¿Hola, cómo andan? Nosotras desde No Pausa en shock con la cantidad de consultas y comentarios sobre la última columna donde hablamos de Incontinencia urinaria. Sabíamos que era un tema poco explorado, y que afectaba a muchas personas, pero ¡no imaginábamos que iba a tener la repercusión que tuvo! En varios casos se acercaron para contarnos sus experiencias y - en medio de esa cascada de comentarios - apareció un nuevo tema: el prolapso.
No entendíamos ni teníamos información, entonces salimos a buscarla. De nuevo recurrimos a licenciada Shiri Raed, Kinesióloga Fisiatra (M.N.16792), Directora en Pelvine, Centro Integral de Rehabilitación de Suelo Pélvico. Con un Master en Suelo Pélvico en la Universidad Internacional de Andalucía. Además, excelente comunicadora, con lo cual hacemos un gran equipo ganador.
Alusiones futbolísticas a parte, Shiri nos compartió su conocimiento sobre la patología, cómo evitarla y sus tratamientos. A menudo ella recibe pacientes en su consultorio con un diagnóstico de Prolapso que muchas veces no saben qué es, cómo se produjo, ni qué implica el cuadro. Ni hablar de tratamientos eficaces para detener su evolución.
Cuentan que su madre, abuela o tías también lo han sufrido, así que suponen que debe ser “genético”... y se resignan frente a este “inevitable destino”. Como nosotras, Shiri cree que: “Estas situaciones -tan frecuentes- confirman que debemos luchar contra la desinformación y la falta de conocimiento del cuerpo femenino, sobre todo en lo que refiere a “esas partes pudorosas o pudendas”.
Agrega que, “no es casual que el nervio que da inervación a los órganos pélvicos se llame pudendo. Como sabemos, el cuerpo de la mujer, lo genital y lo sexual han estado atravesados durante mucho tiempo por el silencio y la vergüenza”. Sabias palabras de Shiri, ahora vamos por puntos…
¿A qué llamamos PROLAPSO?
El prolapso es el descenso o caída de uno o más órganos internos debido a la alteración de sus medios de fijación. En el caso de los órganos pélvicos, el descenso puede ser de vejiga, recto y/o útero.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas son diversas; incluso, en muchos casos, confluyen varios factores en el desarrollo del prolapso. Los más recurrentes son:
- Los cambios hormonales de la menopausia, porque generan una menor producción de colágeno debilitando las estructuras de sostén, ligamentos, fascias y músculos del suelo pélvico.
- Los partos, ya que contribuyen al debilitamiento de la musculatura del suelo pélvico.
- La mala gestión de presiones intraabdominales hacia la pelvis, ejecutando esfuerzos que acercan el tórax al pubis. Suele observarse esta presión sobre la pelvis al toser, estornudar, practicar deportes de impacto o realizar abdominales “bolita”, entre otras situaciones.
- El estreñimiento crónico, ya que el esfuerzo excesivo para evacuar termina impactando a nivel de la fascia pélvica.
La diástasia abdominal (la separación de los músculos rectos que se produce durante los embarazos), si persiste y no se recupera, provoca cambios posturales que hace que los órganos reciban las “presiones” descendentes.
La histerectomía (cirugías de extirpación del útero), la falta de un órgano en una cavidad diseñada para el equilibrio entre sus tres órganos (vejiga, útero, recto) produce una alteración de la biomecánica pélvica.
¿Cómo darnos cuenta de un prolapso?¿Cuáles son los síntomas?
Y aquí es donde hablamos de una PATOLOGÍA SILENCIOSA, porque EL PROLAPSO NO DUELE. En sus primeros grados, cuando es más fácil detenerlo mediante rehabilitación, es asintomático y muy difícil de saber que “algo no está en su lugar”, salvo que un médico lo detecte. Sugerencia: pregunte alx ginecologx cuando tengas un chequeo si todo está bien.
En fases más avanzadas, la sintomatología es variada y depende del órgano afectado. Cuando el prolapso es de vejiga (cistocele), puede tenerse la sensación de vaciado incompleto al orinar. En caso de prolapso de recto (rectocele), la sensación es de seguir teniendo ganas después de ir al baño). El colpocele (prolapso de útero) provocará, al igual que los otros, sensación de pesadez o de bulto dentro de la vagina, que empeora al hacer esfuerzos o al estar mucho tiempo de pie.
Tratamientos para el prolapso
Hoy existen tratamientos no invasivos para abordar el prolapso en fases tempranas, por lo que resulta muy importante que pueda ser detectado en los controles de rutina ginecológicos, para realizar un abordaje precoz y detener la evolución.
¿Qué podemos hacer frente al diagnóstico de prolapso?
Para determinar el tratamiento más conveniente, es importante evaluar el grado de prolapso. La clasificación más tradicional agrupa a los prolapsos en 4 grados, según el nivel de descenso del órgano en cuestión en la cavidad vaginal. En los grados 1 y 2, que serían los más leves, el tratamiento de primera línea es la rehabilitación de suelo pélvico. En los grados 3 y 4, generalmente se requiere intervención quirúrgica.
No obstante, también en estos casos, es recomendable la rehabilitación del suelo pélvico antes y después de la cirugía, con el objetivo de reeducar la gestión de presiones, fortalecer las estructuras de sostén y optimizar los resultados de la cirugía realizada. Importante: la REHABILITACIÓN DEL SUELO PÉLVICO es un tratamiento realizado por kinesiólogos especializados en esta zona tan compleja de nuestro cuerpo.
En caso de prolapsos, se combinan diferentes técnicas para recuperar el suelo pélvico y reeducar el modo en que la paciente gestiona las presiones intraabdominales:
- BIOFEEDBACK Y ELECTROESTIMULACIÓN: Estas tecnologías se utilizan para adquirir conciencia de la musculatura de suelo pélvico y mejorar su tono. Se complementan con ejercicios activos en hipopresión.
- RADIOFRECUENCIA INTRAVAGINAL: Esta tecnología se utiliza para provocar un aumento de temperatura en los tejidos y generar un tensado en el colágeno de las estructuras de sostén (ligamentos y fascia).
- PESARIOS: Se trata de un dispositivo extraíble que se coloca en la vagina diseñado para sostener los órganos prolapsados. Es una técnica de elección cuando la cirugía no es una opción posible.
Como nos explicó Shiri, el prolapso es una patología SILENCIOSA, por la falta de síntomas que dan alerta de lo que sucede, y SILENCIADA, por la falta de información, que condenó a las mujeres a vivir con resignación y pudor estos problemas “femeninos”. Es hora de poder hablar de las disfunciones que nos afectan, para tener la posibilidad de acceder a tratamientos tempranos, no invasivos, que nos permitan disfrutar plenamente en todas las etapas de la vida. ¿Te animás a compartir esa información con tu entorno? ¡Cuánto más hablemos más personas van a conocer de qué se trata y – por qué no - pedir ayuda!
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