyo, “La noche”, a la distancia por la pandemia, ya que su gira en Francia se canceló.
Nos conocimos por Internet en 2019 porque yo había subido a Facebook un video en mi casa cantando esa canción para agradecerle al público su apoyo. Él la vio y me mandó un mensaje diciendo que le había gustado.
Cuando estaba preparando el disco tenía muchas ganas de que estuviera ese tema y quería cantarlo con él, así que me animé a mandarle un mensaje de voz transmitiendo mis ganas de hacerlo realidad y dijo que sí. ¡Fue otro regalo de la vida!
-En la película te acompañan otros músicos argentinos como Javier Estrella (percusión), Diego Trosman (guitarra) y Lalo Zanelli (piano y voz). ¿Cómo llegaste a ellos?
-Javier es hijo de Miguel Angel Estrella, otro gran músico argentino, vive en París hace casi 30 años, casi el mismo tiempo que Lalo (pianista y compositor) y trabajan juntos.
Hay muy buenos músicos argentinos en Francia que tocan muy bien el tango y otros géneros, pero en el folklore es más fácil conocer gente, porque son pocos. Es una manera más popular y simple a la hora de conectar.
Trosman vive cerca de Marsella y lo conocí en el mundo del tango porque toca ese género, le interesaba mucho el folklore pero no lo tocaba mucho, así que fue una búsqueda en conjunto.
-¿Estás trabajando en un segundo álbum?
-Por lo pronto estaré de gira por Francia, ya tengo 15 fechas de conciertos con este proyecto de “La Madrugada”. Me gustaría estar de gira durante un año para ver qué pasa con el público y ver cómo mejorarlo todo.
Estoy pensando en un nuevo disco sobre las mujeres del folklore argentino, porque cuando lancé el primer álbum me di cuenta que todas las letras y la música estaban escritas por hombres. Estoy en medio de esa búsqueda.
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