Majo Cabrera nació en Sapucai, un pequeño pueblo ubicado a 92 km de la ciudad de Asunción, Paraguay. Desde muy pequeña cosechó su interés por el mundo de la danza, el teatro y el cine por lo que fue casi un hecho que su vocación principal estaría ligada al mundo de las artes.
Conquistó el interés global con su papel de Antonia en la serie Nada producida por Star Plus al lado de grandes estrellas como Luis Brandoni y el actor americano Robert De Niro. Actualmente, Cabrera se encuentra proyectando su carrera y puliendo su ejercicio actoral.
-¿Cómo fue tu participación en la serie Nada y que representó compartir elenco con estrellas como Luis Brandoni y Robert De Niro?
-La serie llegó a mí casi de casualidad, gracias a la sugerencia de Lucía Sapena, una reconocida periodista de mi país, quien me animó a presentarme al casting. Inicialmente, no tenía noción de la magnitud del proyecto ni de que compartiría escena con grandes actores como Brandoni y De Niro. Una vez que me confirmaron en el elenco, comencé a adentrarme en el universo de mi personaje, una mujer paraguaya que migra en busca de una vida mejor y que, al llegar, establece una curiosa amistad con Manuel (Luis Brandoni), un crítico gastronómico.

-¿Qué fue lo más anecdótico de compartir escena con un actor internacional como Robert De Niro?
-Inicialmente pensé que el trato iba a ser bastante puntual, teniendo en cuenta que es una estrella de calibre internacional. Pero, estando en el set todo se dio de manera bastante natural. Compartimos charlas, sin tener que cargar con las presiones de tener que reflexionar sobre el hecho de que es una persona que viene de una industria como Hollywood. Tomé como gran experiencia de vida verlo como se comportaba escena tras escena y de que tenía una total predisposición de poder quitar el máximo potencial a su papel.
-Justamente, el personaje de Antonia generó semblanza entre el público por su experiencia como migrante, ¿Cómo fue encarnar un personaje que pasa por ese proceso?
-Buenos Aires está formada culturalmente por una gran amalgama de personas de distintas latitudes que, por diversos motivos, se vieron obligadas a migrar. No quise reducir la composición del personaje de Antonia únicamente a su experiencia como paraguaya; la intención fue abordar el proceso de migrar como una vivencia universal, independientemente del lugar de origen. Además, esta situación fue algo que viví personalmente al tener que migrar de mi ciudad natal, enfrentarme a nuevos desafíos y esforzarme el doble en un entorno completamente nuevo.
Por ello, hay algo universal en la experiencia de Antonia que permite que cualquier persona que se encuentre en una situación similar, sin importar dónde esté, pueda identificarse a través de la pantalla
“La ruta del actor es un camino que se construye día a día y está sujeta a constantes cambios. Mi filosofía como actriz se basa en la capacitación, perseverancia y constancia”.
-Cómo influyó tu experiencia de vida en el pequeño pueblo de Sapucai en la construcción de tu carrera artística?
-Crecí alejada de la idea del estrellato, del concepto de lo que era la farándula y el cine. Mi infancia fue muy lúdica, marcada por la conexión con la naturaleza y las actividades comunitarias que se realizaban en el pueblo. Fue durante esta etapa que comencé a practicar danza popular, lo que me permitió experimentar por primera vez la sensación de estar en un escenario frente al público. En la adolescencia, empecé a participar en talleres de teatro, y fue entonces cuando surgieron personas que me impulsaron a considerar seriamente la idea de dedicarme al teatro. Sin embargo, al terminar el colegio, me incliné por estudiar arquitectura, motivada por mis padres, quienes deseaban que siguiera una carrera más tradicional. Finalmente, llegó un momento en el que entendí que lo que realmente me movilizaba era la actuación, y decidí entregarme por completo a mi pasión.

-Desde tu óptica, ¿Es necesario impulsar papeles de mujeres en el cine que contengan una mirada integral y con perspectiva de género?
-Totalmente. Creo que existe una necesidad de llevar a la pantalla cuestiones relacionadas con las diversas problemáticas que enfrentamos las mujeres, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo. El cine no solo es un espacio para el entretenimiento, sino que también tiene la capacidad de invitar al espectador a conocer diferentes historias, interpretaciones y pensamientos que pueden fomentar el debate sobre ciertos temas. Asimismo, creo en la importancia de proyectos cinematográficos que apuesten por la memoria y den voz a relatos de mujeres que fueron poco visibilizadas por las estructuras políticas o que no tuvieron la exposición adecuada en su momento.
-Sobre el futuro, ¿Qué es lo que te depara a nivel profesional?
-Actualmente sigo capacitándose a nivel actoral para seguir potenciándome como actriz. Por otro lado, sigo residiendo en Buenos Aires, donde hay más posibilidades de seguir expandiéndome y acceder a proyectos relacionados al campo del cine. La ruta del actor es un camino que se construye día a día y está sujeta a constantes cambios. Mi filosofía como actriz se basa en la capacitación, perseverancia y constancia.
Fotos: Roderic Da Silva.
at Matías Irala
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