¿El cuerpo cómo una código de barras? Es mejor no estirar tanto las analogías, pero sí es cierto que la famosa Inteligencia Artificial (o IA) hace rato que llegó para quedarse en el mundo de la dermocosmética. El objetivo de este auspicioso arribo es, básicamente, el de simplificar la rutina de tratamiento basándose en las necesidades específicas de cada cuerpo, actuar zona por zona y con las dosis necesarias. El nuevo GPS beauty permite rastrear los efectos del envejecimiento en cada caso en particular, gracias a la incorporación de alta tecnología y activos poderosos. Prevenir los daños que sufren las células con las agresiones diarias y el paso del tiempo siempre fue un desafío para la cosmética. Ahora, un escáner puede detectar lo que requiere la epidermis en cada preciso momento. Además, un aspecto esencial: no existe una llave maestra que abarque todas las necesidades. Por el simple hecho de que no todas la células son iguales.
La solución high tech muchas veces se basa en los conocimientos de antaño. Grandes marcas incorporaron por ejemplo principios básicos de la medicina tradicional china que tiene en cuenta: la genética, el nivel de estrés, la ubicación geográfica y estilo de vida. Volver al futuro En general, los diagnósticos digitales se realizan de dos maneras: a través de aplicaciones que escanean selfies y analizan mediante un algoritmo desarrollado junto con dermatólogos, lo que la dermis demanda. Así resuelven una rutina personalizada. La otra alternativa es ofrecer plataformas que crean experiencias similares a las que se tienen con el especialista (registran desde el bagaje genético hasta las horas de sueño). Todos los sistemas resultan ingeniosos, sobre todo cuando se trata de ganar tiempo, pero nada reemplaza la consulta con el especialista.
De todas maneras, la Sociedad Argentina de Dermatología se declaró a favor de estos avances, ya que ayudan a diagnosticar y tratar a tiempo muchas patologías. Cada cutis cuenta una historia. Los científicos de Clinique, marca pionera en la belleza ID (nuestro documento de identidad cutáneo), basaron sus descubrimientos en la teoría de que existen daños que se ven, y otros que no. Una vez detectados, la combinación de la caja fuerte cosmética selecciona las sustancias que proveen el equilibrio perfecto de la piel. Otras marcas concentran su investigación en el ADN de sus fórmulas.
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A base de componentes exclusivos, desarrollan ¨memoria¨ para actuar frente a las exigencias particulares, con propósitos bien concretos. Los tres puntos cardinales La sequedad es y será uno de los principales factores responsables de las arrugas, la pérdida de luminosidad y el brillo. Los prebióticos están bajo el microscopio de las grandes ligas de la cosmética. ¿El motivo? Son los mejores para recuperar la flora cutánea a través de una barrera hidrolipídica. Crean una fibra vegetal que garantiza elasticidad y le hace frente a las agresiones internas y externas. “Es elemental mantener el equilibrio del microbioma dérmico (las bacterias, hongos, virus y genes que forman el ecosistema de la piel)”, aseguran los investigadores de Natura. Hoy existen formulaciones que “recargan” la hidratación de forma instantánea e inteligente.
Las manchas también son una de las principales preocupaciones en el ritual de belleza. La hiperpigmentación surge por un desorden en la producción de melanina, a causa de exposición solar intensa, por alteraciones hormonales y con el envejecimiento. Los nuevos activos ¨ordenan¨ su distribución en la epidermis y así emparejan el tono. Inevitable, la flaccidez. Hay dos claves para mejorar la firmeza: la eficacia de las fórmulas y los vehículos que contiene para llegar justo ahí donde lo necesitamos (se llaman así porque su trabajo es transportar las sustancias a destino, y sin escalas). Los micro-nácares son algunos de los que están haciendo estragos desde que Gywneth Paltrow propuso incluirlos en los productos de Juice Beauty. Es uno de los secretos mejor guardados de la Polinesia y hoy los científicos recurren a ellos para incorporarlos en sus fórmulas más tecnológicas. La belleza inteligente es un paso gigante en la industria que vela por nuestra piel. Tanto los avances digitales como la tecnología aplicada en los tratamientos actúan según nuestras necesidades, a pesar de lo que parece cuando se trata de ponernos en manos de un algoritmo. No olvidemos ese gran mantra moderno que dice que detrás de cada gran programa digital, existe un gran estudio científico humano.
at María Molina
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