¿Cuántos mundos se pueden recorrer sin salir de Buenos Aires?
Desde el corazón de Puerto Madero, bajo el estelar cielo de la noche porteña, Spirito Blu nos convocó a ser parte de su mundo de sensaciones en una propuesta exclusiva: recorrer diez mundos diferentes guiados por el arte, la gastronomía y la coctelería en una atmósfera estética y visual que, a través de la percepción, transportaba a los invitados a cada universo.
En los últimos años Argentina se sumió en un boom culinario, donde en determinados circuitos cada vez resaltan más las propuestas de autor. Pero lo que logró Spirito Blu en Frenessí superó las fronteras conocidas de la gastronomía local: fue un viaje emocional hacia escenarios desconocidos. De repente podría haber sido una película de Almodóvar, con la sala sumida en un cielo limpio y celeste y un cóctel servido en forma de pájaro y, minutos después, pasar al aroma húmedo y característico de la selva misionera.
Vuelta por el universo: Cerdeña y la magia mediterránea como broche de oro
La noche de Spirito Blu en Frenessí empezó en el mundo Patagónico, donde el menú y el paisaje evocaban la inmaculada atmósfera andina, la inmensidad del paisaje patagónico.
Un punto aparte para el timing del evento organizado por Blu, donde cada situación encajaba con exactitud con la propuesta gastronómica. Juan Luciani, Brand Ambassador de Branca, llevó adelante el desafío de crear el menú de coctelería con propuestas a base de Spirito Blu y adaptables a cada paso culinario, con la premisa de maridar a la perfección ambos elementos y crear un equilibrio en boca. Más que una experiencia gastronómica, un espectáculo multisensorial de carácter teatral.
Destacado: Los maridajes creados con precisión acompañaron cada etapa del recorrido: cítricos, aromas ahumados y frescura marina como notas principales, con Spirito Blu realzando y complementando cada bocado.
Luego de atravesar mundos y situaciones, el final de nuestro recorrido tuvo lugar en el mundo de Cerdeña. Esta isla, situada al oeste de Italia y sobre el mar Mediterraneo, fue seleccionada por el explorador Dan Buettner como la primera blue zone del mundo. Entre las cinco ciudades del mundo que integran esta categoría se encuentran Okinawa, Nicoya, Icaria y Loma Linda, aunque Cerdeña fue la primera en obtener el título.
El término blue zone hace referencia a aquellos sitios característicos del mundo donde la ciencia descubrió que sus habitantes no solo viven más tiempo, sino que lo hacen con una calidad de vida muy por encima de la media de otros lugares.
Spirito Blu, el gin de Fratelli Branca, se inspiró en este concepto para crear un producto que conecte con la esencia de la buona vita. No es casual que culturalmente el foco se comience a posar sobre estos conceptos, sobre todo en un mundo donde el ritmo de vida es cada vez más acelerado. En este contexto, Blu intenta desde su filosofía recordar lo importante de hacer una pausa, relajarse y rodearse de esas cosas y momentos que enriquecen al corazón.
El momento cumbre llegó con la proyección de las aguas cristalinas y el cielo turquesa de Cerdeña, que nos transportó inmediatamente a ese rincón del Mediterráneo donde el tiempo fluye de manera distinta. Spirito Blu, con su frescura y equilibrio cítrico, logró evocar en Buenos Aires el espíritu de la brisa marina y la calma de la isla, mientras el maridaje de mariscos - mejillones, camarones, berberechos y almejas en reducción de vino blanco y manteca de ajo - cerraba la noche con un homenaje a la cocina tradicional de Cerdeña.
La experiencia de Spirito Blu en Frenessí fue un seminario acerca de cuál es la filosofía detrás del concepto de buona vita, del que el gin inspirado en Cerdeña hace bandera. Spirito Blu es mucho más que solo un gin: es una invitación a detenerse, disfrutar y conectar con las cosas cotidianas de la vida. Viajar a la blue zone no siempre significa armar las valijas y salir de viaje: en cada brindis, en cada plato y en cada momento de felicidad es posible encontrar nuestra propia versión de la buona vita, volviendo a lo esencial en medio de la rutina acelerada de la ciudad.
at María Victoria Pirraglia