En 1998 la NASA realizó un estudio sobre plantas de interior en el que se propusieron determinar cuáles eran las mejores en una misión concreta: la purificación del aire.
Observaron los elementos contaminantes más comunes, las características de las plantas y la facilidad para encontrarlas en los viveros. La lista final reunió una veintena de nombres.
Pero hubo un top 5. Ellas, combinadas o en soledad, se encargan de limpiar el aire. A la cabeza, el epipremnum aureum. Es decir, el potus. Se trata, de una planta trepadora o colgante de interior.
Puede descansar desde las últimas baldas de una librería o desde lo más alto de unas escaleras con baranda. Y crece rápido. Es dura y resistente. El potus es ideal para las agendas apretadas. Va a estar ahí para vos.
En la lista, el espatifilo, la flor de la paz, precede a la palmera china. Sus hojas largas y palmadas pueden crecer hasta tres metros. No es complicado mantenerla con vida. Lo difícil es caber con ellas en casa.
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La lengua de suegra no va comerse tu espacio. Solo se va a comer el xileno o el formaldehído. Lo que ensucia el aire de casa. Ella se va a ocupar de filtrar los interiores.
Aguanta temperaturas altas y resiste las bajas. Si te olvidas de regalarla durante un par de días, no se quejará. Casi podría matar dragones ella sola: otro de sus nombres es “espada de san Jorge”.
El árbol de caucho, o sea, el ficus, cierra el top 5. Se sacude las sequías temporales con facilidad. Para una cuidadora de plantas primeriza, su robustez es una ventaja. Es de tamaño mediano y respeta tu espacio.
Algunas limpian, pero todas revigorizan. Avivan. Abren un túnel directo a la naturaleza. En casa, las plantas compensan las horas en oficinas de open plan con ventanas selladas y las sombras escuálidas de los árboles callejeros de ciudades y pueblos. Allí la naturaleza es esquiva. Hay que buscarla.
Casi es una obligación. Algunos expertos, como el botánico Clemens G. Arvey, aseguran que la naturaleza tiene en los humanos un efecto terapéutico. Calma y recarga. Lo llaman biofilia. Explica los efectos calmantes de la naturaleza: nos conduce de vuelta al origen, a la vida.
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Y con una buena toma de decisiones, solo habrá que mirar al living para encontrarlas. O en el hall. O en el cuarto de baño. O en la cocina. La combinación cromática entre hojas y recipiente se convierte, ella sola, en un elemento decorativo.
Juego de color
Una maceta de color, anima cualquier ambiente.
Cerca
Siempre cerca debe permanecer alguna planta con unos cuidados mínimos.
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Media
Una planta de tamaño medio es ideal para cualquier lugar.
Compañeras de habitación
Ficus, calateas, alocasias amazónicas, lenguas de suegra y las popularísimas costillas de Adán, despiertan cualquier habitación.
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