A sólo seis meses de conocerse, Meghan Markle y el príncipe Harry se casaron en noviembre de 2017. Con la aprobación de la mayoría de los británicos, la pareja dio el "Sí" en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, frente a 800 invitados. Muy enamorados, el hijo de Lady Di y la actriz de Hollywood sellaron su amor frente a la Familia Real británica y distintas celebridades, entre ellos George Clooney, Oprah Winfrey, Elthon John, David y Victoria Beckham y Serena Williams.
En una boda soñada y muy alegre, Meghan Markle lució un impecable vestido de novia, diseñado por Clare Waight Keller para Givenchy. El diseño, de seda, con escote barco y manga francesa se estima que costó 387 mil libras esterlinas y se tardó 5 meses en confeccionarlo. El vestido, sujetado por una tiara de diamantes, fue acompañado por un velo de 5 metros de largo que incluía un bordado de las flores representativas de todos los países pertenecientes a la Commonwealth.
El príncipe Harry vistió un uniforme de los Blues and Royals, regimiento de caballería del ejército británico donde él sirvió durante diez años. Además, lució el rango mayor con estrella de la Real Orden Victoriana, las medallas al Servicio de Afganistán y Diamantes de la reina Isabel II, además de las alas de la Fuerza Aérea del ejército del Reino Unido.
Luego de la ceremonia religiosa, la pareja se trasladó a la Frogmore House, al sur de Windsor, donde recibieron a sus invitados en una celebración privada. Para esta ocasión, la novia sorprendió a los presentes con su sencillez luciendo un vestido ajustado con los brazos al descubierto, obra de la diseñadora Stella McCartney.
Durante la celebración, se pudo ver que la novia llevaba en su mano derecha un anillo color aguamarina que perteneció a Lady Di.
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