Anteayer te vi en el teatro. ¿Nos podemos sacar una selfie? Te escucho siempre en la radio. Pibas, pibes, jóvenes, señoras, viejas, todos se acercan y le dicen estas frases a Virginia Godoy. Porque Virginia es Bimbo y se parió como tal. Actriz, comediante letal, criatura nocturna de Futurock, muchacha punk de vivos instagrameros. Bimbo protagoniza todos los martes en el mítico Teatro del Picadero 32 Semanas, la premiada obra de Pedro Gundesen donde comparte cartel con Juli Bartolomé, Emiliano Carazzone y Nelson Rueda. Una comedia agridulce sobre una influencer desesperada por ser madre y una chica embarazada de un pastor que no quiere serlo.
Bimbo es también la hija de Virginia Luque y Lionel Godoy, dos figuras que hicieron mucho por la cultura, pero que también se apropiaron de una beba y falsearon una adopción. La que se reconstruye en una autoficción y la gorda que no encontraba sentido a su porvenir, Y ahora es esta mujer amada por el público mientras recita una frase de 32 Semanas: “Estoy harta de hacer todo sola, estoy cansada de estar sola. Me parece que nos merecemos más amor que el que tuvimos”. Y agrega: “Si escuchás tu deseo la vida da oportunidades. Y que no sabés nunca que te está esperando”
“Básicamente este año yo tenía ganas de actuar. No quiero hacer standup ni participar en una carrera por ser la mejor feminista, de esa me bajo. Tengo formación de actriz y me cansé de estar sola en un escenario, son once años de ”ríe Pagliacci” como sea y no quiero más eso. Además estuve muy triste el año pasado y cuando me ponía la peluca (para Checho y Batista un programa de la Tv Pública) no importaba nada, se detenía todo, y sentí que necesitaba más de eso. Justo me había llamado Pablo D´Elia, el director de 32 Semanas, después vino la pandemia y ahora cuando la releí dije re. La quiero hacer, porque la obra tiene que ver con descubrir que deseamos realmente más allá de los mandatos o de lo creíste que sos”, cuenta.
-Parame todo, estás cantando con Los Pepis. ¿Por qué elegiste la cumbia?
-Porque me gusta mucho y encumbio cosas como el bolero Soy Infeliz de La Lupe. Fueron los únicos que me invitaron a jugar con la música, o sea nunca nadie te invita a zapar, a ver que sale si no sos de ese palo. Y Tito de Los Pepis me dijo traete algo que quieras cantar, salieron algunas cosas y ahí empezamos.
-Justamente mencionaste que el año pasado estuviste muy triste, ¿que te pasó?
-Tuve una depresión y en el momento no me di cuenta porque no paro de hacer cosas, la productividad está asociada a pensar que estás bien y no es así. Yo lloraba dos horas todos los días y pensaba “es la pospandemia, se murió mi papá en el verano, bueno…”. Pero me dolía el cuerpo, fue tipo me parece que estamos en una, me cambió la energía, me modificó todo. La gente lamentablemente aún tiene prejuicios con la psiquiatría, con la medicación, con equilibrar tu mente. Después se toman un antibiótico o un Rivo para cualquier cosa. Si hoy escuchás los primeros programas del año pasado de Un Loco en el Camino (a la medianoche por Futurock) ¡soy una suicida! Todo allá abajo (se ríe). Pero ahora estoy volviendo a lo que quiero que es actuar.
-Sos una gran comediante y lo sabés. Pero actuar tiene infinitas posibilidades, ¿qué te gustaría hacer?
-La comedia me interesa, obviamente pero también hay otros lugares que necesito explorar. Me convocaron para varias cosas pero el trabajo del actor es esperar que te llamen y yo me cansé de esperar. A los 33 empecé a tatuarme: “Me parece que no voy a hacer Hedda Gabler en el San Martín”. En los últimos años se ha cuestionado todo, hemos revisado innumerables cosas pero el teatro sigue con sus monstruos sagrados, sus estructuras casi religiosas e institucionales. Y me refiero al comercial, indie, oficial, ¡a todos!
-Existe la ilusión de la visibilidad gorda y de que se han conquistado espacios para todos. Se habla muchísimo de una Ley de Talles que por ahora solo sumó marcas indies y otras que agregaron 4 tamaños de remeras, ¿qué pensás al respecto?
-Que la visibilidad gorda y la inclusión es mentira. Hemos cambiado ciertas maneras de vernos y de sentirnos pero el mundo allá fuera sigue siendo el mismo. Estuve en el programa de Flor de la V y América o Jotax (la productora) subían clips donde yo no existo directamente por gorda. Pero las cosas nazis que comenta la gente, súper transodiantes son terribles. Sabemos que existe eso, conocemos como matan a las personas trans pero leer las barbaridades que escriben con tanta liviandad como si hablaran de un vestido es tremendo. Ahí entendés que tu feed no es la realidad.
Muchos ven a las activistas body positive mostrando ropa y piensan, ya está, tema superado. Y es lo que decís, el feed es tan solo una ilusión donde hablamos con gente que se parece a nosotros… Y además en esas 5 activistas body positive también se busca una hegemonía. En esas modelos plus size seguimos encontrando lo mismo, pero agrandado. Siempre con el mismo tipo de cara, de pose, de mujer que seduce. ¡Basta! Poné un dibujo. Hay algunas marcas súper indies que recurren a amigas que son reales, pero sino es buscar lo que ya está y ensancharas el talle con photoshop.
-¿Romper arquetipos es más jodido de lo que pensamos?
-¡Pero sí! ¿Qué es esa idea de belleza? Ya está, lo comprobamos con nuestro deseo. Nada de esos ideales es lo que te hace amar. No es real lo del body positive, hay activistas que hacen un montón de cosas y las agradecemos porque verlas me ha hecho bien, ojalá las hubiera visto en la adolescencia, pero allá fuera todo es muy cruel. A mí quizás me miran porque me conocen, pero yo me críe aguantando que me gritaran cosas horribles en la calle, sintiendo que no había nada en este mundo para mí. Pensaba, nada me espera. Ni amor, ni trabajo, ni ropa…nada bueno me va a pasar.
-Con esto que decís de empezar a contar otra historia, te escuché en La Cruda (el podcast de Migue Granados) y allí contaste que no fuiste adoptada por tus padres, sino que sos apropiada. Los papeles de adopción fueron falseados y aún no pudiste descubrir tus orígenes. Ahí decías que te gustaría hacer una docuserie donde rastrees ese camino hacia tu identidad. ¿Cómo sería?
-Tengo un proyecto, un reality de comedia, una road movie sobre la búsqueda de mi identidad. No hay material así, nunca vi nada que me interpelara. Y hablé por primera vez con alguien apropiada recién hace dos años, somos 3 millones lo que buscamos nuestra historia, es la población entera de un país como Uruguay y Capital está repleto de parejas con bebés del Interior. La adopción es un tema del que tampoco se habla y es un secreto de familia para toda una generación.
No es lo mismo adoptar que apropiarse, hay una vulneración de derechos en el medio, por un deseo propio y egoísta al mango, más toda una organización que está involucrada, desde médicos hasta el Registro Civil. También hay una cosa que está en 32 Semanas y de la que venimos hablando que es la diferencia entre la Capital y el resto del país. Los temas son otros, la fe que sostienen las comunidades, la desigualdad provoca que para mucha gente siempre sea mejor opción una familia blanca de Capital que otra del lugar de nacimiento. Yo nací en Santiago del Estero, eso lo sé y era un lugar así. Quiero emprender ese viaje y hacer un registro.
-Tu madre y tu padre nunca te contaron la verdad sobre tus orígenes. Empecemos por el nombre, ¿cómo se llamará la serie?
-La cabra al monte tira, que es la frase que me decía mi vieja cuando quería marcarme que mi conducta se debía a mis orígenes y era heredada de otra persona. La haré, voy aprendiendo y ahora si no surge otra cosa, me la gestiono. Después de esta obra mi proyecto inmediato es hacer un café concert donde pueda cantar y hacer otras cosas, soy una gran admiradora de los café concert de Nacha Guevara, Gasalla y Perciavalle. También tengo un plan con mi amigo que se llama Jordi y vino de Cataluña para vivir acá. Ahora me mudo con él a la casa donde vivían mis padres. Está en obra.
-Eso también es un viaje al interior, pero de vos misma. ¿Cómo va a ser esa vuelta a la casa familiar que es la misma pero a la vez es otra?
-Durante un año no pude hacerme cargo, se la presté a alguien, le cambió la energía. Cuando murió mi papá fue como se terminó la serie, ya no queda nadie que haya vivido el show de esos tres locos que éramos. Y también pensé, mi vieja fue una mina que trabajó desde los 9 años, que hizo un montón por la cultura, por el tango y por otras mujeres en distintos espacios. Lo único que quedó es esta casa que si la vendo me van a dar dos mangos. Ahí decidí sostenerla, compartirla, porque para mí la única manera de compartir la vida no es con una pareja y un hijo. Ahora quiero cocinar para dos, quiero tapar a mi amigo cuando hace frío, ver una peli, compartir la vida desde otra fórmula. Hijos no voy a tener, no me considero buena para eso, la maternidad hay que llevarla muy bien, respeto mucho a las que pueden todo. Estoy contenta con arrancar esta nueva etapa, dejarme llevar por los azares de la vida. Porque he tenido mucha suerte y no existe nada que no sea con el otre.
-Hablamos de esta nueva realidad y también de como convive tu historia con la ficción, ¿cuál es tu fantasía más loca?
-Nunca tuve la fantasía de protagonizar. Por suerte tuve esa madre diva que me ubicó los patitos, ella era loca por esas cosas y a mí me la sudan, pero ¿sabés que? Si voy a soñar quiero que Los Javis dirijan mi serie. Quiero el tono de Paquita Salas, el de Veneno, esa es mi fantasía. Vas a llorar pero también te vas a reír un montón. Será verdad y también un flash. Necesito plata para contratar a los Javis.
at Marcela Soberano
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