Monday 17 de March de 2025

MODA | 13-02-2025 17:02

Descubrí el universo privado de Catalina Chavanne: la diseñadora que equilibra lo atemporal y la tendencia

En el tradicional edificio La Colorada, ubicado en el barrio de Palermo, se encuentra el centro creativo de la creadora de Blue Sheep.

Tras los muros de este noble edificio del arquitecto británico Regis Pigeon, La Colorada se encuentra el universo creativo de Catalina Chavanne. Podemos denominarla como diseñadora, creativa, magnética y también sinérgica. Su presente como diseñadora y al frente de su propia marca no estuvo diseñado como un plan de conquista. En sus propias palabras, “todo fue dándose orgánicamente.” Algunos dirán que fue casualidad, otros que fue el destino. 

Para entender el universo privado detrás Blue Sheep, primero debemos conocer el universo pasado de Catalina. Su comienzo en el mundo de la moda fue junto a Roberta Freymann en 2004, primero como vendedora y luego como asistente y modelo de calce para los viajes de Freymann a la India.

Catalina Chavanne, Blue Sheep
Los tonos de esta colección de verano son mucho más llamativos y vibrantes.

-¿Cómo fue tu primera experiencia en India y de qué manera influyó en tu perspectiva sobre el diseño?
-En realidad, no sabía bien a qué estaba yendo, pero a cualquier chica de 20 años que le digan “Che, ¿me acompañás a India?”... ¡estamos bien! Me subí a ese avión sin saber exactamente qué iba a hacer; fue un salto a la experiencia. Llegar a la India y conocer a los proveedores y poder comunicarme con ellos me permitió entender sus procesos y relacionarme con el diseño desde su inicio. Esto me abrió un universo único en ese momento.

Recuerdo que el primer día fuimos a un mercado de telas y Roberta me dijo: “Bueno, elegí lo que te guste.” Yo le respondí: “¿Cómo que elija lo que me guste?” y ella, muy segura, me contestó: “Sí, las telas que te gusten, después decidiremos qué hacemos con ellas.” Por supuesto, yo conocía el producto que ella hacía; como vendedora de su marca sabía perfectamente qué consumen sus clientas y, por ende, conocía a la perfección el universo de Freymann.

Quizás cuando uno piensa en diseño y en crear una colección, definitivamente no comienza por el final, sino por un concepto. En la facultad te enseñan a desarrollar un concepto del cual derivan diversas situaciones que te llevan a texturas, colores, telas y tipologías.

Bueno, acá se empezó por el mercado de telas, eligiendo cosas sin saber exactamente para qué eran. Esta era su manera de trabajar y su búsqueda creativa. Para mí, fue fascinante no solo ver que esto podía ocurrir, sino también que me dieran un lugar en esa decisión.

Catalina Chavanne, Blue Sheep
Cuadros, artesanías y recuerdos configuran el espacio de trabajo de Catalina.

-¿Qué te llevó a emprender en el mundo del tejido?
-Como muchas de las cosas que me pasan en la vida, fue muy orgánico. Trabajé con Roberta durante ocho años. Cuando llevaba alrededor de seis o cinco años trabajando para ella, uno de los aspectos que le faltaba cubrir eran los suéteres, o encontrar dónde hacerlos. Desde Argentina, comencé a estudiar indumentaria y terminé la carrera a los 26 años. Paralelamente, mientras estudiaba y viajaba con Roberta, inicié una colección de suéteres.

En una ocasión, nos encontramos en San Pablo y le llevé unas muestras de diseños en tejidos que había mandado hacer: cinco prototipos. Me había llevado las cartas de colores y los hilados. Cuando los vio, le encantaron. Regresé de Brasil a Buenos Aires como proveedora de Roberta y con un pedido de suéteres para su marca. Así entré en el mundo del tejido, sabiendo que ella cubriría todos los costos. Trabajaba y viajaba con Roberta, estudiaba en la facultad, hacía los suéteres para ella y los vendía. Pronto comencé a tener sobrantes de hilado, y con ese material hice algunos para vender a mis amigas. Ellas me decían: “No puede ser que exportes a Estados Unidos y no nos dejés comprarlos”.

