El “proximity crush” no es ninguna novedad, es más existe desde hace años, con la diferencia que ahora se le ha dado un nombre. ¿Cuántas veces nos hemos conformado en el amor? No nos daría el tiempo para contarlas. Lo cierto es que este concepto bien podría identificarse, según el urbandictionary, como “una atracción por alguien que no es particularmente atractivo, desarrollada a partir de una exposición frecuente y prolongada a la persona”.
Si lo traducimos al español, el término vendría a ser algo así como el “enamoramiento por proximidad”, ese que se da con la persona con la que nos cruzamos justo en ese momento de nuestra vida en el que estábamos especialmente vulnerables. Es el sujeto disponible en ese determinado instante, así que no podemos dilucidar con toda claridad si realmente es amor, o si solo estamos con él o ella por simple aburrimiento o por el tan famoso miedo a estar solas.
¿Qué hay detrás del “proximity crush” y como identificarlo?
Según la palabra de expertos en psicología, es cierto que la proximidad con una persona puede hacer que tarde o temprano nos enamoremos de ella. Y no hablamos tan solo de una cercanía física en el espacio, sino también una proximidad en cuanto intereses y gustos. Es innegable que pasar mucho tiempo con alguien puede llevarnos a desarrollar cierto afecto y hasta terminar en pareja.
Sin embargo, los especialistas advierten que hay que saber diferenciar este auténtico enamoramiento de aquel que solo surge por el miedo a quedarnos solas, el “proximity crush”. Haciendo un buen trabajo de introspección podremos descubrir si se trata realmente de amor verdadero o si simplemente nos estamos conformando.
Pues bien, la psicóloga Iria Reguera nos invita a preguntarnos: “¿si dejara de hablar con esta persona, en 6 meses todavía me acordaría de ella?” Si la respuesta es no, podemos concluir fácilmente que estamos involucradas en un enamoramiento por proximidad.
El peligro de los “proximity crush” es que nos estamos engañando a nosotras mismas. Por miedo a la soledad, o por no cumplir con los estándares que la sociedad ha impuesto, nos quedamos con aquel que apareció y que, aunque no nos resulte atractivo bajo ningún punto de vista, podría ser una potencial pareja. No solo nos estamos mintiendo a nosotras mismas, sino también a la persona que tenemos en frente. No ser sinceras solo nos llevará al descontento y a la infelicidad, no te conformes con un “proximity crush”.
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