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PERSONAJES | 16-04-2020 11:54

¿Madonna a la cárcel? Se cumplen 30 años de Blond Ambition, su tour más transgresor

La tercera gira de la artista en 1990 sacó lo peor de los grupos conservadores y lo mejor de ella, que dejó un show inolvidable en más de 30 ciudades del mundo.

Madonna hace 30 años era la mujer más famosa del mundo, pero más allá de su fama, había una grieta entre los que la amaban y los que la odiaban. En 1989 comenzó a pesar más el odio hacia ella.

Ese año, la cantante se había divorciado del actor Sean Penn y estaba preparando su nuevo álbum. Una buena manera de adelantar el disco fue firmar un contrato para una publicidad de Pepsi presentando su canción “Like a Prayer”. El video original fue todo un escándalo: cruces prendidas fuego, Dios como mujer y un santo negro que se besa con ella dentro de la Iglesia.

Fue un suceso global, de alguna manera podría decirse que “Like a Prayer” es el “Thriller” de la reina del pop en su carrera musical... El problema es que muchos no entendieron el mensaje. El Vaticano lo condenó y junto a varios grupos religiosos quisieron prohibirlo hasta que finalmente lo lograron y Pepsi retiró el comercial.

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A pesar de la injusta censura, la artista lanzó el disco con el nombre que nadie quería escuchar: Like A Prayer, en donde daba información para concientizar sobre el HIV y cómo cuidarse ante sus tremendos avances.

Para 1990 la cantante tuvo un papel en la película Dick Tracy junto a su por entonces secreto amante Warren Beatty y lanzó la banda sonora del film, I'm breathless, que incluyó la famosa canción “Vogue”.

En abril, la artista se fue de gira con uno de los tours más controversiales de su carrera: Blond Ambition World Tour, para Rolling Stone, fue el mejor tour del año. Los religiosos conservadores volvieron a quejarse (incluso el Papa Juan Pablo II pidió que no vayan a verla por “satánica”), porque se “enteraron” que en el concierto, precisamente en la canción “Like a Virgin”, la reina del pop era manoseada y besada por sus bailarines (ambos gays) y hacia el final ella simulaba una masturbación que terminaba con la pregunta God? (¿Dios?).

Tanto revuelo armaron que la policía de Toronto, Canadá, dijo que ella era una “inmoral”, y fueron a buscarla antes de que comience el show en esa ciudad para que lo cancele, avisándole que si no lo cancelaba luego la arrestarían. Madonna se lo tomó con humor, hasta pensó que era una mentira de su hermano Christopher, director artístico del recital, y dijo: “No voy a cambiar mi espectáculo. Así es como decidí expresarme”.

Rezaron, como suele hacer la cantante antes de salir a escena, junto a los bailarines, músicos y coristas; todos la apoyaron para continuar. De ida hacia el escenario, la artista se cruzó con los policías y escupió el piso: “Me arrestarán por eso”.

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La reina del pop no cambió absolutamente nada de esa presentación y los fans canadienses estuvieron eufóricos, excitados y agradecidos por ver el arte en su máxima expresión. El tour fue filmado y ganó un Premio Grammy en 1992.

En mayo de 1991 se estrenó el documental A la cama con Madonna, dirigida por Alek Keshishian (quien en 2011 escribió el guion de El romance del siglo junto a la cantante), que se filmó en pleno tour del Blond Ambition. Allí se muestra a la artista en su día a día, las personas que la rodean, el sueño de los bailarines por compartir el escenario con ella...y también la cama.  

En el film, también se la ve visitando la tumba de su madre y jugando al truth or dare (verdad o consecuencia), en donde muestran el beso entre dos bailarines y cómo la reina del pop le hace una felación a una botella de vidrio.

Su manager, Freddy Demann, insistió para que se quiten varias escenas del documental y Madonna estalló: “¡Que te jodan Freddy! Todo el mundo sabe que soy una puta. ¿A quién le importa? La gente cree que soy Saddam Hussein. Me comparan con Hitler. ¡Dejá mi película en paz!”.

En enero de 1992, Kevin Stea, Oliver Crumes y Gabriel Trupin (1969-1995), tres de los bailarines profesionales del Blond Ambition World Tour, presentaron una demanda ante el Tribunal Supremo de Los Ángeles contra la cantante por violación de la intimidad, fraude y distorsión intencionada de la información, pero principalmente, la acusaron de haber expuesto su vida privada en el documental.

“No me dan ninguna lástima. Todos los bailarines sabían, desde el principio, que les estaban filmando y todos sabían perfectamente que estaban participando”, contó Christopher Ciccone en su libro autobiográfico Vivir con mi hermana Madonna (2008). La artista se molestó por su actitud y los tildó de “desagradecidos”: “Yo los convertí en lo que son ahora”, le comentó a un amigo en ese momento.

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La guerra en los tribunales duró hasta que los bailarines no pudieron costear más abogados. En septiembre de 1994, el año en que la reina del pop ganó 37 millones de dólares (según la revista Forbes), les ofreció a los bailarines un arreglo fuera de litigio. Todo fue confidencial.

En 2016 los cineastas Ester Gould (Reino Unido) y Reijer Zwaan (Ámsterdam) reunieron a los bailarines del Blond Ambition World Tour que marcaron a toda una generación: Kevin Stea, Carlton Wilborn (quien volvió a trabajar con ella en The Girlie Show, 1993), Luis Xtravaganza Camacho, José Gutiérrez Xtravaganza (fue contratado para el videoclip “Justify My Love”), Salim Gauwloos y Oliver Crumes, y lo documentaron en Strike a Pose.

En el film aparece el séptimo bailarín Gabriel Trupin, quien falleció de SIDA y dos bailarines confiesan que también padecen hasta el día de hoy la enfermedad. Strike a Pose se estrenó en el BAFICI 18 y viajó a Buenos Aires el bailarín principal de Madonna en 1990: Salim Gauwloos, a quien al final de la proyección las personas se acercaban a abrazarlo llorando. Fue un momento muy emotivo en el cine del barrio de Caballito.

El documental es muy interesante ya que, al haber pasado tanto tiempo sin verse, todos se reconocen como una familia, ya que vivieron meses intensos juntos e incluso fue la oportunidad de algunos de pedirle perdón a Madonna por la demanda, ya que también entendieron que la artista en realidad los había ayudado muchísimo. La reina del pop jamás opinó sobre el lanzamiento Strike a Pose.

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