Así que comencé a hacerlos y, de manera orgánica, surgió algo que inicialmente no tenía marca, no era Blue Sheep, ni tenía un proyecto de serlo. Simplemente era una necesidad de hacer un producto que yo misma comercializara y de cuya ganancia me beneficiara. Cuando renuncié a Roberta, después de ocho años,  quedé embarazada de mi primera hija. 

“Todo lo que es Blue Sheep y todo lo que fue Blue Sheep fue en base a decisiones, aciertos, desaciertos, cambios de parecer, a equivocarnos y a decir “está bien también, no pasa nada”.

-¿Cómo nació la idea de crear Blue Sheep?
-Con el nacimiento de Elena, mi hija, empezó a gestarse en mi cabeza la idea de una marca de suéteres. Así nace el concepto, nace Blue Sheep, nace todo. Porque, en realidad, esa idea de “bueno, evidentemente tengo que hacer suéteres porque la gente los quiere”. Entonces, los voy a hacer. Así que hice una colección de 200 prendas, eran cinco artículos en tres colores, cada artículo en tres talles. Siempre digo lo mismo cuando hablo del emprendimiento: yo no entré a hacer Blue Sheep con la ambición de crear una súper marca ni de tener locales.

Entré con la ambición de hacer algo que me gustara y de poder vivir de ello. Cada paso que se dio en la marca, desde esa primera colección de 200 prendas, pasando por la siguiente de 500, hasta la tercera, ya pensando en mayoristas con 2000 prendas, fue en función de la demanda y del feedback que recibía de las clientas. Así que sí, fue orgánico. No fue un proceso de terminar esto y empezar aquello. Fue un proceso que se fue dando orgánicamente.

Catalina Chavanne, Blue Sheep
Zapatos de la nueva colección de la marca.

-¿Cómo logras mantener la flexibilidad y adaptarte en un entorno tan cambiante como el de nuestro país?
-En un país como el que estamos, estás todo el tiempo ajustando, y a la vez reevaluando el crecimiento todo el día. O sea, todos los días miras si vas para acá o vas para allá. Miles de veces cambias de parecer. Miles. Yo arranqué diciendo que nunca iba a ir a un shopping. Bueno, ya me ves, estoy en el Patio Bullrich, pero además abriendo en Nordelta. Cuando decía que no iba a abrir en un shopping, tenía un montón de convicciones que en ese momento eran lógicas. 

-¿Cuál es tu opinión sobre la ley de talles y cómo afecta a la diversidad corporal en la moda?
-El tema de la ley de talles es una normativa que establece un sistema de identificación de medidas basado en una investigación antropométrica que recopila las medidas y proporciones de toda la población. Esto se identifica con etiquetas, por ejemplo, S, XL, XXL. Me parece horrible porque la etiqueta ya identifica a una persona por ejemplo en “GRANDE” o “PEQUEÑO”. Meternos con la corporalidad es terrible. Los cuerpos son todos diferentes, por lo que la ley de talles no logra abarcar de manera justa y efectiva los cuerpos. Podes tener una medida de cintura pero un largo diferente de pierna, y esto varía en todo.

Por esto, y porque me parece fundamental que quien quiera usar una de mis prendas lo pueda hacer y que la etiqueta no la limite, para eso hacemos ajustes personalizados, tenemos costureras que ajustan ya sea el pantalón o la prenda que quiere la clienta y se ajusta para que le vaya cómoda y se sienta bien. No sabés la satisfacción que es ver a alguien feliz porque puede usar lo que le gusta y sentirse bien siendo ella misma, encontrar su talle de pantalón, por ejemplo, cuando no es posible en la mayoría de las marcas. Trabajar en diferentes corporalidades y edades se dio de manera natural como te dije antes, todo en Blue Sheep y en mi vida así es. 

Fotos: Sergio Piemonte. 

at Federico Velenski

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