Friday 19 de April de 2024

SOCIEDAD | 07-09-2019 10:30

“Independientemente de la edad, la menopausia va a ser parte de nuestras vidas”

Miriam De Paoli descubrió de forma inesperada que tenía perimenopausia. Investigó con profesionales y decidió crear una comunidad para que todas estemos informadas y sepamos que esa puede ser la mejor etapa de nuestras vidas. 

PERI… ¿qué? Un análisis, su resultado y un susto. Si tuviera que resumir lo que hoy es mi vida y el proyecto que estamos impulsando esas serian las palabras que darían inicio al relato. 
Pero sé que todo necesita un contexto. 

Soy Miriam, 49 años, periodista, casada, una hija de 8. Soy una mujer común. Nada en mi vida es ni glamoroso ni trágico. Pero, el año pasado, esa calma empezó a sentir unos cambios.

Sin aviso previo mi período menstrual pasó de ser un reloj a transformarse en un invitado mal educado: aparecía un mes, desaparecía tres, volvía a aparecer. 

El hecho me llamó la atención, pero lo atribuí al stress. Trabajo con consultoría en comunicación y tengo una rutina bastante intensa. El stress me pareció una excusa posible.

Se lo comenté a mi ginecóloga que no le dio mayor importancia. Pasaron varios meses y llegó el chequeo anual. Hablamos del tema del período y ella decide pedirme un análisis hormonal. 

Fui a buscar los resultados y ansiosa, abrí el sobre con los resultados en el taxi. Casi me da un infarto. Me acuerdo de haber leído en voz alta ¿Peri… qué? y que el taxista me mirara espantado. 
El resultado decía PERIMENOPAUSIA. Yo, atónita.

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¿Cómo? ¿Menopausia? Si soy joven. Me siento joven. Soy activa. No me parezco a una menopaúsica. Y con esa afirmación todavía rebotando en mi cabeza me empiezo a cuestionar: ¿a qué se parece una menopáusica? ¿Qué creo yo que es la menopausia? 

Confieso que a pesar de estar llegando a los 50 nunca había dedicado un minuto a pensar en esta etapa.

Yo, de la peor manera, me di cuenta de que para mí una menopáusica no representaba un tipo de persona sino una sensación. De finitud, de falta de energía, de ausencia de sueños. Nada que se pareciera a mí y, sin embargo, los análisis me decían que yo era casi una menopáusica.

Y me puse a pensar: ¿dónde están las otras? No me acordaba de alguien hablando del tema. Debo confesar también que, en caso de que hayan hablado, no les debo haber dado demasiada atención.

Y fui sumando información y sensaciones. Acá saqué una de mis primeras conclusiones: la etapa que estoy atravesando todavía es un tabú. Empiezo a investigar – Dr. Google claro - y me encuentro con dos polos opuestos que hablaban de menopausia: sitios médicos que abordaban el tema con un lenguaje muy técnico o lejano.

En el otro extremo sitios que contaban experiencias desde un punto de vista muy personal u donde se notaba directamente la influencia de quienes estaban pagando el contenido. 

Nada contra los sponsors –de hecho, estoy buscando los míos– siempre y cuando el contenido siga siendo imparcial. Y para mi sorpresa no lo encontré. O por lo menos nada que me identificara como mujer activa, cerca de los 50, llena de proyectos y sin mucha idea de que me espera en esta etapa. 

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Pero, lo que realmente me empezó a preocupar era que la mayoría de los médicos y profesionales de la salud tampoco sabían cómo orientarme. Me sorprendió que una etapa que abarca cerca de 1/3 de la vida de una mujer moderna (según la expectativa de vida actual de la mujer argentina) aún siguiera siendo invisible. Me preocupó y me asustó.

DEL SHOCK AL ENCUENTRO CON PARES
En medio de todo ese torbellino apareció una fiesta. Literalmente una fiesta. Edad media de los invitados: 45/50 años. Muchas mujeres. Durante la fiesta tuve un sofoco y me puse colorada como un tomate. Karina, una amiga que vive en Praga, estaba a mi lado y le cuento que estoy atravesando la perimenopausia y me contesta: yo también.

