Aunque Gabrielle Chanel, la creadora de la marca que lleva su nombre nunca diseñó un par de botas era calzado que siempre llevaba puesto.
Amante de los caballos, el jinete y los hipódromos no había nada mejor para llevar en sus pies. Massaro, su zapatero favorito era el encargado de diseñar las botas que Gabrielle llevaba, sobretodo entre los años 50 y 60.
Pero no fue hasta 1983 cuando Karl Lagerfeld llegó a Chanel y convirtió a las botas en un elemento clave de las colecciones.
El entrañable diseñador recreó el calzado de Mademoiselle, y le agrego una variedad de materialidades en cuero y tela. Así se convirtieron en un elemento fundamental de la gramática Chanel.
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Pero la sola confección de este complemento no fue era suficiente para Karl: decidió agregar cadenas, lazos, camelias, piedras multicolores, cintas de grosgrain y bordados.
Para la última colección Otoño-Invierno 2020/21 Ready-to-Wear, presentada el lunes pasado, la directora creativa Virginie Viard de la marca se inspiró en la épica de las carreras de caballos.
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Para eso imaginó botas de montar en cuero negro dobladas debajo de la rodilla con un puño marrón. Una fotografía de Karl Lagerfeld con un traje a rayas y botas: fue el puntapié inicial de la nueva colección.
Pero si regresamos al inicio la Casa de Massaro, fundada en 1894, forma parte de los Métiers d'art de CHANEL desde 2002. Junto a la fábrica italiana Roveda, que también pertenece a Métiers d'art de CHANEL y fabrica los zapatos para todas las colecciones Ready-to-Wear imaginadas por Virginie Viard.
Cada temporada, Roveda combina un trabajo artesanal y tecnologías de vanguardia para crear zapatos excepcionales.
at Sarah Peña Gauna
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