El pasado 2 de mayo culminó con una celebración en San Patricio del Chañar (unos kilómetros al norte de la capital provincial) la Vendimia Neuquina 2022, una fiesta organizada con el apoyo de la Intendencia del lugar, donde productores, trabajadores y vecinos de la zona celebraron la consolidación de esta región patagónica como un nuevo Circuito del Vino.
En medio de un clima distendido e informal, pero con propuestas gastronómicas de primer nivel a cargo de Pablo Massey, Pancho Fernández (de Bodega Malma) y Ezequiel González (de Bodega Familia Schoreder) y con música en vivo del Zorrito von Quintero, Hilda Lizarazu y Juanchi Baleirón las bodegas no sólo festejaron una buena cosecha, sino la cristalización de un proyecto compartido que fue creciendo a la par de este siglo. Con una amplia gama de varietales que se dan muy bien por las condiciones del suelo y el clima, pero con el Pinot Noir como cepa emblemática de la Patagonia, la región se convirtió en un polo de producción vitivinícola y turístico en pleno desarrollo que se suma, por derecho propio, a los ya tradicionales circuitos de Mendoza y Salta.
Los Pioneros
En una iniciativa conjunta privada y provincial la primera en instalarse en la zona es la Bodega del Fin del Mundo. Donde solo había plantaciones de duraznos, manzanas y peras la familia Viola ve potencial para sus vides, y sobre el valle del rio Neuquén, en 1997 planta sus primeros cuadros. Recién en 2002 realiza su primera cosecha. Desde entonces la bodega crece a ritmo sostenido con vinos de calidad y la Patagonia como marca diferencial.
Hoy, en manos de la familia Eurnekián, es la más grande de la zona y produce de forma industrial casi el 50% del volumen de vino de la región. En palabras de su enólogo Ricardo Galante “buscamos entregar vinos amables, frescos, bebibles y sin tanto roble” y esta idea se ve reflejada en todas sus líneas, desde las más bajas como Postales o La poderosa a las más exclusivas, como la línea Fin Single Vineyard (con sus cinco varietales: Malbec, Pinot Noir, Syrah, Cabernet Franc y Chardonnay) o la tope de gama Special Blend, un corte Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot.
Todo para ver
Más pequeña pero con la misma sofisticación y una historia en común se encuentra la Bodega Malma, un emprendimiento que inauguró en el 2004 y que desde 2019, a cargo de la familia Viola, está construyendo su propio camino. Mucho trabajo sobre el campo y técnicas tradicionales de elaboración y guarda son su secreto para lograr la mejor expresión del terruño. Así bajo la denominación Malma encontramos las líneas La Papay, Reserva de Familia, Universo y la línea ícono Rara Avis, dos botellas que visualmente se complementan con los dos varietales que mejor se dan en esta parte del mundo: el Pinot Noir y el Chardonnay.
Como plus, esta bodega de muy cuidada arquitectura y con una galería de arte en su interior, ofrece la posibilidad de hacer visitas guiadas (siempre con reserva previa) para ver los viñedos, los procesos productivos y degustar sus vinos. Y también cuenta con un restaurante con una propuesta de autor y una maravillosa vista hacia los viñedos.
Otra de las más importantes bodegas de la zona y que también se encuentra muy orientada al turismo es Familia Schroeder. La construcción de la bodega se planificó para que el visitante pueda apreciar todos los procesos productivos. El edificio tiene cinco niveles dispuestos de manera vertical (para usar la fuerza de gravedad en el proceso de vinificación) que se pueden recorren por unas escaleras diseñadas para tal fin. Lo que seguramente no estaba planificado fue encontrar en medio de la construcción los restos fósiles de un dinosaurio de 75 millones de años de antigüedad.
Este singular hallazgo en 2002 le dio a sus dueños la historia y la impronta que estaban buscando. De allí se desprende el nombre común a casi todos sus vinos: Saurus. En el preciso lugar donde se hallaron los restos fósiles hoy funciona una cava (que forma parte del Circuito Paleontológico Provincial) donde se los puede ver tal como fueron descubiertos. Allí también finalizan las visitas con una degustación de vinos y aceite de oliva.
La bodega también cuenta con un restaurante, a cargo del chef Ezequiel González, donde se pueden maridar los más selectos vinos y espumantes de la bodega con un menú de varios pasos con preponderancia de ingredientes patagónicos. Todo con vista a los diferentes terrois de la bodega.
Otro de los establecimientos fundadores de la zona vitivinícola de San Patricio del Chañar es la bodega Secreto Patagónico. En 2003 la familia Groppo Parisi plantó 42 hectáreas y en 2008 comienzan a vender al público. Hoy con 60 ha de vides y de la mano de las nuevas generaciones la bodega se encuentra en expansión tanto en el mercado interno como en el internacional. El nombre de su marca Mantra, alude al espíritu del vino como eje central y es una buena síntesis de la filosofía de la empresa.
Con cosecha totalmente manual, mucho trabajo en los viñedos y certificación orgánica en proceso la bodega enfoca su mirada hacia un público joven que valora la frescura y los aromas frutales y que comienza a tener al Pinot Noir, el más suave de los vinos tintos, entre sus preferidos. Además de este varietal, que genera el 70% de sus ventas, producen Malbec y Chardonnay en tres líneas: Mantra Rebel, Mantra Clásico y su gama más alta, Mantra Reserva.
La bodega puede organizar visitas en grupo (con reserva previa), para conocer sus instalaciones y degustar sus vinos en su acogedora cava subterránea.
El maridaje perfecto
Y para que la experiencia gourmet sea completa, ninguna ruta del vino puede dejar de complementarse con una cata de aceite de oliva. Para eso basta con hacer una escapada hasta el vecino pueblo de Centenario, donde se encuentra Praderas Neuquinas, un establecimiento con 70 hectáreas de olivares que produce aceite extra virgen de calidad internacional. Allí se ofrece una visita guiada donde se conoce la historia del olivar, se hace un recorrido por la almazara y finalmente se realiza una cata, acompañada de panes, quesos y cherrys, donde se aprende a reconocer las sutiles diferencias de aromas, amargor y picor entre los seis diferentes tipos de aceites que producen. Como plus, una degustación de la miel que también elaboran en el establecimiento.
Un circuito patagónico lleno de sabores, aromas y pasión que vale la pena recorrer y disfrutar con los cinco sentidos.
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios