Guido Balzaretti es conocido por su versatilidad en el mundo del espectáculo, destacándose tanto en la actuación como en la música. Brilló en obras contemporáneas como Casi Normales, Despertar de Primavera y Waitress, así como en clásicos icónicos como Los Miserables. Su próximo proyecto lo llevará nuevamente a España, donde participará en la nueva producción de El Fantasma de la Ópera, dirigida por Antonio Banderas y escrita por Andrew Lloyd Webber. En esta ocasión, compartirá escenario con el talentoso argentino Gerónimo Rauch.
Mientras tanto, en Buenos Aires, Guido desempeña un papel central en Querido Evan, donde interpreta a Connor Murphy, el compañero de clase de Evan, encarnado por Máximo Meyer.

¿Cómo es la experiencia de estar en Querido Evan? ¿Cómo te interpela la obra?
Un momento bastante particular no solo mío, sino de mis compañeros y a nivel global te diría, como sociedad, creo que no me puedo desprender de eso. Veo lo necesaria que es y cómo la gente está predispuesta a escuchar la historia y hasta deseosa y necesitada de escuchar sobre los temas que trata la pieza.
La obra habla de la aceptación, el pertenecer, el ser “distinto”, ¿sufriste esto alguna vez en tu vida? ¿Cómo?
Sin duda, sobre todo en la etapa donde se encuentran los personajes de la obra que es la adolescencia. Muy raramente encontramos un adolescente que no esté viviendo o se haya sentido así. Creo que son etapas en donde uno todavía no tiene definido quién es o qué hace con la vida más allá de lo estipulado, y hasta que cada uno es capaz de encontrar un camino lo vive así.
¿Cuál es el desafío más grande que te plantea la obra?
Uno de los desafíos más grandes para mí de Connor es esta cosa del salto al vacío. Cada vez que entra tiene intervenciones muy puntuales y entran en momentos bastante críticos, pero está constantemente entrando y saliendo.
Creo que hay algo de la cercanía de la adaptación de nosotros como intérpretes y de la mirada del director que hacen que que se meta aún más profundo todo lo todo el universo emocional.
¿Cómo fue que fuiste seleccionado para hacer El Fantasma de la Ópera producido por Antonio Banderas?
Yo estaba en la ciudad de Zaragoza terminando la gira de El médico, que es este musical basado en el best seller de Nueva Gordon, hacía un mes que estaba en esa ciudad. Ya tenía pactado al terminar venir a Buenos Aires a ensayar Querido Evan, por eso arreglamos con la producción hacer una audición antes que empezaran las oficiales porque yo no iba a estar para esa época. Después de acá tuve que seguir mandando videos y material. Así fue el proceso.
Por edad y demás, Raoul era el personaje al que aspiraba. De hecho, de todas las producciones que había para la única que audicioné fue para El Fantasma porque sentía que tenía posibilidades. Las audiciones son lugares muy expuestos, por eso cuido mucho a donde me expongo; porque a veces uno tiene buenas experiencias y otras no tanto. Dentro del género músical puedo darme ese lujo, me parecía que estando trabajando era aún más difícil diversificarme demasiado, así que puse todas mis fichas en esta obra y en este rol en particular.
¿Cómo son tus expectativas para la versión hispana de El Fantasma de la Ópera?
La verdad que me gustaría poder hacer un nuevo aporte a algo ya muy hecho en todo el mundo, y por más de 35 años en Broadway. Creo que eso también te habla de la solidez del material y de lo que le gusta a la gente ver esta obra. La verdad que para mí es un súper título para tener en mi haber y para vivir una vez en la vida. Esta es la tercera vez que audicionaba para este título: hace más de 15 años acá en Buenos Aires y hace seis o siete para Francia. Por distintos motivos no se concretó y la verdad que ahora que se concrete en Madrid en este momento de mi vida, me parece bastante ideal.
¿Cómo ves el teatro musical en Buenos Aires?
Es maravilloso, por distintos motivos. Creo que principalmente por cuestiones del mercado que puede sostener Buenos Aires, se encontró una beta muy increíble en cuanto al mediano formato. Creo que tiene mucho que ver con la impronta del teatro en Buenos Aires en donde las historias pasan un primer plano y no se necesita gran parafernalia, para poder construir un título en el género, y la gente conecta con eso surgen títulos.
at Juan Cruz Cabral Lodoli
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