Cada día aparecen nuevos términos en lo que a relaciones refiere. Y aunque para algunos pueda parecer molesto, lo cierto es que vienen a ponerle nombres a las conductas y a abrirnos los ojos. Así, hoy nos centraremos en el “firedooring”, algo que siempre exisistió, pero que hoy tiene un título y nos hace identificar relaciones tóxicas.
Si traducimos el concepto al castellano “fire” es fuego y “dooring” viene de puerta. Por tanto, el término hace alusión a las puertas o salidas de escape en caso de incendio. Una puerta que se abre al exterior, por seguridad, pero tan solo en una sola dirección. Y esta última frase será nuestra base.
En una relación “firedooring” hay una falta de reciprocidad entre las partes. Solo uno de los integrantes de la pareja demuestra interés real, mientras que del lado de en frente, la otra persona solo acude cuando necesita algo. Es más común de lo que pensamos, y lo que claramente escasea en estos casos es la tan mencionada responsabilidad afectiva.
Lo cruel es que en este tipo de vínculos, uno de los miembros de la pareja “entra y sale” cuando quiere, mientras que el otro se queda ahí, atascado y esperando por la atención del otro. De esta forma, la persona que hace “firedooring” comienza a provocar dependencia emocional, ansiedad y una disminución del autoestima en el sujeto que recibe el destrato.
Cuando identifiquemos este tipo de conductas lo mejor es dar vuelta la página y seguir con nuestras vidas hasta realmente encontrar a alguien que esté tan comprometido como nosotras. No mendiguemos amor en donde evidentemente no lo hay.
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