(Nestor Grassi)
Foto: Nestor Grassi
Foto: Nestor Grassi
Camila Plaate, protagonista de Belén: "Necesitamos recordar que la lucha trae resultados, incluso en tiempos tan difíciles como estos"
Se reconoce feminista y reivindica y representa a su provincia Tucumán como amor y pasión. De familia de artistas, la actriz protagoniza la película Belén y acaba de ganar la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián.
Desde muy pequeña quería ser actriz; era un deseo bastante inusual para una niña, pero siempre me sentí atraída por la actuación”, cuenta Camila Plaate, la actriz tucumana que interpreta a Belén en la película del mismo nombre, dirigida por Dolores Fonzi. “Toda mi familia se dedica al arte, mi papá es músico y mi mamá es cantante. En Tucumán se sabe que los Plaate estamos muy ligados a la música”, agrega quien empezó formándose en talleres de teatro independiente y finalmente llegó al cine de la mano de Agustín Toscano en el filme El moto arrebatador.
Hoy, le llegó su momento de popularidad gracias a este papel en la película producida por y K&S, que estuvo en cartel en cines y llegará en noviembre a la plataforma. El largometraje -que se presentó en el festival de San Sebastián- refiere a una joven tucumana que en 2014 sufrió un aborto espontáneo y fue injustamente acusada de homicidio, pasando más de dos años presa sin pruebas en su contra. Su historia se convirtió en un emblema de la lucha por los derechos reproductivos y contra la criminalización de las mujeres en Argentina.
Camila comenzó en el teatro independiente de su provincia y sigue trabajando mucho en la movida cultural tucumana.
-Siendo tucumana, ¿cómo viviste el caso Belén en su momento?
-Me llegó principalmente por la calle. Tucumán es chico, lo que pasa lo ves y lo vivís. Recuerdo las primeras marchas en la Plaza Yrigoyen. Era un tema que iba creciendo semana tras semana hasta que se volvió imposible no hablar de aborto, feminismo y del caso Belén. Todo junto, como una bomba de conciencia social.
-¿Fuiste parte de esas protestas?
-No fui tan activa como otras compañeras que sí militan con el cuerpo y se organizan todo el tiempo. Les debemos mucho. Lo mío fue más parecido a lo de Dolores: militar desde el arte, desde los proyectos. Iba a algunas marchas y estaba en tema, pero no formaba parte de un núcleo organizado. El feminismo me atravesó más desde lo cotidiano: yo fui mamá a los 23 y ahí descubrí lo que era la carga mental. Esa experiencia me abrió la mirada.
-Desde Buenos Aires suele verse a Tucumán como una provincia muy conservadora. ¿Cuánto hay de cierto en ese prejuicio?
-Creo que hay muchos prejuicios sobre el norte. A veces se nos ve como atrasados, y no es así. Tucumán es una provincia muy rica culturalmente, con voces y proyectos diversos. Mercedes Sosa, Lola Mora, la Casa de la Independencia: tenemos una carga simbólica enorme. El problema es la centralización: todo pasa por Buenos Aires, pero en el NOA hay miles de historias que merecen visibilidad.
“Necesitamos recordar que la lucha trae resultados, incluso en tiempos tan difíciles como estos”.
-¿Qué fue lo más desafiante de interpretar a Belén?
-Organizar las emociones. Era muy fácil quedar atravesada por el dolor, pero había que darle forma técnica. Belén estuvo dos años presa, decidió mantener el anonimato, y siempre supo en su corazón que era inocente. Cuando me llegó el guión ya estaba leyendo el libro de Ana Correa y me sentía totalmente involucrada. Fue fuerte porque era una historia cercana: podía haberle pasado a una amiga, a cualquiera.
-¿Cómo es Dolores Fonzi como directora?
-Es espectacular. Tiene la capacidad de poner humor incluso en momentos de tensión en el rodaje. Eso aliviana la carga y transforma la experiencia en algo gozoso, a pesar de lo duro de la historia. Es atenta, confiada y transmite seguridad. Eso fue clave para poder trabajar desde la confianza y no desde el miedo.
-¿Qué esperás con el estreno de la película?
-Espero que reivindique luchas y conquistas que costaron muchísimo. Como dice Dolores: “Si se pudo, se puede”. Ese eslogan me quedó grabado. Necesitamos recordar que la lucha trae resultados, incluso en tiempos tan difíciles como estos.
-¿Y vos, en lo personal, cómo seguís después de Belén?
-Estoy ensayando con el Negro Pina una obra que estrenaremos en octubre. También preparando un unipersonal, un desafío enorme. Además, soy parte de una banda, La Charona y su Jardín de Dragones, con la que lanzaremos nuestro primer álbum en octubre. Me gusta pensarme como una artista integral: actuar, cantar, componer. Para mí el arte es una herramienta de transformación.
-¿Cómo fue crecer en una familia de artistas?
-Un lindo quilombo (risas). Mi casa siempre estuvo llena de música y sensibilidad, aunque no de plata. Mi mamá fue muy disruptiva para su época, trabajó en salud y siempre fue luchadora. Gracias a ella aprendí a mirar la vida con sensibilidad y a valorar el arte como alimento esencial.