(Iván Resnik)
Foto: Iván Resnik
Foto: Iván Resnik
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Foto: Iván Resnik
Foto: Iván Resnik
Foto: Iván Resnik
Delfina Chaves: “Necesitamos más mujeres liderando la toma de decisiones”
La actriz, que se prepara para la segunda parte de la serie sobre Máxima, volvió al país para seguir su carrera. Sobre la situación de la industria, sus sueños en el teatro y el cine y el rol de su papá “vulnerable” habla en esta nota.
Es la única actriz argentina que protagoniza una serie internacional. Dicen que para ganarse el papel, Delfina Chaves fue al casting caracterizada como Máxima y no me extraña, porque ese arrojo la representa. Así se cruzaron dos historias, la de aquella chica que se convirtió en Reina de los Países Bajos y la de esta joven actriz con altas ilusiones que terminó encarnando.
Delfina Chaves (que forma parte de la agencia Look1) sabe manejar el misterio, mostrarse solo cuando es necesario, aparecer y dejar una huella, ya sea como heroína brava e inolvidable en ATAV o siendo Dora, la indómita pareja de un Bonavena con la cara de Jero Bosia en Ringo, amor y muerte. Delfina se entrega a la charla con la mism garra que encara a sus personajes, de frente, sin esquivar una, con amor, gracia, verdad y una disimulada ternura que aflora cuando menos la esperás.
Set de short y chaqueta de tweed con top y falda de microtul, bolso y botas (Chanel).
-Como diría una placa televisiva, ¡bienvenida a la Argentina Delfina Cháves! ¿Cómo fue este retorno?
-(risas) Nunca me fui, ¡yo nunca me voy! Lo máximo que estuve fuera de Buenos Aires fueron tres meses, filmaba y volvía a venir, nunca desatendí mis vínculos acá, a mí me hace re bien estar en Buenos Aires, me encanta. Esos regresos por cuatro o cinco semanas antes de retomar el rodaje eran fundamentales porque la red de personas que quiero están acá y me costó un montón tenerlas lejos.
-En la segunda temporada de la serie se suma Carolina Kopelioff, para interpretar a la hermana de Máxima. ¿Estuvo bueno compartir la experiencia?
-Sí, me puse re contenta cuando me enteré de que iba a estar Caro, fue lindo tener a alguien cercano, a una persona de mi ámbito porteño filmando conmigo en Países Bajos. Fue muy especial verla aparecer como un destello de Buenos Aires en un lugar tan lejano, cuando estás en otro país esas cosas son como llevarte a tu hogar por un ratito.
“Veo que la mayoría personajes femeninos no logran escaparle al estereotipo, están escritos como heroínas que no cometen errores o caen en la villana que usa el cuerpo para lograr su cometido”.
-Después de protagonizar una serie internacional, ¿cómo es volver a hacer castings acá?
-Mirá, yo nunca dejé de hacerlos, el tema es que el caudal de castings bajó muchísimo en estos últimos años, es duro porque es bien sabido que la realidad cultural de nuestro país está muy difícil, la oferta es poca y eso repercute en todos los sectores. No me refiero solo a los actores y actrices, sino a otra gente del rubro, técnicos, cámaras, todos los que sostienen la industria. La realidad es que casi no hay trabajo, entonces encontrarme con este panorama fue medio una trompada.
-¿Y cómo lo enfrentaste?
-No te queda otra que decir, okay, esta es la realidad con la que contamos y el dinero destinado es este, en Holanda tienen mucha subvención a la Cultura, es completamente distinto. No voy a mentirte, fue difícil volver y pensar: ¿cuándo aparecerá el trabajo? Lo digo sabiendo que estoy en una situación de privilegio porque vengo de protagonizar una serie internacional, no es el caso de mucha otra gente que está pasando momentos difíciles. Igual ahora tengo algo audiovisual dando vueltas, todavía no lo puedo contar pero me hace ilusión.
Delfina posa en la terraza del NH City con Vestido (Valentina Schuchner), collar (Romero hecho a mano) y aros (Swarovski).
-¡Tu rostro pide cine y lo sabes!
-(Risas) Ahí diste en un punto, nunca hice cine, salvo alguna participación, es una asignatura pendiente y estar en una película que me cope es mi sueño máximo. Qué sé yo, de chiquita cuando me ilusionaba con la posibilidad de ser actriz, de profesionalizar esa vocación que sentía, era a partir de las películas. Veo cine desde siempre, a diferencia de lo que prefiere el público actualmente nunca me interesaron mucho las series. El cine es mi pasión, me encanta ver películas y sentir que recupero un pedacito de mi infancia , que reconstruyo gran parte de mi identidad.
-Hablás con mucho amor del cine. ¿Por qué significa tanto para vos?
-Lo que pasa es que la conexión con el cine comenzó cuando era chica, me llevaba mi papá. En la adolescencia yo me fui a vivir con él y empezó la temporada del videoclub. Íbamos una vez por semana religiosamente a Blockbuster a alquilar películas, primero en VHS y después llegaron los DVDs …¡uy, que retro suena todo esto! (risas) De más grande renovamos esa tradición yendo juntos a ver películas. El cine fue un eslabón importante de mi infancia y mi adolescencia, siempre sentí que me llevaba otro mundo durante 2 horas. Compartir ese ritual no se parece a nada, hay algo especial en la oscuridad, en el silencio, en el respeto por lo que está en la pantalla y en compartir la experiencia.
