Al igual que en Girls, la protagonista de Workin Mons es además su creadora y alma mater. En este caso se trata de la actriz, productora y comediante Catherine Reitman (la genial Kate en la serie), nacida en Los Ángeles y criada por padres canadienses.
Se trata también de su primer gran show como productora y autora, que logró estrenar en la cadena nacional canadiense CBC en 2017.
El gran salto llegó en 2019, cuando Netflix la eligió para estrenarla completa (hasta entonces, tres temporadas) en su plataforma. Y ahí empezó un boca en boca que no dejó de crecer nunca y terminó convirtiendo a la serie en un suceso global.
También te puede interesar: Cómo es Casi Feliz, la nueva serie de Wainraich para Netflix
Argentina no es excepción la regla y es por eso que aprovechamos el flamante estreno de su cuarta temporada (disponible en Netflix a partir de hoy, miércoles 6 de mayo) para recorrer algunas de las razones que la convierten en imperdible:
- Porque necesitábamos una serie que reúna esos dos conceptos, trabajo y maternidad, en un registro de humor algo más elaborado, que hace foco en la complicidad entre mujeres pero también en la complejidad de todo el asunto. Estirando las referencias, podría decirse que estamos ante un Sex and the city que entró en la era de la madurez, que dejó por un rato el glamour del “wannabe” para meterse en el barro de lo cotidiano. Vale aclarar que no en cualquier barro, sino el de mujeres “suburbanas”, cuya supervivencia económica está más que asegurada.
- Porque ni por asomo los conflictos y dilemas terminan en “soy una mamá trabajadora” (algo que ya no debería ser novedad para nadie), sino que se intensifican a medida que pasan los capítulos y crecen los personajes. La pareja, los hijos adolescentes, las drogas, el deseo, la fidelidad y el aborto, van emergiendo con gran naturalidad y hasta cierto desparpajo.
- Porque también necesitábamos eso, que una comedia (y no precisamente dramática) pueda tratar el aborto desde una mirada moderna y feminista. No pretendemos spoilear nada, pero los que la vieron desde el comienzo sabrán bien a qué instancias nos referimos.
- Porque la amistad entre mujeres es infinita en sus posibilidades y manifestaciones. No solo es “cool” y con tragos en la mano, ni tampoco conmovedora y sweetie. Es, eso sí, extremadamente poderosa y compleja, llena de vericuetos (traiciones incluidas), cambios, desafíos, parates y necesidades múltiples. En ese amplio universo, Workin’ Moms funciona como un loable homenaje.
- Porque si bien acá no existe el tan mentado “chat de mamis”, la serie sí se encarga de reivindicar a su manera ese término “mamis” tan comúnmente utilizado de manera peyorativa. Y machista, claro. Que la serie ayude entonces a recordar algo innegable: que somos “las mamis” las que la mayoría de veces terminamos salvando las papas de tantxs, amparadas incluso en chats y redes que nos fortalecen y ayudan (y también nos abruman, por supuesto).
- Porque sus protagonistas, las cuatro amigas principales, son realmente geniales. Prácticamente desconocidas para el gran público local (algo que termina funcionando como ventaja), a todas ellas les calza perfecto este tono de comedia que se codea tanto con el costumbrismo como con el drama, la sitcom, el recurso escatológico e incluso el culebrón.
También te puede interesar: 3 libros de autoras nacionales para leer en tiempos de cuarentena
at Redacción Marie Claire
Accedé a los beneficios para suscriptores
- Contenidos exclusivos
- Sorteos
- Descuentos en publicaciones
- Participación en los eventos organizados por Editorial Perfil.
Comentarios