A partir de ese minuto las menopáusicas empezaron a aparecer de abajo de las piedras. La menopausia fue la “invitada de honor”. Conclusión: éramos muchas en la misma situación. Los perfiles eran de lo más diversos: con hijos chicos, adolescentes, sin hijos, lesbianas, heterosexuales, pan sexuales. 

Pero todas con una cosa en común: nadie quería –ni pensaba- “pausar” su vida y sí en seguir avanzando y concretando sus proyectos y sueños. 

Para esas mujeres la menopausia era vista como una etapa no como un fin, pero desafortunadamente todas coincidían que faltaba contención y información.

PASAMOS A LA ACCIÓN: SURGE NO PAUSA 
Vuelvo a Buenos Aires y empiezo a pensar: ¿si la mayoría de la gente tiene esa inquietud por qué no hacer algo para resolverla? Una llamada telefónica de una amiga millennial fue la que hizo toda la diferencia.

Milagros Kirpach, 25, periodista, había sido alumna mía en la UCA y posteriormente auxiliar en la cátedra que yo tenía en esa institución. Milagros me quería contar de su búsqueda personal. Pensaba viajar a Australia a perfeccionar su inglés. Dejar su trabajo, repensar hacia dónde quería ir. 

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Café de por medio y solo hablé yo: de mi menopausia, de la necesidad que yo veía de visibilizar el tema, de la inexistencia de una comunidad dedicada a hablar seriamente –pero de forma accesible– sobre esta etapa.

Terminado el café ella me propone: ¿y si armamos algo? Lo que yo había empezado a pensar con Karina finalmente vería la luz.

Y al proyecto se sumó Sofía Varela, 26, publicista, brillante como pocas y con un gran objetivo en la vida: dar visibilidad a causas que tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas. Para nuestra suerte, ella se enamoró del proyecto.

Así nace No Pausa, un ecosistema de comunicación multiplataforma (sitio web, Instagram, Facebook, Twitter, Pinterest y Youtube) dedicado a hablar de forma atractiva, inteligente, empoderada e inclusiva sobre la menopausia. Sin tabúes. Sin límites. Sin miedos.

Milagros tiene un análisis que me encanta y que nos sirve como brújula: en No Pausa somos mujeres que nos encanta vivir la vida, disfrutar de las cosas y eso no va a cambiar.

Es decir, independientemente de la edad que tengamos, la menopausia en algún momento va a ser parte de nuestras vidas y nosotras -las millenials incluidas- queremos estar preparadas. Porque no pensamos dejar de ser quiénes somos por no saber qué está pasando con nuestros cuerpos.

Queremos entender, hablar, conocer experiencias y terapias para transitar por esta etapa de la mejor manera posible y acompañada por todas las herramientas que la información nos puede brindar. Poder decidir de la mano de información de calidad.

LA COMUNIDAD NO PAUSA
Cuando lo pongo en palabras parece más fácil de lo que realmente fue. Toda esa génesis se da en octubre de 2018 y recién en mayo de 2019 No Pausa ve la luz. En esos seis meses pasaron muchas cosas: conocí gente linda que se copó con el proyecto. 

Hubo también quienes se rieron del él y lo más sorprendente: mujeres que ya habían pasado por esa etapa o la estaban transitando que cuando yo pedía su opinión hablaban del tema como si hablaran de la existencia de agua en Marte. Hay muchas anécdotas bizarras. Y también muy lindos recuerdos.

Hoy somos una linda comunidad de mujeres -y algunos hombres- que interactúa. Para hablar y compartir. Que nos enseñan todos los días, nos sugieren qué investigar y nos agradecen que estemos brindando información.

En No Pausa siempre decimos que si pensáramos chiquito no hubiéramos nacido. Ahora estamos dando los primeros pasos para No Pausa Asociación Civil. Queremos llevar charlas sobre menopausia a mujeres en situación de vulnerabilidad.

Vivimos de cerca cómo la llegada de la menopausia y su combo “baja de la libido + sequedad vaginal + desinformación” por ejemplo terminó en un hecho de violencia intrafamiliar. Hoy, gracias al celular, llevar buena información a todas esas mujeres es posible. 

Y, esperamos, eso sea apenas el inicio.
Hablemos, visibilicemos.
 

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