Giulia Dias nació en la ciudad de Curitiba (en Paraná, región sur de Brasil), tiene 25 años, y es del signo de Escorpio. Es la portadora de una belleza que rompe algunos estereotipos: a los nueve años, víctima de un accidente de tránsito, vio su vida cambiar al tener una cicatriz en parte de su rostro.
-¿Podes contarnos cómo sucedió?
-Me mudaba de Curitiba para Florianópolis, en el auto que conducía mi abuela, junto a mi hermana mayor y mi hermano menor. Mi abuela tuvo un vahído y chocamos. Tuve una hemorragia interna, perdí masa muscular en mi abdomen, entre otras cosas que sufrieron todos los que iban a bordo. Tuvimos mucha suerte, un médico pasaba por la carretera y se apuró a ayudarnos.
-¿Cómo lidias con los comentarios negativos?
-Al principio cuando tuve el accidente, la cicatriz estaba más marcada, más roja, y usaba una bolsa de colostomía, entonces generaba cierta extrañeza en la gente. Caminando por la calle, muchas personas me miraban raro y algunos hacían comentarios desagradables, muchas veces no me importaba, otras veces caminaba con la mirada un poco baja (así que no tenía que cruzar esas miradas y escuchar comentarios molestos). Era una forma de blindarme, pero hoy me gusta caminar con la frente en alto y poner empeño en dar la cara a los que me miran, para demostrar que soy fuerte y que no me siento abatida. Lo que no me impide recibir preguntas inoportunas de extraños como ‘¿qué es eso en tu cara?’. Aprendí a tratar con la gente con el tiempo y a responder este tipo de preguntas de una forma amable y natural, que deja encantado a cualquiera.
Una historia fuerte, pero que la condujo a un camino inusitado: se mudó a São Paulo y firmó contrato con WAY Model, una de las mayores agencias de modelos de Brasil que maneja la carrera de íconos como Alessandra Ambrosio, Carol Trentini, Candice Swanepoel y también la hija de Xuxa, Sasha Meneghel. Desde entonces, Giulia emerge como la nueva cara para una moda más diversa, inclusiva y real. Hace poco, debutó en las pasarelas de SPFW N54 y llamó la atención de todos por su belleza única. El año pasado fue la estrella de una campaña de belleza de la marca Avon, y ella lo celebra: “ver la representación de todo tipo de belleza es algo que cambia la percepción que tenemos de nosotros mismos”.
-¿Cómo ejercitas tu autoestima?
-Cuando estaba en el secundario, profundicé mis estudios sobre feminismo, lo que me dio una mejor comprensión del estándar de belleza y estas imposiciones que existen sobre las mujeres. Esto me ayudó mucho a entender cómo NO debo comportarme en relación a esta presión estética que sufrimos. La autoestima es un proceso, largo y a veces muy difícil; durante mucho tiempo usé mi cabello en la cara, para que no se notara la cicatriz. A medida que fui creciendo, mi visión de la situación cambió. Conocí a mujeres increíbles que me ayudaron a formar mi ideología y mucho de mi carácter. No existe ese tal ideal de belleza que nos quieren hacer tragar. Siempre digo que no debemos compararnos con nadie, ni buscar la aprobación de los demás y mucho menos desear tener o ser lo que no somos.
-¿Qué consejo le darías a alguna chica que podría estar pasando por lo mismo?
-Lo más importante es amarte a ti mismo por encima de todo, porque si no te amas, nadie puede hacerlo por ti y entender que tus acciones, discursos, actitudes valen mucho más. Al mirarnos en el espejo, tenemos que ver más allá de ese reflejo. Después de tantos comentarios que he recibido (de cómo mi historia sirvió de ejemplo, tanto para hombres como para mujeres), me siento muy realizada. Siempre sentí que mis cicatrices tenían un propósito mayor y en algún momento lo descubriría. Hoy lo veo, me enfoco en la representatividad y en mostrar que no es porque tengo una cicatriz que debo esconderme.
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