Los pensamientos tóxicos más comunes y que deberíamos evitar

Por nuestra mente pasan pensamientos de todo tipo, es imparable y a veces podemos sentir que perdemos el control sobre ella. Vivimos en un contexto sobrecargado de información, y esto a veces puede jugar una mala pasada. La sociedad, las redes sociales o medios de comunicación pueden despertar ideas en nuestra cabeza que pueden terminar generando malestar.

Con este panorama, el psicólogo David Lanzas ha identificado cuáles son los pensamientos tóxicos que más se repiten en sus consultas. Pues si queremos mejorar algún aspecto de nuestra vida, lo primero es identificar el problema y así saber sobre qué trabajar. A continuación, enumeramos las cinco ideas basura más comunes:

“Esto no me debería estar pasando a mí”

Es en esta situación donde nos ponemos en el papel de víctima. Sentimos que la vida es injusta y que las cosas malas nos suceden solo a nosotras, sin explicación aparente. Lo cierto es que no queda otra que aceptar la realidad y que a veces las cosas no salen como una quiere. Solo así, siendo realistas de la situación que estamos atravesando, podremos tomar el control y buscar ideas creativas para afrontar aquello que nos acontece. “Se trata de convertirnos en agentes activos de nuestra propia vida”, dice Lanzas.

“Soy lo que pienso”

Esta idea se ha nutrido en los últimos años a partir de una corriente de pensamiento positivo que asegura que nuestros pensamientos moldean nuestra realidad. Esto puede desembocar en una autocrítica excesiva y en sentir culpa por pensamientos negativos que aparecen de manera automática y que poco podemos controlar. Por eso, más allá de que la forma en que vemos el mundo y cómo lo interpretamos puede inferir en nuestra forma de ser, deberíamos dar más importancia a nuestras acciones que a todo aquello que pasa por nuestra mente. No somos lo que pensamos, somos lo que hacemos.

“Debo ser autosuficiente en todo momento”

Nos inculcaron la falsa creencia de que debemos ser capaces de hacer todo por nuestra cuenta para sentirnos orgullosas y autorrealizadas. Esta idea debe ser erradica de una vez y por todas porque somos seres sociales, que necesitamos interactuar con el otro, y que en más de una ocasión necesitaremos ayuda de ese otro. Pedir que nos den una mano no nos hace menos valiosas ni menos talentosas, es simplemente aceptar que no somos máquinas y que a veces no podemos con todo solas. La idea de ser autosuficiente solo termina por cargarnos con una mochila emocional en la que desarrollamos altos niveles de estrés y ansiedad por el miedo al fracaso. “Pedir ayuda no es otra cosa que priorizar tu salud y bienestar”, plantea el psicólogo.

“Las emociones desagradables son malas y debo evitarlas”

Lejos de erradicar las emociones desagradables de nuestra vida, debemos transitarlas y crecer a partir de ellas. Este tipo de sentimientos que nos incomodan, como la ira o la tristeza, son necesarios para que nuestro cuerpo identifique aquello que nos molesta y aquello que nos genera angustia. Cuando tengamos ganas de llorar, hagámoslo, no hay que reprimir esas emociones, por más horrible que sea atravesar ese momento. Debemos aprender a experimentarlas y gestionarlas, solo así comprenderemos mejor a nuestro ser y creceremos emocional y personalmente.

“Para ser amada debo ser perfecta”

Esta necesidad de ser perfecta para ser querida por el otro puede tener origen en el miedo al abandono y la desaprobación que se pueden haber gestado desde la infancia. Lo cierto es que el humano es imperfecto y las relaciones son imperfectas, y es eso mismo lo hace que perdure la autenticidad y genuinidad de cada persona. En lugar de querer borrar eso, aceptémonos así como somos, con luces y sombras y mostrémonos vulnerables, dejemos de intentar ser alguien que no somos. De esta manera, y abrazando nuestro verdadero ser, con todo y sus imperfecciones, lograremos generar conexiones más reales y duraderas.