“A veces siento que ponen a una mujer para ser progres y para sentir que están cumpliendo con la cuota de feminismo, pero después las cabezas del proyecto son todos varones”.
-Cada vez la gente va menos al cine lamentablemente, ¿cómo te llevás con maratonear entretenimiento ? La conversación que generan las series es cada vez más fugaz, dura un fin de semana y que pase la próxima…
-A mí me pasa que aunque sea con amigos, ¡me cuesta un huevo ver una serie o una película en casa! (risas) La gente está con el celular o de repente en la mitad de una escena, sin desmerecer y sin sonar snob, alguien va y se pone a hacer un café o a meter una pizza al horno. Le preguntás si parás la película y te dicen que no, me cuesta mucho eso. ¿Qué podés comentar si ni siquiera le estás prestando atención a lo que ves? Igual no me rindo, ya estoy pasándole el legado a mis sobrinos, el otro día llevé a Baltazar a ver Cómo Entrenar a tu Dragón y después con Filipa y Olivia vimos Lilo y Stitch. Me fascina ir al cine con ellos.
-Vos te formaste en Timbre 4. En este momento donde muchísimos actores se volcaron al teatro , quizás porque el audiovisual no ofrece grandes alternativas, ¿te gustaría subirte al escenario?
-Me encantaría hacer teatro...¡yo te puedo hablar 3 horas de las cosas que fantaseo ! (risas) Hoy por hoy me gustaría poder hacer algo que esté bueno ya sea en teatro, en cine o en series. Tengo ganas de leer un guión que me atrape, de trabajar con un director que te entusiasme, de tener compañeros que estén subidos al mismo barco. No quiero hacer por hacer, me parece que hay un montón de condiciones que necesitan estar presentes cuando uno se embarca un proyecto.
Vestido negro con plumas (Pucheta Paz) y zapatos (Monofuk).
-Me la dejaste picando, ¿qué directores te entusiasman?
-Un montón, me enloquecería trabajar con Santiago Mitre, con Lucrecia Martel, con Paula Hernández, con Dolores Fonzi que está haciendo una carrera admirable. Anahí Berneri y Pablo Trapero también son increíbles. En teatro sería un sueño que me dirigieran Claudio Tolcachir o las Marull, hay tanto talento acá.
-En tu wishlist nombraste a varias mujeres. ¿Se repite mucho que ahora todas las historias pasan por los personajes femeninos, realidad o mito?
-Mirá, me pasa mucho que veo películas o series y de repente me pregunto “Qué personaje de acá me gustaría ser, quien tiene más desarrollo, más arco?” Y la verdad es que los que están mejor escritos casi siempre son los personajes masculinos.
Siento que hay muchos personajes femeninos pero cada vez son menos complejos , tienen menos profundidad y menos contradicciones...todo es menos. Veo que la mayoría personajes femeninos no logran escaparle al estereotipo, están escritos como heroínas que no cometen errores o caen en la villana que usa el cuerpo para lograr su cometido. Como actriz puedo decirte que me cuesta mucho encontrar personajes que no estén escritos de manera lineal, plana.
“Me me crié con un hombre que que mostró siempre su vulnerabilidad, que lloró, que fue a terapia, que me trató como una igual”.
-Otra frase que se repite como un mantra es que cada vez trabajan más mujeres en el sector audiovisual. ¿Una verdad a media porque la pregunta es qué puestos ocupan, no?
-Ese es el tema central, necesitamos más mujeres a la cabeza de la toma de decisiones, yo creo que ahí está el problema. Hubo cambios, es verdad, pero tenemos que avanzar con respecto a las posiciones jerárquicas de la industria. A veces siento que ponen a una mujer para ser progres y para sentir que están cumpliendo con la cuota de feminismo, pero después las cabezas del proyecto son todos varones, entonces es más una pantalla que otra cosa.
-Para cerrar me gustaría que hablemos de alguien que estuvo dando vueltas a lo largo de la charla y es tu papá. Siempre te preguntan por tu hermana Paula pero percibo que tu viejo ha sido muy importante en tu vida. ¿Es así?
-Sí totalmente, es así para Paul , para mi hermano y para mí, siempre lo nombramos un montón. Como te conté hace un rato, yo me fui a vivir con mi viejo, pasé mi adolescencia con él, mano porque me crió como padre soltero y fue un desafío fuerte para los dos.
Traje sastrero blanco y top de brillo (Evangelina Bomparola).
Mi papá está en mi círculo más íntimo, lo veo tanto como a un amigo, cenamos dos veces por semana, yo armo planes para estar con mi viejo. ¿Viste que algunas personas ven a sus padres un domingo casi por obligación? Yo la paso bien, es un amigo para mí. Él me dio una referencia de lo que es ser un hombre sensible, naturalicé eso pero después me di cuenta de que no es nada común, con los años entendés la magnitud de algunas cosas. Caés en la cuenta y decís: “ Puta, yo me me crié con un hombre que que mostró siempre su vulnerabilidad, que lloró, que fue a terapia, que me trató como una igual, que nunca fue condescendiente!” Jamás me subestimó, siempre a la par mi papá, ayer y hoy.
Fotos: Iván Resnik.
Estilismo: Ash Mateu para Inside Studios.