Tuesday 18 de March de 2025

CULTURA | 02-03-2025 17:53

La revancha de las sex symbols: cómo las musas sexualizadas de Hollywood alcanzaron un ‘nuevo auge’ después de los 50

Relegadas durante años a la objetificación, les llevó mucho tiempo y recorrido ser reconocidas como grandes actrices. Para nombres como Demi Moore, Pamela Anderson y Sofía Vergara, el prestigio real llegó recién después de los 50 años.

Hay algo nuevo en las nominaciones al premio de Mejor Actriz en los Oscar. Y no hablamos solo de la histórica nominación de Fernanda Torres por Ainda Estou Aqui en esta edición, sino de una transformación silenciosa y gradual que, en los últimos 20 años, ha cambiado la forma en que la industria audiovisual retrata a las mujeres mayores de 40, una edad históricamente vista como una especie de “fecha de vencimiento”.

A los 62 años, Demi Moore, uno de los nombres más icónicos de Hollywood, recordó al aceptar su primer Globo de Oro que un productor alguna vez la definió como una actriz de pochoclo. “Me dijo que podía hacer películas que recaudaran mucho dinero, pero que nunca sería reconocida. Y yo le creí”, confesó. Demi ganó como Mejor Actriz de Comedia o Musical por su papel en La Sustancia, película de la directora Coralie Fargeat, que aborda con crudeza la presión estética que enfrentan las mujeres.

 

MUBI FEST 2024

 

A sus 57 años, Pamela Anderson quedó fuera de los Oscar, pero fue protagonista en el circuito de premios con The Last Showgirl, que cuenta la historia de una bailarina de éxito que decide retirarse a los 50. La película aún no se estrenó en Brasil, pero ya es celebrada como una reinvención de Anderson ante el público. Un reconocimiento más que merecido si se considera la objetificación que sufrió desde su paso por Baywatch (1989-2001) hasta la filtración de sus sex tapes con el baterista Tommy Lee en 1995.

Por su parte, Sofía Vergara, de 52 años, recibió su primera nominación al Emmy y al Globo de Oro por interpretar a Griselda Blanco, pionera del narcotráfico en Colombia. Y con menos de 10 minutos de pantalla en Conclave, Isabella Rossellini logró a los 72 años su primera nominación al Oscar.

Sería imposible olvidar el fenómeno que protagonizó Jennifer Coolidge, de 63 años, quien pasó de ser "la mamá de Stifler" en American Pie (1999) —el ícono fundacional de las MILFs— a ganar dos Emmys por The White Lotus, uno por cada temporada.

 

Pamela Anderson sin maquillaje

 

Todas ellas son ejemplos de actrices con proyección global que, durante años, fueron encasilladas en roles de femme fatale, musas, bombshells o sex symbols, y que recién después de los 50 lograron conquistar un nuevo tipo de credibilidad en una industria de Hollywood históricamente misógina. ¿Por qué ahora, siendo mayores, reciben papeles complejos y dignos de premio?

Y el Oscar es para...

En lo que va de la década de 2020, la actriz más grande en edad en ganar el Oscar a Mejor Actriz fue Frances McDormand. Según un relevamiento de Karina Almeida, integrante del proyecto +Mujeres Liderazgo en el Audiovisual, la edad promedio de las nominadas al Oscar ha crecido sostenidamente.

En 1970, la media de edad entre las actrices nominadas era de 36,1 años (en comparación con 43,6 años entre los hombres). En el año 2000, esa cifra para las mujeres subió a 40,6. Y este año, el promedio de edad de las nominadas es de 47,2 años. Además, tres de las últimas cuatro ganadoras del Oscar a Mejor Actriz tenían más de 40 años: Renée Zellweger (50), Frances McDormand (63), Jessica Chastain (45) y Michelle Yeoh (60).

Esto revela dos cosas: la supuesta “fecha de vencimiento” de las actrices parece haberse extendido y, al mismo tiempo, las mujeres que fueron encasilladas en roles superficiales durante su juventud, ahora reciben papeles más complejos y premiables.

 

Oscar 2025

 

¿Por qué este cambio?

Varios factores explican este giro: desde el auge de movimientos feministas que denunciaron la brecha salarial, el acoso y la objetificación en Hollywood (como #MeToo y Time’s Up), hasta la presión de un público adulto que quiere ver en pantalla a actrices que sigue desde hace décadas. También influye la reforma interna de la Academia, que busca diversificar sus votantes y premiar películas con equipos más diversos.

A esto se suma la popularización de la inclusion rider, cláusula contractual que permite a las actrices exigir mayor diversidad en el elenco y equipo técnico. Y, por supuesto, la mayor presencia femenina (aunque todavía insuficiente) en puestos clave de dirección, guion y producción.

¿Una nueva era o espejismo?

Sin embargo, Marcia Rangel, investigadora del CIES-Iscte en Lisboa, advierte que esta supuesta nueva representación de mujeres maduras debe analizarse con cautela. “Es positivo ver a algunas destacarse, pero es un avance limitado a nivel colectivo. Son tan pocas, que cuando una llega, parece que todo está cambiando, pero no es así”, explica.

Incluso las mujeres maduras que logran un papel importante deben cumplir con ciertos estándares de belleza, muchas veces sometiéndose a procedimientos para no aparentar su verdadera edad.

Según un informe de la Annenberg Inclusion Initiative de la Universidad del Sur de California, solo ocho de las 100 películas más taquilleras de 2024 fueron protagonizadas por actrices de 45 años o más. Y solo una de ellas era una mujer racializada, Nika King (46 años), protagonista de Sound of Hope. En cambio, los hombres blancos mayores de 45 lideraron 21 éxitos de taquilla, trabajando 16 veces más que las mujeres racializadas de su misma edad.

 

 

 

Un cambio necesario

Karina Almeida concluye que estamos presenciando una transformación cultural importante: “Las actrices mayores de Hollywood están teniendo una segunda oportunidad. Los papeles se vuelven más diversos y complejos. Es un gran cambio”.

De Baby Jane a Mamma Mia!

Para entender esta transformación, es necesario mirar al pasado. Judy Garland, por ejemplo, fue considerada “vieja y poco confiable” con apenas 39 años. Bette Davis, al llegar a los 40, perdió papeles románticos y quedó encasillada en el subgénero de hagsploitation, donde mujeres mayores eran retratadas como locas o decadentes, como en ¿Qué pasó con Baby Jane?.

Recién en los últimos 25 años, las mujeres maduras empezaron a ser protagonistas de comedias románticas que abordan el envejecimiento con humor y realismo. Ejemplos como Alguien tiene que ceder (2003), Mamma Mia! (2008) y Simplemente complicado (2009) lo demuestran.

Meryl Streep es un ícono de esta era, aunque tampoco salió ilesa. “Cuando cumplí 40, me ofrecieron tres brujas en un año”, confesó en 2015.

En 2015, Amy Schumer ironizó sobre esto en la famosa parodia Last Fuckable Day, junto a Patricia Arquette, Tina Fey y Julia Louis-Dreyfus, riéndose del día en que Hollywood considera que una actriz deja de ser deseable.

Y hoy, quizás Emma Thompson nunca hubiera filmado su primera escena desnuda a los 62 años en Buena suerte, Leo Grande, si no fuera por este movimiento. “Si queremos cambiar la iconografía de los cuerpos femeninos, tenemos que ser parte de ese cambio”, declaró.

 

Este artículo de Camila Cetrone fue publicado originalemente en MC Brazil

at redacción Marie Claire

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