Gastronomía armenia. (Marie Claire)
Recetas armenias con historia: una cocinera que homenajea a las mujeres de su familia
En el corazón de Villa Crespo, Naní Cocina Armenia ofrece mucho más que comida: es una experiencia cultural que rinde homenaje a las mujeres armenias a través de recetas ancestrales. Su fundadora, Natalia Demirdjian, construyó un espacio donde cada plato guarda una historia familiar, y cada sabor, una tradición recuperada.
En una esquina tranquila de Villa Crespo, Buenos Aires, se encuentra Naní Cocina Armenia, un restaurante que invita a descubrir los sabores de la Armenia ancestral a través de recetas familiares, memorias compartidas y mucha dedicación. Su creadora, Natalia Demirdjian, es cocinera, nieta e hija de mujeres armenias que transmitieron su legado culinario generación tras generación. Hoy, ella lo transforma en platos que cuentan historias.
"Rescatar los valores culturales de nuestra identidad es sobrevivir, es rendir homenaje a la cultura armenia", afirma Natalia.
El nombre del restaurante no es casual: “Naní” significa madre en un dialecto del interior de Armenia, y es un tributo a esas mujeres que, con amor y trabajo en comunidad, mantenían viva la cocina tradicional.
Cocina armenia con impronta personal
Abierto desde 2021, el local de Gurruchaga 1088 combina estética industrial con detalles familiares que remiten a la herencia armenia. La carta, cuidadosamente curada, propone platos típicos de la Armenia histórica y actual, con influencias de regiones como Zeytun, Baghchá, Lapach y Marash.
Entre las recetas más emblemáticas se destacan:
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Herisé o locro armenio: guiso de trigo y carne vacuna con manteca y especias.
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Madzunof kofte: sopa de yogur y menta con pollo y bocados de carne de trigo.
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Lehmeyun: pan fino con carne, vegetales y especias, servido con limón o ensalada.
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Manté: pasta rellena de carne en caldo de osobuco con yogur y manteca especiada.
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Sarma: hojas de parra rellenas de arroz, cebolla caramelizada y especias.
Cada plato guarda una historia: “Uno de mis primeros recuerdos es ver a mi abuela Lusadzin haciendo michugov kofte, sentada en una mesa baja de la cocina”, cuenta Natalia.
Durante el invierno, la sección especial “Naní a la Olla” ofrece recetas reconfortantes, de esas que remiten al hogar, como el bamia (sopa de tomates con okra) o el pilav (arroz con cabellos de ángel).
De la cocina de casa al restaurante propio
La historia de Naní comenzó mucho antes de tener local a la calle. En 2015, Natalia empezó a cocinar profesionalmente desde su casa en Villa Urquiza. En 2019 abrió Almacén Naní, una propuesta de platos para llevar que funcionó hasta 2021, cuando finalmente inauguró el restaurante actual. Hoy, Naní es punto de encuentro para quienes buscan comida con historia y un ambiente que abraza tanto a locales como a visitantes curiosos.
“En mi cocina hay platos que se cocinaban entre varias mujeres para aliviar la tarea. Era un ritual”, explica. Esa memoria colectiva hoy se transforma en experiencia sensorial en cada visita.
Más allá del salón: almacén y menú ejecutivo
Además del restaurante, Naní ofrece un almacén con platos listos para llevar, elaborados en el momento, disponibles con take away o delivery. También hay un menú ejecutivo entre semana (de martes a viernes al mediodía), que incluye plato del día, bebida sin alcohol y café, con un precio accesible que ronda los $16.000 a $20.000.
Postres tradicionales para cerrar con dulzura
La propuesta dulce no se queda atrás: baklava clásico y de pistachos, shamali (tarta de sémola con almendras) y gadaif (roll crujiente de masa hilada) completan una experiencia que se distingue tanto por la calidad como por la emoción de lo hecho con raíces.